Rodríguez Roglán, Juana. Elvira de Hidalgo. Valderrobres (Teruel), 28.XII.1891 – Milán (Italia), 21.I.1980. Soprano.
Era hija de Pedro Rodríguez Hidalgo, un emigrante granadino casado con Miguela Roglán. En 1902, la familia se trasladó a Barcelona y Juana Rodríguez Roglán estudió en el Conservatorio del Liceo con la soprano Conchita Bordalba. Sus excelentes cualidades provocaron su marcha a Milán, donde tuvo como maestro a Melchor Vidal. En abril de 1908, con dieciséis años, Elvira de Hidalgo debutó en el Teatro San Carlo de Nápoles como Rosina de El barbero de Sevilla, acompañada por Titta Rufo, y consiguió su primer gran triunfo. Fue reclamada para reemplazar a Selma Kurz en las representaciones de El barbero de Sevilla programadas por el Teatro Sarah Bernhardt de París. En 1911 y en 1912 repitió el mismo éxito en Montecarlo.
Elvira de Hidalgo debutó en 1911 en el Teatro Real y en el Liceo barcelonés la víspera de Reyes de 1912, interpretando el personaje de Rosina y acompañada por Stracciari. Su agilísima voz, sus notas picadas y sobreagudos, fueron inigualables. Probablemente fue en Nueva York, en cuya Metropolitan Opera House ya presentó en la temporada 1909-1910 El barbero de Sevilla y La Sonámbula, el lugar en el que con más fuerza prendió su arte, tanto por sus virtuosismos canoros como por su extrema juventud. Cuando en 1912 llegó al Teatro de la Ópera de París, adonde volvió en 1916, 1922 y 1923, Elvira de Hidalgo ya estaba convertida en una de las más grandes sopranos.
A partir de entonces recorrió los mejores teatros de los Estados Unidos, Sudamérica y Europa. En 1915, Mascagni la incorporó a su compañía.
Existen grabaciones suyas desde 1908. Un magnífico fraseo, modelo de musicalidad natural, lo agilísimo de sus agudos y la desenvoltura en escena constituyeron la base de su prestigio. Como actriz tenía una magnífica técnica y grandes facultades, unidas a una enorme dosis de salero y gracia personal en el escenario.
Sin embargo, parece que su voz decayó paulatinamente a partir de 1913. Algunos lo achacan a que el papel de Rosina, el que mayor número de veces interpretó, fue escrito por Rossini para una mezzosoprano pero, a comienzos del siglo XX, el prestigio de ciertas sopranos de coloratura provocó que el público exigiera tesituras más altas para ese rol. La cantante forzaba entonces su garganta hasta llegar al fa sobreagudo, lo que no debió de beneficiarla. Consiguió llegar a altas cimas técnicas a los diecisiete años pero, quizá, no supo administrar su voz.
En 1923 acompañó a Fleta en Rigoletto. En el londinense Covent Garden actuó de 1924 a 1926, año en el que volvió como estrella al Metropolitan neoyorquino.
Aunque Elvira de Hidalgo disminuyó progresivamente el número de sus actuaciones, se mantuvo en escena hasta 1936, año en el que se retiró para dedicarse a la enseñanza en el Conservatorio de Ankara. La invasión alemana la sorprendió en Atenas, donde tenía un contrato temporal, y la obligó a permanecer en la ciudad griega; ocupó la Cátedra del Odion Athenon hasta el fin de la contienda. Allí tuvo como alumna a María Kalogeropoulos (María Callas), a la que decidió formar metódicamente hasta convertirla en la más famosa artista del bel canto de la segunda mitad del siglo XX. María Callas heredó muchos de los rasgos técnicos de su maestra, especialmente en la forma de acometer los agudos y sobreagudos, de gran pureza en el caso de Elvira de Hidalgo. En un disco comparativo figuran las mismas arias cantadas por maestra y discípula. Elvira de Hidalgo encauzó la trayectoria de su discípula y la recomendó en 1945 al tenor-empresario Giovanni Zenatello, que dio inicio a su brillante carrera internacional.
La relación entre ambas fue prácticamente de madre e hija, como se constata en la correspondencia publicada. En ocasiones, cuando María Callas se encontraba lejos de Elvira de Hidalgo, ésta le llegó a dar clases por teléfono.
En 1954 Elvira de Hidalgo volvió a ocupar la Cátedra del Conservatorio de Ankara en el que formó a una nueva gran discípula, Leila Gencer. En 1959 Elvira de Hidalgo se estableció en Milán: el Teatro de la Scala la nombró maestra única de canto en su Conservatorio, y ocupó una plaza vacante. Allí murió en 1980.
Realizó un total de cuarenta y dos grabaciones: cuatro registros con acompañamiento de piano, para la Columbia italiana en discos de veinticinco centímetros (Milán, 1908). Entre 1908 y 1909, realizó en Milán diecinueve grabaciones con acompañamiento orquestal para la Fonotipia (discos de cara doble de veintisiete centímetros), trece grabaciones de ópera, incluyendo un dúo con Antonio Magini-Coletti; cuatro canciones españolas, una romanza de zarzuela y un aria de bravura. En 1924, en Londres llevó a cabo diez grabaciones con acompañamiento orquestal para la Columbia inglesa (discos de doble cara de veinticinco y treinta centímetros); cinco fragmentos operísticos, dos de zarzuela, dos canciones españolas y una rusa. Entre 1933 y 1934 en Atenas realizó nueve registros para La Voz de su Amo griega, acompañada de piano: seis cantos helenos y tres españoles, incluyendo Clavelitos, de Cadenas y Valverde, cantado en griego.
Los temas más repetidos en estas grabaciones son las romanzas operísticas de El barbero de Sevilla (cinco), Dinorah (cuatro), Sonámbula (tres); la zarzuela Las hijas del Zebedeo (dos) y el citado Clavelitos (dos). Todos estos discos gozaron de aceptación y fueron reeditados en los Estados Unidos, Inglaterra, Italia, Brasil y Argentina, incluso en la época del disco de vinilo. En España no se ha editado ninguno desde 1924.
Bibl.: E. Fauquié González, “Hidalgo, Elvira de”, en VV. AA., Gran Enciclopedia de Aragón, t. VI, Zaragoza, Unali, 1981, pág. 1678; E. Gastón, “Noticia de Elvira de Hidalgo”, en El Bosque, 1 (enero-abril de 1992), págs. 113-121; F. Hernández Girbal, Cien cantantes españoles de ópera y zarzuela (siglos XIX y XX), Madrid, Lyra, 1994, págs. 206-209; J. Elúa Veiga, “María Malibrán, María Callas y Elvira de Hidalgo”, en Tomito Compendio (Bilbao, Grafilur), 1 (1994), págs. 158- 167; J. Martín de Sagarmínaga, Diccionario de cantantes líricos españoles, Madrid, Fundación Caja de Madrid-Acento, 1997, págs. 179-183; M. E. Cortizo, “Hidalgo, Elvira de”, en E. Casares Rodicio (dir. y coord.), Diccionario de la música española e hispanoamericana, vol. VI, Madrid, Sociedad General de Autores y Editores, 2000, pág. 286; L. Campos, “Elvira de Hidalgo, diva y maestra”, en Mujeres aragonesas, Zaragoza, Ibercaja, 2001, págs. 125-130; J. Barreiro, Voces de Aragón, Zaragoza, Ibercaja, 2004, págs. 48-54.
Javier Barreiro