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Felipe Clemente

Biografía

Clemente, Felipe. ¿Zaragoza?, m. s. xiv – 4.VII.1504. Secretario y protonotario de Aragón.

No se han encontrado noticias precisas sobre su origen, quizá por la probable naturaleza conversa de su familia, aunque, para el profesor Suárez Fernández, Felipe Clemente era catalán. En cualquier caso, en el último tercio del siglo xiv Felipe Clemente se encuentra afincado en Aragón, concretamente en Zaragoza.

Se formó como oficial junto al protonotario Antonio Nogueras para sucederle en dicho cargo durante los postreros años del reinado de Juan II y durante el reinado de su hijo, don Fernando. Con Felipe Clemente se inauguró la presencia del linaje de los Clemente en la Protonotaría de Aragón, presencia que se mantuvo hasta finales del siglo xvi. Efectivamente, desde que le fuera concedida el 9 de junio de 1472 la Protonotaría de la Corona de Aragón, este oficio recayó sucesivamente y sin interrupción en distintos miembros de la familia durante cerca de ciento veinte años.

Felipe Clemente, había sucedido a Antonio Nogueras, después de mantenerse a sus órdenes como oficial durante varios años, y haber pasado por otros oficios de la Cancillería hasta llegar a una escribanía de mandamiento, y a la secretaría. Tanto Antonio Nogueras como Felipe Clemente formaban parte de la plantilla de secretarios y escribanos de la Cancillería de Juan II. Así aparecen junto a otros nombres, como los de Arnaldo de Fonolleda, Domingo Decho, Pedro de Oliet, Juan de Coloma o Bartomeu Serena.

Hay constancia de la actuación de Felipe Clemente como secretario del rey. Según refiere Jerónimo Zurita, Felipe Clemente había sido desde 1460 secretario de Juan II. Entre abril y septiembre de 1466, Clemente figura como secretario del rey junto a Luis de Rudiella.

Intervino como actuario del proceso que interpuso el rey Juan II contra su hijo don Carlos, príncipe de Viana. En 1469, por ejemplo, el rey le entregó una instrucción secreta con lo que debía referir al príncipe Fernando sobre su viaje a Castilla, entregada en Guisona el 24 de septiembre. Años después, sirviendo ya al rey Católico, éste le encomendó que encargara en su nombre a Gonzalo García de Santa María la composición en latín de la crónica de su padre, Juan II de Aragón.

Felipe Clemente, obedeciendo las órdenes del rey, entregó al cronista la carta del Católico (Granada, 16 de enero de 1501). Felipe Clemente, junto con otros ministros aragoneses afines a Fernando el Católico, como Alfonso de la Cavallería, Luis de Santángel, Gabriel Sánchez, Juan de Coloma, Juan Cabrero, o Sancho Paternoy, entre otros, apoyó el proyecto colombino.

Desde 1472 Clemente actuó como protonotario. Así aparece, por ejemplo, en las Cortes de Cataluña de 1476-1477. También estuvo presente en Tarazona junto con los reyes Fernando e Isabel, a comienzos de 1484. Allí se habían convocado conjuntamente las Cortes, pero el Consell de Cent declaró ilegal esta convocatoria y pidió la abstención de los representantes catalanes. Fue Felipe Clemente quien leyó el 12 de febrero la petición real con la pretensión de recaudar dinero para lograr el retorno de Rosellón y Cerdaña a la Corona de España.

Como ministro de confianza del monarca adquirió una cierta importancia e influencia en los temas relacionados con la Corona de Aragón, lo cual explica el que desde la Diputación del Reino se le buscara como uno de los intermediarios entre el rey y el reino de Aragón, además de otros destacados personajes, como el tesorero general Gabriel Sánchez, o Luis González, secretario del consejo. Por la atención de la correspondencia del reino y, se sobreentiende, por poner interés en procurar el favor de la Corte, los aragoneses pagaban a Felipe Clemente y luego a su hijo Miguel Velázquez Clemente 600 sueldos aproximadamente.

A pesar de sus encargos en la Corte, Clemente no olvidó sus orígenes y vínculos con Aragón. Era vecino de Zaragoza, donde poseía unas casas situadas en la parroquia de Santa Cruz. Casado con Catalina Velázquez de Olmedo, su vinculación con la iglesia de Santa Cruz le llevó a disponer en su testamento que se reservaran 500 sueldos para la realización del retablo mayor de dicha parroquia. No descuidó tampoco la preocupación por sus allegados, como lo demuestran las intervenciones en favor de algunos parientes a los que procuró determinados oficios. Por ejemplo, la carta que Felipe Clemente dirige al secretario Miguel Pérez de Almazán en recomendación de su primo el Comendador —cuyo nombre no indica— para que lograse que Fernando el Católico le otorgase el puesto de su cazador mayor (alrededor del año 1500). Un tal Jaime Clemente actuó como escribano real, archivero de Aragón y como procurador de Felipe Clemente “prothonotario e del consejo” del rey, a finales del siglo xv.

Felipe Clemente renunció expresamente a su oficio el 20 de enero de 1501. No se saben las causas, aunque bien pudieran tener que ver con aquella dolencia —la falta de vista— que años más tarde obligó a uno de sus descendientes, Jerónimo, a solicitar del rey que le disculpara de sus obligaciones en diversos oficios. A Felipe le sucedió en el cargo su hijo. Ya desde la década anterior, Miguel Velázquez Clemente estaba integrado en el círculo de consejeros aragoneses que rodeaba al rey Fernando. Había pasado por diversos oficios burocráticos, como la escribanía de mandamiento o la lugartenencia de protonotario en los que mejoró su formación, siempre bajo la supervisión de su padre y la confianza del rey. Como manifestación de esta confianza y cercanía a la persona del monarca queda el hecho de que el hijo de Felipe Clemente había sido apadrinado por los mismos reyes. Con temprana edad, como era costumbre entre los hijos de oficiales, entró a servir a otros miembros de la familia real: en 1494 se fecha una carta del rey Católico dirigida al consejero y tesorero general Gabriel Sánchez a la que ordena pagar 800 sueldos barceloneses a Miguel Velázquez Clemente, secretario del príncipe Juan.

El 4 de julio de 1504 fallecía el primer protonotario Clemente, no sin antes otorgar testamento en el que anulaba cualquier codicilo, testamento anterior, hacía responsable del cumplimiento de su última voluntad al entonces protonotario, su hijo Miguel Velázquez Clemente (documento en el que se le nombra como Miguel Clemente Velázquez), y establecía una serie de disposiciones sobre su patrimonio y sus bienes. En su testamento, Felipe Clemente dispuso que se le enterrara en la capilla de Santa Eulalia en el monasterio zaragozano de San Francisco. En 1497 había dotado con una cantidad la construcción de dicha capilla. El nieto de Felipe y también protonotario, Miguel Clemente Gurrea, encargó el 18 de abril de 1547 al escultor Miguel de Peñaranda un sepulcro de alabastro para honrar la memoria de su antecesor, destinado a esta capilla de Santa Eulalia en el monasterio de San Francisco. Estos trabajos obligaron a remodelar la citada capilla, donde se colocó “una sepultura y bulto de alabastro de mi señor abuelo mosén Phelipe Clemente, consejero, protonotario y secretario de los serenísimos reyes don Juan el Segundo y don Hernando el Católico”.

 

Fuentes y bibl .: Biblioteca Nacional de España, Ms. 19698, n.º 9, “instrucción secreta entregada Guisona el 24 de septiembre de 1469”; Real Academia de la Historia, Colección Salazar y Castro, A-11, fol. 292, “Carta de Fernando el católico a Gonzalo García de Santa María Granada, 16 de enero de 1501”; Colección Salazar y Castro, A-9, fol. 153, “Carta al secretario Miguel Pérez de Almazán en recomendación de su primo el Comendador para el puesto de cazador mayor del rey Fernando, c. 1500”; Archivo de Protocolos Notariales de Zaragoza, Gaspar de Barrachina, 1486; Archivo Municipal de Zaragoza, caja 50, n.º 1, “carta del rey Católico dirigida al consejero y tesorero general Gabriel Sánchez”.

A. Paz y Meliá, El cronista Alonso de Palencia, Madrid, The Hispanic Society of America, 1914; M. Abizanda, Documentos para la historia artística y literaria de Aragón, Zaragoza, La Editorial, 1917; A. González Palencia, Gonzalo Pérez. Secretario de Felipe II, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1946; J. Vicens Vives, Historia crítica de la vida y reinado de Fernando II de Aragón, Zaragoza, CSIC, Institución Fernando el Católico, 1962; J. Zurita, Anales de la Corona de Aragón, ed. crít. de A. Canellas, Zaragoza, CSIC, Institución Fernando el Católico, 1967-1977; J. A. Escudero, Los secretarios de Estado y del Despacho, Madrid, Instituto de Estudios Administrativos, 1969; J. A. Sesma Muñoz, La Diputación del Reino de Aragón en la época de Fernando II: (1479-1516), Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1977; C. Gómez Urdáñez, Arquitectura civil en Zaragoza en el siglo xvi, Zaragoza, Ayuntamiento, 1987; A. Canellas, y J. Trenchs, Cancillería y cultura. La cultura de los escribanos y notarios de la Corona de Aragón (1344-1479), Zaragoza, CSIC, Institución Fernando el Católico, 1988; L. Suárez Fernández, Los Reyes Católicos. El tiempo de la guerra de Granada, Madrid, Rialp, 1989; Los Reyes Católicos. Fundamentos de la Monarquía, Madrid, Rialp, 1989; Los Reyes Católicos. La conquista del trono, Madrid, Rialp, 1989; J. Arrieta Alberdi, El Consejo Supremo de la Corona de Aragón (1494-1707), Zaragoza, CSIC, Institución Fernando el Católico, 1994; C. Morte, M. T. Álvarez y A. J. Mateos, “La colección de pinturas, tapices, dibujos, estampas y esculturas de Miguel Climent Gurrea, protonotario del Consejo Supremo de Aragón, y otros inventarios del siglo xvi”, en Boletín del Museo e Instituto Camón Aznar, 65 (1996); J. F. Baltar Rodríguez, Las Juntas de Gobierno en la Monarquía Hispánica (Siglos xv-xvii), Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 1998; El Protonotario de Aragón 1472-1707. La Cancillería aragonesa en la Edad Moderna, Zaragoza, El Justicia de Aragón, 2001.

 

Juan Francisco Baltar Rodríguez

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