Fue hija de Diego García y de Constanza de Toledo, y sobrina de un arzobispo de Toledo en cuya persona difieren los biógrafos (Álvaro o Vasco de Toledo, hermano de la madre, y Gómez Manrique, hermano del padre). Siendo niña ingresó en el convento de San Pedro de las Dueñas; allí aprendió a leer, escribir, cantar y rezar. Siendo mayor recibió la invitación del convento de clarisas de Tordesillas para que ingresara en él.

Viviendo ya en la casa paterna se juntó con la señora Mayor Gómez, y ambas decidieron seguir a Jesucristo en los más necesitados para los que pedían limosnas por las calles de Toledo, dedicándose luego a la oración y a la penitencia. Huyeron temporalmente a Talavera cuando supieron de la presencia del rey Pedro I y los comentarios que alguien le hizo de su persona, queriendo congraciarse con él, y después se refugiaron en la ermita de la Virgen de la Sisla a las afueras de Toledo hasta que se supo el fratricidio de Montiel, en 1369. Conoció que en Toledo había una congregación de mujeres piadosas recogidas en una casa, bajo la obediencia de María de Soria, y allí ingresaron. [...]