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Manuel Martínez Merino

Biografía

Martínez Merino, Manuel. Oviedo (Asturias), 25.V.1899 – Madrid, 15.XII.1986. Aviador militar.

En 1916 ingresó en la Academia de Infantería y en 1920, con el empleo de alférez, pasó destinado al batallón de cazadores de Talavera n.º 18 y tomó parte en Tetúan en las operaciones para la defensa de Monte Cónico, del blocao de Boragán y ocupación de las posiciones de Haffa el Duira, Alba poblado de Ben- Karruck, Zoco-el-Arbaa y enclaves rifeños próximos.

En 1921 ascendió a teniente y pasó destinado a las tropas de policía indígena de Ceuta, con las que intervino operaciones hasta diciembre de este año, en que fue nombrado alumno del curso de pilotos de avión que tenía solicitado.

Como componente de la 15.ª promoción, obtuvo el título de piloto de avión en junio de 1922 y seguidamente fue destinado a la 1.ª escuadrilla de Bregeuet XIV, en el aeródromo de Larache, con la que llevó a cabo contundentes ataques al campamento del Raissuni, en Tazarit y a posiciones de aquel sector; continuó sus acciones aéreas con la 2.ª escuadrilla de caza Bristol de Melilla, en una de ellas, en auxilio a la posición de Tizzi-Assa, su avión fue tocado y se vio obligado a un aterrizaje de emergencia en Bien-Tieb, con graves daños en el motor; poco después se internó a más de cien kilómetros sobre territorio enemigo, y descubrió un avión en el lugar llamado Tizzi-Moren del que hizo fotografías y bombardeó intensamente.

En mayo de 1924 marchó a París para trasladar en vuelo hasta Melilla los aviones Henry Potez XV recientemente adquiridos; en agosto fue destinado a la 3.ª escuadrilla de Bristol blindada. Con su avión n.º 54, durante el año 1925, realizó importantes y destacados servicios, tales como el aprovisionamiento de Mexerach; la protección de las posiciones de Kasil Tartera y Serbau, bombardeo de Nain Naaber y aprovisionamiento de Mesalla, Toba, Maraya y Kolea; salvaguarda durante tres días a las retiradas de Mexerach y Maires; aprovisionamiento de Sidi Atzman y protección del camino de Jelot. Superado con éxito el curso de piloto de hidroaviones, fue destinado a la 1.ª escuadrilla de hidroaviones Dornier-Wal con la que intervino en las operaciones de Alhucemas y ocupación de Axdir, en la que fue derribado. Su actuación en la campaña de Marruecos fue reconocida con su ascenso a capitán por méritos de guerra.

A partir de su destino en hidroaviones fue adquiriendo fama de experto piloto en esta compleja modalidad de vuelo, que más tarde en la madurez de su carrera militar desarrollaría teóricamente para justificar la necesidad que un país de tan amplio perímetro costero y el carácter insular de algunas de sus provincias, tenía de una eficaz unidad de hidroaviones. Durante los años 1926 y 1927 fue cuando con maniobras difíciles y bajo un intenso fuego enemigo realizó con su hidroavión el salvamento de los pilotos y tripulaciones de los Bristol n.º 15 y 54, comandante Pío Fernández Mulero, capitán Rafael Castilla y tenientes Pérez del Camino y Pedro Tauler, que por avería del motor cayeron al mar entre el Afrau y el río Tasaguín; también llevó a cabo el salvamento de la tripulaciones del barco inglés Collingdale y del griego Nicolás Patera, por cuyas acciones recibió la Medalla de Plata de Salvamento por parte de España y la de Oro de Cooperación de Salvamento de Náufragos del Gobierno inglés.

En el mes de diciembre de 1926 formó parte de la Patrulla Atlántida como piloto del hidroavión Cataluña, realizando el vuelo Melilla-Guinea. El vuelo a la Guinea española se proyectaron tres opciones posibles estudiadas por Barberán y González Gil una, la segunda por Ángel Pastor Velasco y la tercera del comandante Rafael Llorente Solá planteó el vuelo en formación de tres hidroaviones por el África occidental que fue el definitivamente aprobado. El vuelo se desarrolló entre el 10 de diciembre de 1926 y el 25 de enero de 1927, con nueve escalas en Melilla, Casablanca, Las Palmas, Port-Étienne, Dakar, Conakry, Monrovia-Grand Bassam, Lagos, Santa Isabel. El día de Navidad realizaron la última etapa divisando la isla de Fernando Poo entre la bruma, amerizando en la bahía de Santa Isabel, donde fueron recibidos entre vítores y entusiasmo popular por el gobernador de las islas, el general Núñez del Prado. Habían recorrido un total de 6.829 kilómetros, en cincuenta y tres horas y cincuenta y cinco minutos, a una velocidad media de 126,9 kilómetros por hora. Efectuadas las reparaciones necesarias entre el 4 y el 25 de enero, iniciaron sus vuelos de reconocimiento y acotación cartográfico y fotográfico de la zona continental próxima inexplorada a excepción de la zona costera desde su ocupación y exploración por Iradier en 1875 y la expedición de 1884.

El regreso se culminó con éxito el 26 de febrero en Melilla. El vuelo en formación fue un verdadero logro de repercusión internacional, confirmado por la concesión del segundo premio Harmon de la Asociación Internacional de Aviadores, el primero le había sido concedido a Charles Lindberg por su travesía del Atlántico Norte. Los tres aviones que protagonizaron este importante acontecimiento histórico fueron del tipo Dornier-Wal a los que se les impuso los nombres de Cataluña, Valencia y Andalucía; mandados por el comandante Rafael Llorente, jefe de la expedición que voló en el Valencia, el Andalucía fue pilotado por el capitán Niceto Rubio García y el Cataluña por el también capitán Manuel Martínez Merino, los tres con una dotación de cuatro hombres.

Finalizada la su presencia en Marruecos pasó a los servicios de material e instrucción del 4.º batallón de aviación en Tetuán, realizó el curso de navegante y fue nombrado alumno de la Escuela Superior de Aeronáutica (1931). Obtuvo la declaración de aptitud para pilotar aviones polimotores de caza e hidroaviones (1932), accedió por concurso a la función de profesor en la escuela de observadores de Cuatro Vientos; en 1933 realizó el curso de Guerra Química; en 1934 fue nombrado jefe de tráfico de LAPE (Líneas Aéreas Postales Españolas), en situación de supernumerario en Aviación militar (Gaceta, 18 de noviembre de 1934), destino en el que permaneció hasta el 18 de julio de 1936, en que fue destituido por el gobierno del Frente Popular y detenido en la cárcel de San Antón de Madrid. Su contacto con la aviación comercial en estos años de la República le llevaría a reflexionar sobre las carencias en infraestructuras aeroportuarias y la necesidad de dotarlos de ayudas a la navegación eficaces, sobre las que publicó un estudio para la urgente instalación de radiofaros.

Puesto en libertad el 4 de septiembre se refugió en la legación de Finlandia y en diciembre fue detenido nuevamente al ser asaltada dicha legación por las milicias populares, quedando de nuevo en libertad ante la protesta de las representaciones diplomáticas extranjeras.

Evadido de Madrid en 1937 consiguió llegar a Alicante y el 10 de febrero, a bordo del destructor argentino Tucumán, desembarcó en Marsella y de allí se dirigió a Irún el 16 para unirse a las fuerzas nacionalistas sublevadas. Incorporado a la Jefatura del Aire en Salamanca, fue ascendido a comandante y se le confirió el mando del grupo de hidros Savoia 70, con el que cooperó con la escuadra, pasando después a la 1.ª Sección del Estado Mayor del Aire.

Destinado en julio de 1938 a mandar el grupo de bombardeo 7-G-20, con el que intervino en las operaciones de la batalla del Ebro; y, seguidamente, con el grupo 5-G-28 (Savoias-79) efectuó acciones de bombardeo en el sector del Ebro y posteriormente en la campaña de Cataluña, con algunas acciones en los frentes del Centro, finalizó la guerra con la ocupación de Barajas, donde pasó a mandar el Grupo BR-20, posteriormente Grupo 11, y el aeródromo.

Al acabar la Guerra Civil y crearse el Ministerio del Aire (1939) fue nombrado director general de personal del Ministerio del Aire (Decreto de 19 de septiembre de 1939). Cesado el 11 de agosto de 1941, se incorporó como teniente coronel al curso de vuelo sin visibilidad y en octubre de 1941 asumió el mando del Regimiento mixto n.º 1 de aviación. Realizó el curso de Estado Mayor en la Escuela Superior del Aire, y desempeñó funciones de enlace con la división española de voluntarios en el frente oriental, que le obligó a frecuentes desplazamientos a los frentes de Rusia.

Ascendido a coronel fue nombrado director de la Academia de Aviación de León, en la que puso de manifiesto sus cualidades intelectuales, en particular sobre temas aeronáuticos que explicó en los cursos de generales de la Escuela Superior del Ejército y que luego desarrolló en su libro Arte militar aéreo, en los que demostró una gran capacidad teórica sobre distintos aspectos relacionados con la organización más adecuada que debía adoptar la aviación militar española para las peculiaridades geográficas y posibilidades económicas del país. Se le concedió el 14 de enero de 1949 la Cruz al Mérito Aeronáutico de 2.ª Clase con distintivo blanco (Boletín Oficial del Ejército del Aire, 24 de enero de 1949).

En 1950 fue destinado a la jefatura de Estado Mayor de la zona aérea de Canarias, hasta 1954 en que fue nombrado como delegado de España en la OACI (Organización Internacional de Aviación Civil en Montreal, Canadá), función que simultaneó con la de agregado aéreo a la embajada de España en Ottawa. En enero de 1952, con motivo del XXV aniversario del vuelo de la Patrulla Atlántida, acompañó al ministro del Aire, teniente general Eduardo González Gallarza, en su gira por Guinea y, el 23 de enero, a la inauguración de la ampliación del aeropuerto de Bata y del monumento que evocaba la proeza del vuelo que protagonizaron en 1926 los aviadores españoles.

Ascendió a general en 1955 y a general de brigada en 1956 (Decreto de 22 de junio de 1956), quedó como 2.º jefe del Estado Mayor del Ministerio del Aire, tarea breve, ya que al siguiente año fue designado director general de Aviación Civil (28 de junio de 1957). En este destino hizo una gran labor al trazar la cartografía aeroportuaria fundamental, punto de partida de la red actual, iniciando además su modernización.

En el tiempo de gestión de la Dirección general asistió, además, a cuantas reuniones generales de Aviación Civil se celebraron. Por Decreto de 31 de enero de 1957 se le concedió la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo. Al año siguiente se le promovió al empleo de general de división (Boletín Oficial del Ejército del Aire, 23 de septiembre de 1958). La Gran Cruz al Mérito Aeronáutico le fue otorgada el 21 de diciembre de 1961 (Decreto de 2006, Boletín Oficial del Ejército del Aire de 23 de diciembre de 1961). En 1962 ascendió a teniente general por orden de 5 de octubre (Boletín Oficial del Ejército del Aire de 17 de octubre de 1962), cesó en la dirección de Aviación Civil y pasó al mando del Estado Mayor del Ministerio del Aire, último destino activo que desempeñó hasta que en 1965 quedó en la situación B por Decreto 1527, de 31 de mayo (Boletín Oficial del Ejército del Aire de 12 de junio de 1965) para pasar a la reserva en 1969.

 

Obras de ~: Arte militar aéreo, Madrid s. f.; “La hidroaviación en España”, en Revista de Aeronáutica (RA) (Madrid), n.º 6 (1932), págs. 236-239; “Más sobre hidroaviación”, en RA, n.º 11 (1933), págs. 64-66; “El hidroavión no es aviación naval”, en RA, n.º 14 (1933), págs. 238-240; “La locura de la brújula”, en RA, n.º 35, pág. 58-60; “Radiofaros. Un elemento urgente en nuestra infraestructura”, en RA, n.º 46 (1936), pág. 5-7; Manual de navegación aérea, Madrid, 1939; “Estudios sobre un cadáver (Las causas de la derrota francesa)”, en RA, n.º 18 (1942), págs. 332-334; “Cooperación con el ejército de tierra”, RA, n.º 23 (1942), págs. 243-248; “Las grandes unidades aéreas”, en RA, n.º 30 (1943), págs. 8-12; “Aviación sobre el mar y aviación de cooperación con la marina”, en RA, n.º 35 (1943), págs. 8-12; “Necesario repaso a Douhet”, en RA, n.º 43 (1944), págs. 3-9; “El Ejército del Aire en las batallas de superficie”, en RA, n.º 64 (1946), págs. 3-13; “La aviación y la guerra en el mar”, en RA, n.º 68 (1946), págs. 3-14; “Intervención del poder aéreo en la guerra en el mar”, en RA, n.º 69 (1946), págs. 7-14; “Análisis de algunas doctrinas de guerra aérea”, en RA, n.º 73 (1946), págs. 7-29; “Reflexiones militares del momento actual”, en RA, n.º 79 (1947), págs. 29- 34; “Reflexiones militares del momento actual”, en RA, n.º 82 (1947), págs. 7-12; “Reflexiones militares del momento actual”, en RA, n.º 83 (1947), págs. 13-17; “La logística y las regiones aéreas”, en RA, n.º 95 (1948), págs. 753-758; “Choque de doctrinas y de técnicas”, en RA, n.º 110 (1950), págs. 1-5; “Organización del contradesembarco aéreo”, en RA, n.º 113 (1950), págs. 253-258; “La aviación en defensa de costas”, en RA, n.º 118 (1950), págs. 673-678; “Un diccionario militar aéreo. La guerra de Corea”, en RA, n.º 121 (1950), págs. 925- 929; “Más sobre un diccionario militar aéreo”, en RA, n.º 134 (1952), págs. 1-6; “El enlace: medios de inteligencia y transmisión”, en RA, n.º 143 (1953), págs. 173-183.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Hoja de Servicios.

J. Gomá Orduña, Historia de la Aeronáutica española, Madrid, Prensa Española, 1946, 2 vols.; J. Salas Larrazábal, “El viaje del ministro del Aire a la Guinea española”, en RA (1952), págs. 130-133; De la tela al titanio. El ayer y el hoy de la creatividad aeronáutica en España, Madrid, Espasa Calpe, 1983; Historia de la Ingeniería Aeronáutica Española y de Ultramar, Madrid, Editora Asociación de Ingenieros Aeronáuticos de España y AENA, 1993; VV. AA., Grandes vuelos de la Aviación española, Madrid, Instituto de Historia y Cultura Aeronáutica, 1993.

 

Emilio Atienza Rivero

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