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Jesús Fernández Duro

Biografía

Fernández Duro, Jesús. La Felguera, Langreo (Asturias), 18.V.1878 – San Juan de Luz (Francia), 9.VIII.1906. Ingeniero, deportista, aeronauta, caballero de la Legión de Honor de Francia.

Su padre fue Matías Fernández Bayo, natural de Brieva de Cameros (La Rioja), industrial. Su madre, Pilar Duro Ortiz, natural de La Felguera (hija de Pedro Duro, fundador de la Sociedad Duro-Felguera), falleció en junio de 1878, como consecuencia del parto de Jesús, el último de los cinco hijos habidos en el matrimonio.

Jesús fue bautizado el 22 de mayo de 1878 y la educación primaria la recibió en La Felguera. Dentro de los confines de la Fábrica Duro, observa, en su soledad de una infancia triste —como la califica María Portuondo Velázquez-Duro, su biógrafa oficial—, “cómo los pájaros se ciernen sobre la casa solariega y sueña con aventuras y hazañas”.

Sigue su educación desde los diez años en el colegio de la Compañía de Jesús de Carrión de los Condes (Palencia). Dos años más tarde la continúa en el colegio de los agustinos de Barcelona.

En 1900, la familia se traslada a Madrid y comienza a relacionarse con la alta sociedad. Por sus conocimientos de francés atiende el Pabellón de la Exposición Universal de París en el stand de la Sociedad Duro-Felguera.

A los dieciocho años era ya heredero de varias fortunas.

Realiza en la Politécnica de Ginebra (Suiza) los estudios prácticos de Ingeniería, que completa con los de Mecánica en París.

Importa de Francia un automóvil, uno de los primeros en circular por Madrid. Todos los veranos los pasa en Gijón en la finca “Quinta Duro” de Cabueñes, pero no deja de asistir a las fiestas de San Roque en La Felguera. En 1902, con motivo de la visita a La Felguera, es presentado al rey Alfonso XIII.

El automóvil adquirido en París es de la marca Panhard Levassor, con motor de cuatro cilindros y doce caballos de potencia; Jesús lo utiliza frecuentemente en La Felguera.

Con este automóvil y acompañado de su amigo Fernando Muñoz y de su mecánico Marcelino Loujedo, emprendió un viaje de Gijón a Moscú, previamente preparado con repuestos y ruedas en los puntos clave del recorrido. Partieron el 14 de septiembre de 1902 con destino a Bilbao, primera etapa. Pasaron por San Sebastián, San Juan de Luz, Carcasonne, Lyon, Ginebra, Dresde, Berlín, Praga, Varsovia y Moscú. Al regreso hicieron una parada en París, el 16 de noviembre, y a Gijón regresan el 2 de diciembre de 1902.

Habían recorrido 12.000 kilómetros y los medios deportivos lo consideraron una gran proeza.

Era muy amante de la mecánica y se aficionó a la naciente aeronáutica en París, tomando contacto con célebres aeronautas de la época. Encargó un globo de 900 metros cúbicos en los talleres M. Mallet y se hizo socio del Aeroclub de France (ACF). En Francia le llamaban Monsieur Cinq Francs, porque cinco pesetas era un duro y él se llamaba de segundo apellido Duro.

Toma lecciones con el fin de aprender el manejo de su globo y, conseguida la necesaria experiencia, traslada por tren su globo Alcotán a Madrid y el 18 de mayo de 1904 efectúa el primer ascenso acompañado de su amigo Guillermo Guisáosla. Recorrieron 140 kilómetros y tomaron tierra en Oropesa (Toledo).

En otra de las ascensiones, acompañado de Eduardo Magdalena, recorre 310 kilómetros en cinco horas de vuelo.

A principios de 1905 inicia los trabajos para fundar el Aeroclub de España junto con Magdalena Rubrick, el teniente coronel Vives y el capitán Kindelán, a los que conoció en el Campo de Aerostación de Guadalajara con ocasión de haber tomado parte en uno de los viajes en globo.

Una vez creado el Aeroclub, no aceptó la presidencia, pues sus anhelos de volar no le permitían ocuparse de esas cosas terrenas, tan alejadas de los amplios horizontes azules con los que soñaba y que eran el medio de dejar alto el pabellón de España en los círculos europeos.

En mayo de 1905 asiste a la inauguración del Real Automóvil Club de España (RACE), pilotando su globo Alcotán; también asisten Sus Majestades los reyes de España (el rey Alfonso XIII era presidente de honor del Aeroclub).

Con ocasión de celebrarse en Burgos, en 1905, un congreso científico, Fernández Duro participa con dos de sus globos, el Alcotán y el Avión, ayudando a otros aeronautas y científicos a observar el eclipse de Sol desde las alturas y participando en las ascensiones acompañado por el ingeniero militar Herrera.

Participa con éste en el concurso aerostático del Aeroclub Francés y obtienen el segundo premio, entre veinte participantes, flor y nata de la aeronáutica francesa.

Toman tierra en Moravia, a 1.300 kilómetros de París. Son nombrados caballeros de la Legión de Honor y les conceden la Medalla del Aeroclub de Francia y el rey Alfonso XIII les felicita personalmente.

El ACF concede a Fernández Duro el título de aeronauta por su historial y logros.

De este hecho se conserva una anécdota muy curiosa.

La reina regente María Cristina, en un banquete que le ofrecieron a Herrera, le preguntó sobre los detalles del vuelo. Herrera le relató todas las dificultades e incidencias terminando con el aterrizaje en Moravia. La Reina le interrumpió diciéndole: “Allí nací yo”. Herrera le contestó: “Yo también”.

En 1905 añade Fernández Duro a su flota de globos otro bautizado El Cierzo.

En 1906 prepara una proeza, cual es la conquista de la Copa de los Pirineos, premio creado por el Aeroclub de Burdeos consistente en 5.000 francos y la copa mencionada. Se concedería al aeronauta que saliera de Pau (Francia), atravesase los Pirineos y descendiera en territorio español habiendo recorrido la máxima distancia. Utilizó un globo de 2.000 metros cúbicos, El Cierzo. Con él marchó a Pau en los primeros días de enero de 1906.

El 22 de enero, viendo que la meteorología era correcta, pues soplaba un viento favorable en dirección sur, asciende a las cuatro de la tarde, llevando sacos de lastre, instrumental y ropa adecuados y algunas provisiones.

Cruza los Pirineos con noche cerrada y envuelto en una densa niebla. El viento le precipita contra las montañas, pero logra elevarse lanzando lastre.

Cruza todo el norte de España con un frío espantoso —18 grados bajo cero—, sin comida y con el vino helado. Navega a 3.500 metros de altitud en ciertos tramos del recorrido.

Por la mañana se encuentra en las estribaciones de Sierra Nevada y a las seis de la mañana desciende y pregunta a un campesino dónde se encuentra; cuando éste le contesta que cerca de Guadix, a 7 kilómetros de Granada, tira de la válvula de desgarre y toma tierra allí mismo.

El campesino le ayuda a transportar el globo y el alcalde de Guadix certifica el aterrizaje, que le da la conquista de la Copa de los Pirineos para España.

Vuelve a Biarritz, donde es felicitado por el Real Aeroclub Francés, que se siente orgulloso de tener un piloto como él.

Poco después, Fernández Duro y Herrera intentan la travesía del Mediterráneo. Salen en globo desde Barcelona, pero tienen que tomar tierra sin haberlo conseguido, debido a que los vientos no les fueron favorables.

En Biarritz Fernández Duro se pone en contacto con personas que están promocionando la naciente aviación y es tal su entusiasmo, que encarga la fabricación de un aeroplano a los talleres de Mallet y Tatín.

Su muerte prematura en San Juan de Luz (Francia), el 9 de agosto de 1906, da al traste con todos los planes.

Unas inoportunas fiebres tifoideas acaban con la carrera de Fernández Duro, que realiza su vuelo más importante justamente cuando estaban terminando de construir un aeroplano para él. Sus restos fueron trasladados en 1908 a La Felguera, para finalmente reposar en al cementerio de Pando (La Felguera), donde actualmente se encuentran.

Estuvo Jesús Fernández Duro en el olvido durante mucho tiempo, pero en 1926 se le hizo el primer homenaje descubriéndose una placa en su casa natal de La Felguera. El pintor Nicanor Piñole hizo un retrato de él que se encuentra en la finca “Quinta Duro”, de Cabueñes. Posteriormente, y debido a la insistencia de varios historiadores, se le erigió en La Felguera un monumento como homenaje y recuerdo de todos sus admiradores.

 

Bibl.: M. Portuondo Velázquez Duro, “Cara y Cruz en la Vida de Fernández Duro” y “Una Vida: Fernández Duro”, Oviedo y Madrid, 1956; A. González-Betes, “75 años después del Primer vuelo de un aeroplano en Asturias”, en Nueva España, 21 de septiembre de 1986; “El Primer Festival Aeronáutico en Asturias”, en El Comercio (Gijón), 15 de agosto de 1987; “La Aviación en las fiestas de San Mateo”, en El Correo de Asturias (Oviedo), 20 y 21 de septiembre de 1987; “La Investigación de los Primeros Vuelos en las Capitales españolas. Problemas y Dificultades”, en Aeroplano (Madrid), 4 (1987); “Aeródromos en Asturias”, en Aeroplano, 6 (1989); R. González- Granda, Crónicas Aeronáuticas, t. II, Madrid, Instituto de Historia y Cultura Aeronáuticas, 1994; A. González-Betes, Historia Gráfica de la Aviación Española, Madrid, Colegio Oficial de Ingenieros Aeronáuticos de España, 1998; B. Montejo Martín, Reseñas biográficas de Jesús Fernández Duro, La Felguera (Asturias), Ediciones Montejo Martín, 2000; A. González- Betes, Los primeros vuelos y aeródromos en las capitales españolas, Madrid, INECO-Tifsa, 2003; J. D. Vigil-Escalera, Al encuentro con Jesús Fernández Duro, La Felguera (Asturias), Sociedad de Festejos y Cultura San Pedro, 2005.

 

Antonio González-Betes Fierro