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Francisco María Spínola y Spínola

Biografía

Spinola y Spinola, Francisco María. Duque de San Pietro in Galatina (III), en Italia. Génova (Italia), 1659 – Aranjuez (Madrid), 15.V.1727. Militar.

Hijo de Juan Felipe Spinola (Génova, 1610 – 1660), II duque de San Pietro in Galatina, y de Verónica Spinola (Génova, 1628 – 1689), protectora de la iglesia de San Teodoro en Génova, hoy basílica de San Francisco de Paula, donde aún se conserva su sepulcro. Pertenecía a una de las familias más importantes de Génova, tradicionalmente vinculada al servicio de la Monarquía Hispánica.

Su abuela paterna, María Spinola (1577-1643), era hermana del famoso Ambrosio (1569-1630), el expugnador de Breda, y su marido, Juan Bautista Spinola (1567-1629), fue honrado por Felipe IV con el título ducal de San Pietro in Galatina (6 de abril de 1621) sobre uno de sus feudos napolitanos, cerca de Lecce (hoy Galatina). Francisco añadió a dicho título la Grandeza de España de 2.ª clase, que le concedió Carlos II (29 de octubre de 1679), estando ya casado (19 de noviembre de 1675) con Isabel Spinola y Colonna (Milán, ? – Madrid, 1700), con quien se instaló en la Corte de Madrid. Su esposa era hija de Paolo Vincenzo Spinola (Milán, 1628 – Madrid, 1699), III marqués de los Balbases, duque de Sesto y Sanseverina, y de Ana Colonna (Guisa, Sicilia, 1629 – Madrid, 1689).

En 1681, asegurada su descendencia con dos varones, se ofreció para servir en el Ejército de Milán, pero no fue hasta 1683 cuando sentó plaza de soldado de Infantería; poco después se le confió una compañía en el Tercio de Saboya y, a primeros de marzo de 1684, sucedió al bailío fray Francisco Fernández de Córdoba y Aguilar como maestre de campo del tercio n.º 5 de Infantería española que servía en dicho Estado, que no llegó a tener nombre propio a lo largo de su existencia (1680-1698).

El duque de San Pedro, como se le conocía en España, se ausentaba con frecuencia, cubriendo el servicio el capitán comandante José de Riera y Puchalt (1645-1707), futuro maestre de campo del Tercio de Valencia, que declaró “haberlo gobernado durante 5 años por faltar el duque y su sargento mayor” (Archivo Histórico Nacional, Est., 1336). Quizá por ello, el conde de Fuensalida propuso reformarlo en 1687 “para aliviar las cargas del Estado”, pero no lo estimó así el Consejo de Estado, que recomendó al Rey su conservación.

En 1689, cuando se declaró una nueva guerra con Francia, el duque se hallaba con licencia en la Corte y no regresó a Milán a tiempo de mandar su tercio en la batalla que se dio junto a la abadía de Staffarda (18 de agosto de 1690), donde combatió a las órdenes del referido Riera, ya ascendido a Sargento mayor de la unidad.

Por entonces, negociaba la adquisición de feudos vacantes en el Estado, habiendo propuesto comprar Varesse (1689-1690) y Casalmaggiore (1691-1694), con sus jurisdicciones, antes de que se aprobara venderle los derechos de la Monarquía sobre Sabionetta (1693), en concurrencia con el duque de Mantua. Para tratar tales asuntos hubo de reunirse a menudo con una Junta designada al efecto en la Corte, que las proponía una vez oído el Consejo secreto (Milán) —que rechazó la de Casalmaggiore— y pulsada la opinión de las comunidades afectadas, de las cuales se opuso Varesse. Entre tanto, su tercio fue deshecho en la batalla de Orbassano, llamada también de la Marsaglia o Marsaille (4 de octubre de 1693), donde murieron doce de sus capitanes y otros dos cayeron prisioneros. Cabe añadir, en su descargo, que tanto en 1689 como en 1692 había solicitado renunciar a su mando, sin que le fuera aceptado, y que para reconstruirlo empleó su propio peculio. Regresó a Italia en 1694, acompañado por su hijo Lucas, de catorce años, y numerosos reclutas cuya generosa prima de enganche pagó a su costa. A cambio, su hijo sentó plaza de capitán en el tercio (1695) y, en octubre de 1696, sería designado para sucederle al mando del mismo, siendo finalmente disuelto en 1698.

El duque se retiró del servicio activo al concluir la campaña de 1696, con licencia real, dedicándose a reorganizar su estado de Sabionetta y a limar asperezas con el duque de Mantua y el Emperador, opuestos a su soberanía. Tras el cambio dinástico en España, hubo de acudir también a París, Corte ante la que apeló sus derechos el mantuano Carlos III Gonzaga, duque de Nevers en Francia, que no cejaría en su pretensiones hasta su muerte (1708). Para entonces, Sabionetta había sido ocupada militarmente por Emperador (1707), abriéndose un largo proceso compensatorio que no tendría solución hasta 1725, al firmarse el tratado de paz entre España y el Imperio.

A pesar del decidido apoyo que le mostró Felipe V, Francisco no llegaría a recuperar ni la mitad de lo que había pagado en su día al tesoro español, que el Monthly Mercury evaluó, en julio de 1693, en 410.000 coronas, sin incluir el coste anual del mantenimiento de la guarnición militar, que suponía otras 6000 coronas anuales.

En París, casó por segunda vez (5 de enero de 1704) con María Teresa Colbert de Croissy (1682-1769), hermana del marqués de Torcy, ministro de Luis XIV, ya viuda del marqués de Reynel, a quien instaló en Génova mientras se reintegraba al Ejército. Pese a su larga ausencia de ocho años, el 8 de febrero de 1705 fue ascendido a teniente general de los Reales Ejércitos, con el empleo de capitán general de la Caballería Ligera del Estado y el accesorio de coronel del regimiento de su propia guardia. Mandó la Caballería milanesa en las victoriosas batallas de Cassano (16 de agosto de 1705), sobre el príncipe Eugenio, donde no llegó a intervenir porque sólo combatió la Infantería; Calcinatto sul Chiese (19 de abril de 1706), sobre el danés conde de Reventlov, y Castiglione delle Stiviere (9 de septiembre de 1706), sobre el Landgrave de Hesse, donde tuvo a su cargo la reserva. Dos días antes de esta batalla, el príncipe Eugenio de Saboya había sorprendido las trincheras francesas que asediaban Turín (7 de septiembre de 1706), provocando la retirada del Ejército del duque de Orleans a Pignerol y después a Francia. Ante la imposibilidad de oponerse al ejército del príncipe Eugenio, las plazas del Estado fueron cayendo en poder de los imperiales, algunas —como Alessandria (21 de octubre de 1706)— sin llegar a defenderse más que tibiamente; otras, como Milán (24 de septiembre) o Pavía (2 de noviembre), declarándose por el archiduque. El príncipe de Vaudemont, gobernador del Estado, estableció una línea defensiva en torno a Cremona, Mantua, Módena y Brescia, confiando al duque de San Pedro el mando de un pequeño cuerpo de ejército; finalmente, sabiendo que no sería reforzado por el duque de Orleans, capituló la salida de sus tropas de Italia (13 de marzo de 1707), que pasaron por Susa a Francia. El castillo de Milán, el de Finale y otros que aún resistían, fueron también evacuados, cerrándose así el ciclo de la dominación española en Lombardía (1535-1707).

Aunque la mayoría de las unidades militares de lo que fuera el Ejército de Milán fueron repatriadas (salvo las suizas y algunas italianas), los empleos de su plana mayor quedaron reformados. Francisco sirvió algún tiempo como mayordomo mayor de la reina viuda, Mariana de Neoburgo, alojada en el palacio que el duque de Gramont tenía en Bayona, ciudad donde a la sazón estaban confinados numerosos partidarios de la causa austracista. Es probable que desarrollara alguna misión informativa, quizá con éxito, porque a su regreso a la Corte (1709), Felipe V le concedió una pensión y el nombramiento de gentilhombre de su cámara, empleando también a su esposa francesa como dama de la reina Gabriela de Saboya (fallecida en 1714). Isabel de Farnesio, nueva reina de España, renovó y amplió el favor de ambos cónyuges, ocupando Francisco el cargo de mayordomo mayor y su esposa el de camarera mayor o primera dama de la Casa de la Reina. Interin, ascendió a capitán general de los Reales Ejércitos (entre 1715 y 1718) y, a la muerte de Melchor de Avellaneda (1653- 1719), I marqués de Valdecañas, fue designado para sucederle al frente de la capitanía general de Valencia, con la presidencia de su Audiencia y el gobierno militar de Murcia, que desempeñaría hasta 1724.

El 25 de mayo de 1719 remitió a la Corte un proyecto para la reforma de los corregimientos valencianos, recomendando la ocupación de dichos puestos por militares de alta graduación, tanto por su capacidad para hacerse respetar por la población como para recompensar sus servicios castrenses, si bien preveía reducir su número mediante la supresión de algunos y su incorporación territorial en otros. El Consejo estudió la propuesta, recibida el 10 de junio, pero rechazó argumentalmente sus innovaciones; sin embargo, el Rey aprobaría tal en enero de 1725, una vez concluido su mandato. Sin duda, quiso evitar algún disgusto a su fiel servidor, a quien demostró su estima —que subraya el coetáneo marqués de San Felipe— nombrándole ayo del infante don Carlos (1724- 1727) y mediando tanto ante el Emperador, para la salvaguarda de sus derechos sobre Sabionetta (1725), como ante Luis XV para su recepción en la Orden del Espíritu Santo (3 de junio de 1724), cuyo collar no llegó a serle impuesto porque le llegó antes la muerte.

El duque de Saint Simon le describió como “un hombre muy alto, delgado, rubio, bien formado, de excelente presencia que denotaba su gran señorío, muy instruido, de ademanes nobles y corteses que hacían muy agradable su compañía”. Señala también que gozaba de excelente reputación en la Corte, donde recibía muchos agasajos, y elogia la hospitalidad de su casa madrileña.

Su viuda, en la que no tuvo descendencia, se fue a París hacia 1733, fijando allí su residencia pese a las instancias de la Reina para que regresara a su servicio.

Francisco María Spinola era duque de San Pietro in Galatina (III) (1661) y de Sabbioneta (1693), príncipe de Molfetta, marqués de Noha, conde de Soleto, barón de Borgagne y Pasulo, señor de Padulano, Pisanello y San Salvatore.

 

Obras de ~: Informe del Duque de San Pedro sobre los corregidores Militares, Valencia, 25 de mayo de 1719 (ms., Archivo Histórico Nacional, Consejos, 17984).

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, E, 3473, Responsabilidad indebida que exige el Emperador al duque de San Pedro por no haber entregado Sabbioneta al príncipe de Bozzolo, 1695; leg. 3430; E, 3404, 3423, 3427, 3430 y 3471; Archivo Histórico Nacional, E, 1336, E, 193.

F. Cassoni, Vita di Ambrogio Spinola, l’espugnator delle piazze, Genova, Casamara, 1691; VV. AA., The present state of Europe, or the Historical and Political Monthly Mercury, vol. IV, n.º 7 (july, 1693), pág. 240; Coll ezione di scritture di regia giurisdizione, vol. 30, Firenze, 1786, págs. 93-97 [sobre su testamento, otorgado en Aranjuez, el 11 de mayo de 1717, y sus herederos]; A. Chiusole, La genealogia delle case piu illustri di tutto il mondo, Venezia, G. Recurti, 1743, pág. 602; L. Rouvroy, Duque de Saint-Simon, Mémoires, ed. de M. Chéruel, París, Hachette, 1856-1858, 19 vols. [sobre todo, vol. XVIII, págs. 398-400]; M. A. Teulet, “Les chevaliers de l’Ordre du St. Esprit depuis son origine jusqu’à son extintion, 1578- 1830”, en Annuaire Bulletin de l’Histoire de France (1863), págs. 32-214, pág. 137; E. Giménez López, Militares en Valencia (1707-1808): los instrumentos del poder borbónico entre la Nueva planta y la crisis del Antiguo Régimen, Alicante, Instituto de Cultura “Juan Gil-Albert”, 1990; V. M. Márquez y L. Valero, El libro de Oro de los duques, Madrid, Prensa y Ediciones Iberoamericanas, 1994, págs. 322-323; Ch. Weber y M. Becker, Genealogien zur Papstgeschichte, vol. II, Stuttgart, A. Hiersemann, 1999, pág. 54.

 

Juan Luis Sánchez Martín