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Genaro Olivié Hermida

Biografía

Olivié Hermida, Genaro. Vigo (Pontevedra), 11.VIII.1889 – Paracuellos del Jarama (Madrid), 8.XI.1936. Aviador militar.

Nació en el seno de una familia gallega; era hijo de Manuel Olivié Cousiño y de Socorro Hermida González. Al aprobar los exámenes de ingreso fue nombrado alumno de la Academia de Ingenieros de Guadalajara en julio de 1907, a cuyo centro se incorporó en septiembre del mismo año. Realizó los tres primeros años con aprovechamiento, por lo que en julio de 1910 fue promovido al empleo de segundo teniente alumno de Ingenieros. Durante los dos siguientes años, además de sus estudios académicos, realizó prácticas de Ingenieros en Bilbao, Burgos, Ávila y Madrid. El 25 de junio de 1912, terminó sus estudios militares y fue promovido al empleo de primer teniente y destinado al 2.º Regimiento Mixto de Ingenieros, de guarnición en Madrid.

En septiembre de 1912, marchó con su compañía al Polígono de Retamares (Carabanchel, Madrid) para ocuparse en los trabajos de escuela práctica que tenía asignado su Regimiento. A finales de mes fue destinado en comisión a las prácticas previas de aviación militar incorporándose al Parque Militar de Aerostación de Guadalajara, donde realizó varias ascensiones en globo cautivo y vuelos de pasajero en aeroplano. Desde Guadalajara se trasladó al aeródromo de Cuatro Vientos (Madrid) para continuar las prácticas aerosteras. La primera ascensión en globo libre la efectuó el 31 de octubre de 1912, saliendo como tripulante en el globo Montaña desde dicho aeródromo y efectuando el aterrizaje, horas más tarde en Liria (Valencia). A finales de noviembre fue declarado apto para ser aspirante de piloto de aviación y se dispuso que siguiera el curso de piloto y observador de aeroplano en el aeródromo de Cuatro Vientos (Madrid).

Sus entrenamientos y prácticas del curso de piloto los efectuó con la tercera promoción de pilotos militares españoles; durante su curso se incorporó como profesor de la Escuela de Aviación el infante Alfonso de Orleans y Borbón, que obtuvo el título de piloto en Francia. Con estas tres promociones quedó formado el núcleo de oficiales que, en cooperación técnica y práctica, tanto profesores como alumnos, fueron la vanguardia de las fuerzas aéreas españolas para la conquista del espacio. El día 16 de diciembre de 1912, el teniente Olivié efectuó, con éxito satisfactorio, las pruebas tanto de piloto militar como las de la Federación Aeronáutica Internacional, siendo declarado piloto aviador.

Desde sus comienzos en Aeronáutica destacaron sus conocimientos técnicos y por ello no es de extrañar que, en febrero de 1913, ya formara parte de la Comisión española que marchó a París, para adquirir y recepcionar varios motores para la incipiente aviación militar. Durante el primer trimestre de este año, continuó realizando vuelos de perfeccionamiento en comisión de servicio, hasta el 21 de mayo, en que fue destinado al servicio de Aeronáutica Militar, abandonando el 2.º Regimiento de Zapadores Minadores, denominación actualizada de su destino (2.º Regimiento Mixto). Hasta octubre continuó realizando vuelos de perfeccionamiento en Cuatro Vientos. Durante ese período participó en el primer servicio militar aéreo de una formación de aviones. Fue el 14 de julio de 1913 cuando nueve aviones se trasladaron desde el aeródromo de Cuatro Vientos al pueblo de Ciempozuelos, siguiendo una ruta previamente fijada.

El vuelo se realizó a 700 metros de altura y la formación permaneció en el aire durante hora y media.

Cuando en agosto de 1913, el Gobierno español decidió iniciar las operaciones contra el Raisuni, cabecilla rebelde de la cabila de Beni Arós, el ministro de la Guerra, el conde de Serrallo (Ramón Echagüe), ordenó que se formara una escuadrilla para cooperar con el Ejército de África en las operaciones de Tetuán. Fue un momento crucial para la Historia de la Aeronáutica mundial y en especial para la Aviación española. España es pionera en emplear la aviación en operaciones de guerra.

La escuadrilla que estaba formada por ocho aeroplanos para volar y cuatro de repuesto, era mandada por el capitán Kindelán y en ella figuraba como piloto el primer teniente Genaro Olivié. Salió el convoy de Madrid por ferrocarril el 22 de octubre de 1913 y, después de una travesía marítima desde Algeciras en el buque Almirante Lobo, llegaron a Ceuta, desde donde fueron transportados al Campamento de Adir (Tetuán), donde se establecieron el 28 de octubre. Realizando vuelos, tanto de piloto como de observador permaneció en África hasta agosto de 1914, en que regresó a Cuatro Vientos. Durante su permanencia en Marruecos fue destinado al Regimiento de Ferrocarriles, pero, por necesidades operativas y falta de personal, continuó en comisión de servicio en la Aeronáutica Militar. Se puede destacar de esta etapa de su vida su participación en los reconocimientos sobre el Mogote, el Jemis, Zadina, Kitzan y sobre el poblado de Ben Karrik.

Por su participación en las operaciones de Marruecos se le concedió, en abril de 1914, la Cruz del Mérito Militar de 1.ª Clase con distintivo rojo, pensionada. En agosto de ese mismo año regresó a la Península incorporándose al aeródromo de Cuatro Vientos. Un mes más tarde obtuvo el título de piloto de aeroplano de 1.ª categoría.

Las necesidades aéreas de Marruecos hicieron que de nuevo fuera destinado a Marruecos. En la escuadrilla de Tetuán realizó numerosas misiones como jefe de la misma hasta que en junio, por su especial preparación técnica, se le nombró jefe de los talleres de automóviles y del almacén de material técnico del aeródromo de Tetuán. En el primer trimestre de este mismo año de 1915 se le concedió la Cruz de María Cristina de 1.ª Clase por los servicios realizados en las operaciones de Marruecos. Al año siguiente, después de un breve paso por el aeródromo de los Alcázares (Murcia), se incorporó a Cuatro Vientos, donde prestó los servicios de su clase y especialidad efectuando numerosos vuelos. En abril de este mismo año se le concedió una segunda Cruz del Mérito Militar de 1.ª Clase con distintivo rojo, pensionada, por su participación en las operaciones en la zona de Ceuta-Tetuán.

En julio de 1916, ascendió a capitán y permaneció en Cuatro Vientos en la Sección de Automóviles del citado aeródromo. Efectuó, en el Centro Electrotécnico y de Comunicaciones del Ejército, el curso de automóviles. En diciembre de 1917 volvieron a condecorarle, esta vez con la Medalla de Marruecos con el pasador de Tetuán.

Por otro lado, cuando en 1918 se militarizaron los Servicios de Correos y Telégrafos por la huelga del personal civil, quedó afecto a la Central de Telégrafos de Madrid. Con fecha 9 de julio de 1919 se le concedió el título de observador de aeroplano y dos meses más tarde comenzó a ejercer de profesor auxiliar en la Escuela de Observadores.

A partir de noviembre de este año, además de sus cometidos como piloto y profesor en la citada Escuela de Observadores, quedó a las órdenes del comandante Emilio Herrera para auxiliarle en los trabajos de creación y desarrollo del túnel aerodinámico, proyectado para la experimentación de aviones. Estos años de Cuatro Vientos fueron muy duros para Olivié, pues dada su capacidad de trabajo y sus conocimientos realizó toda clase de cometidos. Como piloto, volaba; como profesor impartía clases en la escuela y como ingeniero militar proyectó y adaptó para el servicio de Aviación, las numerosas aplicaciones que la electricidad tenía y especialmente para la radiotelegrafía y el alumbrado en campaña, colaborando, como ya se ha dicho, en el túnel aerodinámico y en los diseños de los elementos registradores del mismo.

Para poder realizar el estudio de modelos de avión en el túnel de Cuatro Vientos, eran imprescindibles algunos mecanismos, pero entre ellos figuraba la balanza aerodinámica. Esta balanza, diseñada por Genaro Olivié, consistía en dos paralelogramos articulados de acero y duraluminio que servía para medir las fuerzas aerodinámicas que actuaban en el modelo objeto de estudio.

La década de 1920 la pasó destinado en Cuatro Vientos dedicado principalmente a los experimentos técnicos que se realizaban en el túnel aerodinámico. Esta labor no fue obstáculo para que en 1925 se hiciera cargo de la jefatura del Servicio Radiotelegráfico de Aviación, formara parte de la Junta Consultiva y Técnica de Radiocomunicación y realizara el curso de jefes de unidad. El 8 de septiembre de 1926 ascendió a comandante y tres años más tarde se le reconoció el título de ingeniero aeronáutico por sus conocimientos técnicos y por sus inventos científicos, entre ellos la balanza aerodinámica, por cuya precisión y originalidad fue utilizada en la mayoría de los laboratorios aerodinámicos del mundo.

En 1930, se hizo cargo de la Dirección del Laboratorio Aerodinámico de la Aviación española de Cuatro Vientos y fue nombrado profesor de la Escuela Superior Aerotécnica (posteriormente Escuela Técnica de Ingenieros Aeronáuticos). En noviembre de 1931 se le concedió la Medalla Conmemorativa de Campañas.

Con la proclamación de la República, se le confirmó como jefe del laboratorio, desempeñando en numerosas ocasiones de forma accidental la Jefatura del Aeródromo de Cuatro Vientos y de los Servicios Técnicos de la Aeronáutica. En enero de 1935 fue destinado al Servicio de Protección de Vuelos y se le nombró miembro de la Junta Técnica que debía estudiar la armonización de la legislación aérea española con los Estatutos de la Comisión Internacional de Navegación Aérea.

En dichos cometidos le sorprendió el 18 de julio de 1936, fue apresado por mantener sus ideas conservadoras y encarcelado en la Cárcel Modelo de Madrid, donde permaneció hasta ser fusilado en Paracuellos del Jarama el día 8 de noviembre de 1936.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico del Ejército del Aire, Hoja de Servicios.

J. Goma Orduña, Historia de la Aeronáutica Española, Madrid, Prensa Española, 1946; E. Herrera Linares, Memorias, Madrid, Instituto de Historia y Cultura Aérea, 1988; E. Atienza, El General Herrera. Aeronáutica, milicia y política en la España Contemporánea, Madrid, AENA, 1994; R. Casas de la Vega, El Terror: Madrid 1936, Madridejos (Toledo), Editorial Fénix, 1994.

 

Adolfo Roldán Villén