Guerra Arteaga y Leiva, Domingo Valentín. Ariano Irpino (Italia), 14.II.1660 – ?, 29.V.1742. Prior de la Real Colegiata de la Santísima Trinidad de San Ildefonso, canónigo, arzobispo de Amida y obispo de Segovia.
Domingo Valentín Guerra nació en la localidad italiana de Ariano Irpino, cercana a Benevento, cuando aquel territorio pertenecía todavía a España. Aunque nacido en el seno de una familia española se crió y educó en Italia, donde permaneció la primera mitad de su vida. El futuro prelado recibió una esmerada educación que le llevó a dominar a la perfección varios idiomas.
Domingo Valentín inició tardíamente su carrera eclesiástica, pues su ordenación sacerdotal se produjo en 1706, cuando contaba ya con cuarenta y seis años de edad. Dos años más tarde obtuvo en Roma el doctorado en Derecho. El 26 de enero de 1711 Domingo obtuvo dos beneficios en la catedral de Segovia, el decanato y una canongía. Cuando accedió a estas dos prebendas se encontraba en Roma, desde donde escribió al Cabildo segoviano para informarle de ambos nombramientos.
Tres años después, en 1714, la carrera eclesiástica de Domingo Valentín experimentó un notable impulso gracias a su nombramiento como confesor de la reina Isabel de Farnesio, segunda mujer de Felipe V. Esta designación, que causó cierta sorpresa en los círculos diplomáticos y cortesanos, le introdujo en la Corte española, en la que permanecería ya hasta su muerte.
La obligación de atender espiritualmente a la Reina impedía a Domingo cumplir con sus responsabilidades como deán y canónigo de la catedral de Segovia.
Atendiendo a esta situación, en 1715 solicitó y obtuvo del papa Clemente XI una licencia que le eximía de la obligación de residir en la mencionada ciudad castellana.
El año 1724 Benedicto XIII autorizó a Felipe V a erigir una colegiata en el recién creado Real Sitio de San Ildefonso. La nueva colegiata, encomendada a la Santísima Trinidad, contaba con un abad, doce canónigos, seis racioneros y cuatro capellanes acólitos. En 1725 el Monarca, a quien correspondía la elección del abad, escogió para ocupar por primera vez este cargo a Domingo, que al acceder al mismo hubo de renunciar al deanato y a la canongía que poseía en la catedral de Segovia. El mismo año de 1725 Felipe V consiguió para su protegido el nombramiento de arzobispo de Amida in partibus. Este hecho permitió al nuevo abad gozar de la dignidad arzobispal, una circunstancia de cierta importancia en el protocolario mundo de la Corte, que era en definitiva en el que Domingo se desenvolvía a diario.
El último nombramiento en la carrera eclesiástica de Domingo Valentín se produjo cuando Felipe V decidió presentarle para la sede de Segovia, vacante desde la muerte de Baltasar de Mendoza y Sandoval en noviembre de 1727. El nuevo prelado obtuvo su nombramiento el 8 de marzo de 1728 y tomó posesión de la sede el día 16 de abril por medio de un procurador. Como ya se ha visto, el cargo de confesor de la Reina le obligaba a permanecer en la Corte, por lo que Domingo designó como gobernador de la diócesis al vallisoletano José Francisco Magdaleno, que junto a su cargo recibió el nombramiento de obispo de Teos in partibus. De este modo, durante los catorce años que duró el episcopado del arzobispo Guerra, hasta su fallecimiento en 1742 a los ochenta y dos años de edad, fue José Francisco quien se encargó del gobierno cotidiano del obispado segoviano.
Bibl.: R. Cueto Ruiz, Pánfilos y “Cucos”: historia de una polémica segoviana, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1984, págs. 195-204; G. de Andrés Martínez, “La colección de manuscritos de Domingo Valentín Guerra, obispo de Segovia, en la Biblioteca Nacional”, en Cuadernos para investigación de la literatura hispánica, 12 (1990), págs. 227-244; B. Bartolomé Herrero, “Obispos extranjeros al frente de la diócesis de Segovia (1120-1742)”, en Estudios Segovianos, XLVIII (2005), págs. 42-45.
Bonifacio Bartolomé Herrero