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Diego López Cogolludo

Biografía

López Cogolludo, Diego. Alcalá de Henares (Madrid), 1614 – Mérida de Yucatán (México), 1665. Misionero franciscano (OFM) de Yucatán e historiador.

Nació, según él mismo manifestó, en Alcalá de Henares (Madrid), en cuyo convento franciscano de San Diego cursó los estudios eclesiásticos y tomó el hábito franciscano el 31 de marzo de 1629.

También según afirmación suya, el 8 de julio de 1834 se embarcó en Cádiz junto con otros veinticuatro franciscanos rumbo a Yucatán, si bien en los fondos de la Casa de la Contratación referentes a las expediciones misioneras solamente se conserva la lista de doce de estos veinticinco expedicionarios, entre los cuales no figura precisamente él.

A su participación en esta expedición aludió él mismo en nada menos que en cuatro pasajes de su Historia de Yucatán, en uno de los cuales dice textualmente: “De los cuales vine yo el menor en todo”, frase que refleja un indudable sentimiento de humildad, pero que, posiblemente, se base también en una circunstancia cronológica en el sentido de que era el más joven de sus compañeros de expedición, cuya edad, en el caso de los doce que es conocida, oscilaba entre los veinte y los cuarenta y dos años, lo que induce a situar su fecha de nacimiento en 1614.

Su primera ocupación en Yucatán consistió en dedicarse en Mérida al aprendizaje del idioma indígena, lo que él mismo relató como si se tratara de una novedad, pues afirmaba que un tal fray Juan Coronel “solicitó mucho tiempo de los religiosos de las misiones que venían de España que estudiasen luego el idioma de los naturales con todo cuidado”, para lo cual “redujo el arte antiguo a más breve método y lo leyó muchos años siendo maestro de su enseñanza” en el convento de Mama.

Este aprendizaje que, como se ve, constituyó una costumbre anterior al propio López Cogolludo, parece haber constituido durante tres años su principal obligación, pues no vuelve a aparecer en la vida activa de la Orden hasta 1637, fecha en la que fue designado secretario del padre Luis de Vivar para realizar una visita canónica (especie de inspección oficial) a los conventos y miembros franciscanos de la península yucateca, denominada de San José.

En 1639 aparece ejerciendo de superior del convento de Mani, cargo cuya duración normal era de tres años, salvo reelección, por lo que, concluido su período inicial, es decir, en 1542, se trasladó de nuevo a Mérida para ejercer en el convento franciscano el cargo de lector o profesor de Filosofía y de Teología, cometido del que no consta su duración, pues solamente se dice que lo desempeñó durante varios años. Esta labor no le impidió formar parte en 1543 de una comisión de especialistas designados para emitir un dictamen sobre el problema de jurisdicción que los franciscanos mantenían con el clero secular, en el que, como es lógico, se pronunció a favor de su Orden.

Por el carácter transitorio y más bien breve de la función, en 1650 volvió a acompañar a un visitador, en este caso al padre Antonio Ramírez, también en calidad de secretario, como lo había hecho en 1543, en su visita oficial a la provincia franciscana de Guatemala, tras lo cual, finalizada la visita, acompañó al mismo padre Ramírez a la Ciudad de México, donde permaneció algún tiempo en ocupaciones propias de la Orden.

En 1651 fue elegido superior del convento de Mosul, lugar donde, según él mismo y no obstante las obligaciones anejas al cargo, le permitieron imprimir un gran avance a la Historia de Yucatán que había comenzado a elaborar hacía ya tiempo.

En agosto de 1654 fue elegido definidor o consejero del provincial, mientras que en el siguiente mes de octubre le sobrevino, como él mismo relató, “un achaque no peligroso de muerte, pero penosísimo, que se iba extendiendo por todo el cuerpo muy apresuradamente”, proceso que intentó atajar inútilmente con “remedios” considerados muy eficaces, pero que eran muy dolorosos.

El 16 de marzo de 1663 fue elegido provincial para el trienio 1663-1666, pero parece que falleció en 1665, fecha en la que aparece otro franciscano desempeñando ese mismo cargo de provincial, sin que él hubiera cumplido su trienio ni renunciado a él.

A su fallecimiento dejó manuscrita su amplísima Historia de Yucatán, por la que es conocido principalmente. Su elaboración la había iniciado en 1647 y concluido en 1656.

Se trató de un trabajo realizado de una manera esporádica y en medio de muchas dificultades porque, como afirma un contemporáneo suyo, “los diversos cargos que desempeñó en su orden le impedían fijar su residencia en un solo lugar y le obligaban a viajar ordinariamente llevando sus manuscritos entre su pequeño equipaje y trabajando unas veces en Mérida y otras en diversos pueblos de la provincia”, entre los que él mismo enumera los conventos de Sotuta, Telkax, Izamal, Cacalchen, Motul y Oxkutcaba.

La obra permaneció inédita hasta 1688, fecha de la licencia de impresión por parte de la Orden, que es la que consigna este dato y lo que permitió que apareciera impresa en Madrid, en la imprenta de Juan García Infanzón, con el escueto título de Historia de Yucatán, compuesta por el M. R. P. Fr. Diego López Cogolludo, lector jubilado y padre perpetuo de dicha provincia /franciscana/, en un volumen de 25 cms y 760 páginas.

Este tan sencillo epígrafe fue sustituido en la segunda edición de la obra, por el siguiente: Los tres siglos de la dominación española en Yucatán, o sea, Historia de esta provincia desde la conquista hasta la independencia. Escribiola el P. Fr. Diego López Cogolludo, provincial que fue de la orden franciscana, Campeche, 1842. Con este nuevo título volvió a editarse en México, en su tercera edición, en 1867-1868, mientras que en 1954-1955 volvió a aparecer en Campeche con el original, lo mismo que sucedió en las ediciones de México (la 5.ª) de 1957 (edición facsimilar de la de 1688) y en Graz (Austria) en 1971, en este último caso pobremente editada en dos volúmenes, en castellano.

Su gran extensión la refleja el hecho de que esté integrada por más de doscientos capítulos distribuidos en doce libros (carentes de epígrafe), de los que los tres primeros, más la mitad del cuarto están dedicados a la actuación en Yucatán de Hernán Cortés y de los dos Montejos, padre e hijo, así como a diversos sucesos acaecidos durante esa etapa, mientras que la segunda mitad del cuarto, junto con el quinto, noveno, décimo, undécimo y duodécimo están consagrados a temas de índole religiosa, principalmente a los franciscanos, a diferencia de los libros seis a ocho, en los que predominan los asuntos varios.

Llama la atención el hecho de que al “gobierno espiritual y temporal de los indios” no le dedique más que dos capítulos del libro cuarto, cuando lo más corriente en este clase de obras, incluidas las historias puramente eclesiásticas, se le suele prestar mucha atención, hasta el punto de que suelen ser ellas las que nos ilustran sobre los indígenas americanos prehispánicos, tema que incluso suele preceder a la historia que ellos mismos se proponen relatar.

 

Obras de ~: Historia de Yucatán, compuesta por el M. R. P Fr. Diego López Cogolludo, lector jubilado y padre perpetuo de dicha provincia /franciscana/, Madrid, Imprenta de Juan García Infanzón, 1688 (eds. Los tres siglos de la dominación española en Yucatán, o sea, Historia de esta provincia desde la conquista hasta la independencia. Escribiola el P. Fr. Diego López Cogolludo, provincial que fue de la orden franciscana, Campeche, 1842 (México, 1867-1868); Historia de Yucatán, compuesta por el M. R. P. Fr. Diego López Cogolludo, lector jubilado y padre perpetuo de dicha provincia franciscana, Campeche, 1954-1955; Historia de Yucatán, ed. facs. de la de 1688, de I. Rubio Mañe, México, Editorial Academia Literaria, 1957; Graz (Austria), 1971, 2 vols.

 

Bibl.: T. Hernando, “La descripción de la fiebre amarilla por Fr. Diego López Cogolludo”, en Finlay (La Habana), n.º 5 (1965), págs. 45-58.

 

Pedro Borges Morán

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