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José Codina Castellví

Biografía

Codina Castellví, José. Reus (Tarragona), 27.II.1867 – Madrid, 28.VI.1934. Médico, tisiólogo.

Nacido en el seno de una humilde familia, realizó sus estudios de bachillerato entre Reus y Tarragona para posteriormente cursar la carrera de medicina en la Facultad de Barcelona. Acabada la licenciatura en 1887, ejerció como médico rural en Bellmunt (Tarragona) durante dos años. Influido por su maestro Laureano Calderón y Ayala, en 1891 se desplazó a Madrid, donde obtuvo el grado de doctor por la Universidad Central con la defensa de la tesis De la polakibrequia en el tratamiento de la fiebre tifoidea. Ya doctor, se le presentó la oportunidad de presentarse a unas oposiciones al Cuerpo de la Beneficencia Municipal de Madrid, que ganó. Este hecho le supuso su anclaje definitivo en Madrid, donde tuvo una rápida progresión.

En 1894, nuevamente por oposición, ganó una plaza en la Beneficencia Provincial como médico de sala del Hospital General de Madrid. Enormemente trabajador y preparado, en 1898 fue designado miembro del claustro de profesores de la Escuela del Ateneo de Madrid y en 1903, nombrado profesor agregado de Clínica médica de la Facultad de Medicina de Madrid.

Fue también director del Real Dispensario antituberculoso Príncipe Alfonso de Madrid y, más tarde, del Sanatorio Victoria Eugenia de Valdelatas.

Afamado clínico internista, destacó ante todo en el área de las enfermedades infecciosas; su labor más reconocida fue como tisiólogo y en particular en la lucha contra la tuberculosis. Su trabajo tuvo gran repercusión, por lo que se le puede considerar uno de los pioneros en España de la tisiología y de la organización de la lucha contra la tuberculosis. Su prestigio le llevó a ser nombrado en 1906 vocal permanente de la oficialmente creada entonces Lucha Antituberculosa, y más tarde su director. Su labor en ésta y en el dispensario fue de primera magnitud, no sólo por su quehacer en el mejor diagnóstico y tratamiento de estos enfermos, sino por su capacidad de formar médicos conocedores a fondo de esta enfermedad. Trabajó exitosamente en los aspectos de prevención de la tuberculosis, sobre el diagnóstico precoz, así como sobre los aspectos sociales en relación con este problema, los cuales se encontraban muy descuidados no sólo por los médicos y las enfermeras, sino también por los políticos. Su trabajo en este campo hizo que se introdujeran importantes cambios en la prevención de la tuberculosis y que la propia sociedad conociera determinados principios obligados para evitar el contagio o transmitir a otros la enfermedad. A su lado se formaron gran número de médicos que no sólo conocieron mejor la tuberculosis, sino que comprendieron el mensaje que él transmitía en relación a la multitud de factores o agentes que intervienen en la prevención y tratamiento de la enfermedad. Entre otros muchos de sus discípulos, cabe citar a Juan Abelló Pascual y Aureliano González Gutiérrez. Además, queda en su obra el haber sido a lo largo de su vida un internista integral, defensor de que, con independencia de la parcela a que cada médico se dedicara preferentemente, no podía abandonar la visión global de la persona enferma.

Como consecuencia de lo anterior y de su mentalidad científica, asistió asiduamente tanto a los congresos nacionales e internacionales de Medicina interna como a los relacionados con la tuberculosis, destacando en todos ellos por su activa participación, bien presentando ponencias o comunicaciones. En 1931 fue designado presidente de la Sociedad Española de Tisiología, de la que al acabar su mandato en 1933, se le nombró presidente honorario.

Sus numerosas publicaciones abarcaron tanto temas generales dentro de la medicina interna, como en el campo de las enfermedades infecciosas y, más concretamente, sobre la tuberculosis que hacía estragos por esos años en la sociedad española. De sus libros son destacables Demostración clínica del contagio en la tuberculosis, libro tremendamente interesante que ponía de manifiesto determinadas forma de contagio no bien conocidas en ese momento por los médicos, así como otro fuera de este terreno titulado De la uremia. En relación con las enfermedades infecciosas, hizo aportaciones sobre las pulmonías gripales tratadas por las inyecciones de suero artificial, sobre la necesidad de vacunar o revacunar a los recién llegados a las localidades en donde reinaba endémicamente la viruela, enfermedad por entonces frecuente en algunas áreas españolas, así como un magnífico estudio clínico-terapéutico sobre las llamadas fiebres eruptivas, la viruela, el sarampión y la escarlatina. En el campo de la tuberculosis, no hubo aspecto de la enfermedad sobre el que no hiciera alguna publicación, destacando siempre su experiencia en base a sus observaciones personales. Sobresalen en esta área sus publicaciones sobre la albumino-reacción en la tuberculosis pulmonar, los diversos resultados que obtenía en los tuberculosos pulmonares hospitalizados con tuberculina y suero antituberculoso, así como diversos estudios sobre el tratamiento de la tuberculosis con las innovaciones más importantes que se iban introduciendo por esos años, tal es el caso del orosanil, el biosulfato doble de oro y sodio y la sanocristina. Se ocupó además de publicar y difundir la importancia de la lucha antituberculosa y el papel que desempeñaban en el diagnóstico precoz y seguimiento de estos pacientes los dispensarios que se crearon. Igualmente realizó interesantes publicaciones sobre el problema social de la tuberculosis en la provincia de Madrid.

Fue académico correspondiente de la Academia de Ciencias de La Habana y por premio de la Real Academia de Medicina de Barcelona. Otros trabajos suyos fueron premiados por la Academia Médico Quirúrgica madrileña y por el Instituto Médico Valenciano.

Estaba en posesión de diversas condecoraciones, como la Cruz de la Beneficencia por su labor en la epidemia de viruela de Madrid en 1886, la Gran Cruz de la Orden Civil de Sanidad, y era caballero de la Orden de Carlos III y comendador de la Orden Militar de Santiago de la Espada de Portugal. Fue, además, decano del Cuerpo Médico-Farmacéutico de la Beneficencia Provincial.

En 1902 ingresó como académico de número en la Real Academia Nacional de Medicina con el discurso Indicaciones terapéuticas fundamentales y medios de llenarlas en la fiebre, que fue contestado por Antonio Espina y Capo. Ocupó el sillón número 18, que lo había sido anteriormente por Basilio San Martín y Olaechea. Años más tarde fue elegido vicepresidente de la institución.

Durante la legislatura 1921-1922 fue senador designado por la Real Academia Nacional de Medicina.

 

Obras de ~: Demostración clínica del contagio en la tuberculosis, Barcelona, Gaceta Médica Catalana, Tipografía La Académica de Serra Hermanos y Rusell, 1895; De la uremia, Madrid, Nicolás Moya, 1903; Necesidad de vacunar o revacunar a los recién llegados a las localidades en donde reina endémicamente la viruela, Barcelona, Tipografía La Académica de Serra Hermanos y Rusell, 1899; Crítica de la exploración diagnóstica moderna en la tuberculosis pulmonar, Zaragoza, Tipografía y Papelería M. Payá y Compañía, 1910; Nuevas investigaciones acerca de la albumino-reacción en la tuberculosis pulmonar, Madrid, V. Tordesillas, 1911; Resultados obtenidos en los tuberculosos pulmonares hospitalizados con tuberculina y suero antituberculoso, Madrid, Nicolás Moya, 1912; El problema social de la tuberculosis en Madrid, Imprenta Enrique Teodoro, 1916; La dosificación de la sanocristina y sus efectos terapéuticos próximos en la tuberculosis pulmonar, Zaragoza, Alberto Uriarte, 1927; Evolución terapéutica de la tuberculosis pulmonar, Madrid, Sucesores de F. Peña Cruz, 1929; El orosanil en la tuberculosis pulmonar. Nueva serie de casos tratados por el biosulfato doble de oro y sodio, Madrid, Sucesor de Enrique Teodoro, 1929.

 

Bibl.: J. Álvarez Sierra, “El Dr. Codina y la tisiología española”, en Siglo Médico, 94 (1934), págs. 19-25; V. Matilla, “Codina Castellví”, en 202 Biografías Académicas, Madrid, Real Academia Nacional de Medicina, 1987, págs. 111-112; M. Díaz-Rubio, Médicos españoles del siglo xx. Segunda serie, Madrid, You & Us, S.A., 2003.

 

Manuel Díaz-Rubio García

 

 

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