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Antonio Gordejuela Causillas

Biografía

Gordejuela Causillas, Antonio. Bayamo (Cuba), 17.II.1882 – Guadalajara, 27.I.1912. Aerostero militar.

“Es un modelo de equilibrio entre todas sus facultades y aptitudes. Difícilmente podrá haber un oficial que domine tan por igual todas las ciencias del militar, del ingeniero y del aerostero; a su clara inteligencia para proyectar, reúne la profunda preparación técnica, su firmísima voluntad y las aptitudes físicas e incluso manuales para la ejecución”. Así definía a Antonio Gordejuela su inmediato jefe, el entonces comandante Pedro Vives, creador de la Aviación Militar española.

Ingresó Antonio Gordejuela, a los catorce años de edad, en la Academia Militar de Ingenieros. Fue promovido a teniente en 1899; dos años después, en 1901, pasó al Servicio de Aerostación que —aunque su creación se remontaba a 1884— iniciaba entonces sus actividades. En su organización y desarrollo colaboró Gordejuela con tanta eficacia como entusiasmo, siendo uno de los primeros españoles que efectuaran ascensiones en globo libre, participando ya en la 5.ª realizada por la Aerostación Militar, acompañando al comandante Vives y al capitán Antúnez, el 25 de septiembre de 1901, en un vuelo a 1400 metros de altitud, sobre nubes, en el que recorrieron 43 kilómetros y descendieron, con fuerte viento y al borde de una escarpadura, cerca de Moratilla de Henares; desde entonces fueron frecuentes sus ascensiones —cautivas y libres— y travesías, siendo muy importante la realizada en 1908, en solitario, saliendo de Guadalajara y alcanzando la Beira Alta, en Portugal, después de una de las más penosas navegaciones aerostáticas realizadas en España, a causa del tremendo temporal de viento y nieve que hubo de sufrir en la segunda mitad de su viaje. Otra ascensión muy notable fue la travesía de los Pirineos, desde Jaca hasta Pau, sobrevolando el pico del Midi.

Aún muy reciente el desastre ultramarino de 1898, la aerostación luchaba por abrirse paso en aquel ambiente de desánimo y escepticismo, tratando de ocupar su lugar entre los otros medios de guerra; para ello, Gordejuela, ya ascendido a capitán y al mando de su compañía de globos, hacía acto de presencia en cuantas ocasiones se le brindaban, participando en maniobras, realizadas por la Escuela Central de Tiro, en Segovia y Pamplona, en las llevadas a cabo por la Escuadra en Ferrol y en las prácticas de montaña y fortaleza, en Jaca; en esta última corrió un gravísimo peligro al romperse el timón del globo cometa del que era único tripulante, descendiendo sin control desde 600 metros, logrando salvarse merced a su pasmosa serenidad.

Colaboró en la observación del eclipse total de sol, en 1905, realizando en Burgos una ascensión de carácter científico, obteniendo importantes datos que completaron los obtenidos por otros observatorios y estaciones nacionales y de otros países europeos.

Desempeñó diversas comisiones en Europa, representando a España en conferencias y congresos, y en 1905 fue nombrado vocal permanente de la Comisión Internacional de Aerostación Científica, cargo que desempeñaría hasta su muerte.

En 1909, con ocasión de la campaña en que se trataba de vengar la sangre española derramada en el barranco del Lobo, en el Gurugú, la Compañía de Aerostación, al mando del capitán Gordejuela marchó a Melilla a unirse a las fuerzas que se estaban organizando.

Recibida esta unidad con escepticismo, éste se transformó en entusiasmo cuando el Estado Mayor pudo disponer de datos acerca de un terreno del que no existían planos ni mapas, y por el que, merced a la labor de los aerosteros, ya no hubo que avanzar a ciegas, pues se pudo disponer de croquis y fotografías obtenidas desde el aire.

Fue destacada la actuación de los globos en los combates de Taurirt para aislar la península de Tres Forcas ocupándose el Zoco el Had de Beni Sicar, operación dirigida por el propio general Marina, que culminó en el combate de Taxdirt. Gordejuela mantuvo informado al mando, telefónicamente, de la situación del enemigo en cada momento, dirigiendo, asimismo, con gran precisión el tiro de la artillería en aquella poco rentable acción en la que murió el general Díez Vicario y cuarenta de sus hombres, resultando más de trescientos heridos. Con la ocupación de Nador, Tauima y Zeluán, se dieron por terminadas las operaciones y la Compañía de Aerostación regresó a Guadalajara.

Entre esta campaña y la fecha de su muerte, el capitán Gordejuela se dedicó de lleno a desarrollar cuantas enseñanzas había extraído de la utilización de los globos en la guerra, proyectando en sus subordinados, al tiempo que sus profundos conocimientos y experiencia, el enorme entusiasmo que desbordaba su acusada personalidad. El tiempo dedicado a la aerostación, no le impidió iniciar los vuelos en aeroplano, tratando de obtener el título de piloto de esta especialidad.

Para la primavera de 1912 se estaba preparando una campaña en Melilla, para conquistar la kabila de Beni Sidel y avanzar hasta la línea del Kert. Gordejuela recibió la orden de disponer a su unidad para participar en la campaña; debería estar dispuesto para trasladarse a Marruecos con dos globos-cometa y cuatro reflectores, provisto de abundante material fotográfico, con el fin de facilitar al mando información sobre el terreno en que se iba a operar.

Preparando la unidad para la campaña, trabajó sin descanso, realizando personalmente las labores de inspección de los globos, operación que requería pasar varias horas seguidas en el interior de ellos, en tierra —previamente inflados con aire—; este trabajo, llevado a cabo en pleno invierno alcarreño, le ocasionó una pulmonía que en pocos días le causó la muerte, que tuvo lugar en el Hospital Militar de Guadalajara, el 27 de enero de 1912.

Al despedir a la unidad que pocas semanas más tarde salía para Melilla, y que debía haber ido mandada por el capitán Gordejuela, decía en la Orden del Cuerpo, su jefe el comandante Vives: “El mejor tributo que podemos rendir a su memoria es tratar de imitarle en los trances difíciles en que podamos encontrarnos, y hacer que en todas las ocasiones nos anime su excelente espíritu”.

 

Bibl.: J. Gomá, Historia de la Aeronáutica española, t. I, Madrid, Gráficas Huérfanos Ejército del Aire, 1951; VV. AA., Enciclopedia de Aviación y Astronáutica, t. IV, Barcelona, Garriga Ediciones, 1972; E. Herrera Linares, Memorias, Madrid, 1985; E. Herrera Alonso, Cien aviadores de España, Madrid, Ministerio de Defensa, 2000.

 

Emilio Herrera Alonso

Relación con otros personajes del DBE