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Alfonso de Olivares y Bruguera

Biografía

Olivares y Bruguera, Alfonso de. Hernani (Guipúzcoa), 12.VII.1898 – Villaviciosa de Odón (Madrid), 15.VI.1936. Pintor, diseñador de interiores, cartelista, ensayista y coleccionista.

Artista de difícil clasificación, interesado en diversos campos de la creación artística y cuya obra se malogró con su temprana muerte, poco más de un mes antes del estallido de la Guerra Civil. De todos los pintores de la Generación del 27 y de la primera Escuela de París fue —plásticamente— uno de los más libres y originales, ya que Olivares era un hombre de fortuna, y eso sin duda le permitió pintar y experimentar sin tener que hacer demasiadas concesiones. Su obra se modula entre el cubismo tardío, el surrealismo y la abstracción. Estilísticamente tiene que ver con otros artistas españoles de su generación, como Picasso, Bores, Cossío y Viñes, de los que formó una de las pocas colecciones de arte moderno que hubo en España. Su obra también hace pensar en artistas como Francis Picabia, André Masson o Max Ernst por su libertad, ironía y humor. Expuso poco y debió de vender menos, pero, en todo caso, su obra conocida no supera los sesenta cuadros.

Nacido en el seno de una familia económica y socialmente muy bien posicionada, pues fue el quinto de los seis hijos que tuvo el matrimonio formado por la madrileña Carmen Bruguera y Molinuevo y Julián Olivares y Ballivián, natural de La Paz en Bolivia, a quien el rey Alfonso XIII concedió en 1906 el título nobiliario de conde de Artaza. El 16 de julio de 1898 fue bautizado en Hernani (Guipúzcoa), donde la familia se instalaba para pasar el verano, con los nombres de Alfonso María de la Soledad Rodrigo Juan Jesús Ramón e Y gnacio. Pero Madrid era su lugar de residencia y fue, por tanto, en la capital española donde inició en 1916 su carrera de Derecho, que compaginó con las sesiones en el estudio del pintor José María López Mezquita, comenzando así su carrera artística. Además, frecuentó la Residencia y los ambientes culturales madrileños, por lo que cuando finalizó sus estudios en 1921, si bien en un principio tuvo la intención de emprender la carrera diplomática —que ya había seguido su hermano Luis, quien sería el II conde de Artaza, por fallecer el primogénito—, optó finalmente por truncar dos años después este proyecto y dedicarse plenamente a la pintura. Así que, en 1923, dejó el ambiente artístico madrileño rancio y académico y viajó a París, epicentro entonces de la modernidad y cita obligada de todos los artistas más avanzados. Se instaló en un estudio en Montparnasse, barrio de artistas, y entró en contacto, entre otros, con los españoles residentes hacía años en la capital gala, como Picasso, Juan Gris, María Blanchard, Gargallo o Julio González.

Poca información existe de estos primeros años parisinos, aunque así ocurre, en general, con toda la biografía de Olivares. No obstante, se aprecia la amistad que ganó del grupo de pintores españoles de su generación que estaban llegando a París durante estos años: Pancho Cossío, Francisco Bores, Ismael González de la Serna, Hernando Viñes, Joaquín Peinado, Manuel Ángeles Ortiz. Con el título de “Los pintores españoles de París” publicó en La Gaceta Literaria de Ernesto Jiménez Caballero, en marzo de 1927, un artículo donde relataba cómo acompañó a Picasso en una visita al estudio de todos estos artistas que, según Olivares, empezaban a triunfar en París y deberían de servir de estímulo a los que habían quedado en Madrid y que “no conocen otro camino que la ruta que les lleva diariamente de la casa de huéspedes al estudio”.

En estos primeros años parisinos, Olivares comenzó a formar su colección de arte moderno con obras significativas del mejor momento de todos sus compañeros de París y que completó con tres gouaches y un grabado de Picasso, un importante bodegón cubista de Gris, una obra de Vázquez Díaz, iniciador de la modernidad en España, y un cuadro notable del pintor-poeta José Moreno Villa, tan ligado a la Residencia. La colección de Olivares no sólo es un reflejo de su —buen— gusto y de su compromiso con los nuevos lenguajes artísticos, sino que es casi la única colección de arte contemporáneo en el panorama español de su momento.

Sus primeros cuadros están fechados en 1926. La figura surrealizante, los paisajes estilizados, las composiciones abstractas, París, las representaciones del circo y de las ferias son los temas preferidos de su corta producción.

En 1928 realizó un cartel para la actuación de La Argentina en París. A éste siguieron otros de tema turístico o taurino. Su afición por los toros le llevó a tener una ganadería de lidia y a escribir una Historia del toreo que publicó en 1934 con un dibujo suyo.

En 1929 participó con cinco obras en la Exposición de Pinturas y Esculturas de españoles residentes en París en el Jardín Botánico de Madrid. Ese mismo año realizó la fachada y el interiorismo de la oficina parisina del periódico argentino La Prensa, de Buenos Aires, en un estilo racionalista y radicalmente moderno. Incorporó las últimas novedades del diseño, como los muebles de Marcel Breuer, y de la iluminación. La revista española Arquitectura publicó este proyecto.

En 1930 participó en la Exposición de Arquitectura y Arte Contemporáneo en el Casino de San Sebastián. Al año siguiente concluyó su segundo importante trabajo como “arquitecto decorador” en la sede parisina del otro gran periódico bonaerense, La Nación, siguiendo la tónica progresista de su anterior proyecto.

Regresó a Madrid en 1932, sin abandonar el estudio parisino, donde solía volver de forma intermitente. Carlos Morla Lynch, en su libro En España con Federico García Lorca, narra la visita que hicieron al taller de Olivares, Federico García Lorca, los condes de Y ebes, Moreno Villa, Pancho Cossío y el propio Morla, que consideró “horribles” los cuadros de la colección del artista. En cuanto a su obra, el último cuadro fechado data de 1933. O, al menos, parece que hubiera abandonado la pintura para cuando contrajo matrimonio en Irún el 4 de septiembre de 1933 con la hija de los marqueses de Barzanallana, Conchita Gómez-Barzanallana Lalanne, quien sucedió en el título siendo viuda. Se desconocen las razones, pero a partir de entonces se concentró en publicar una serie de libros y folletos. El primero y más importante es el volumen Arte Moderno editado por Manuel Altolaguirre. Es como una antología de su obra como pintor, interiorista y cartelista, junto con una selección de su colección y con un texto introductorio del artista. De las prensas de Altolaguirre salió también La Pintura Prehistórica en España, por la que muchos de los artistas de la vanguardia se interesaban. Escribió también la mencionada Historia del toreo y, poco antes de su temprana muerte, Las Escuelas españolas de pintura, de carácter didáctico y muy general.

El 15 de junio de 1936, al final de un día de campo en casa de unos amigos, Alfonso Olivares y Bruguera murió de un disparo fortuito causado por uno de los asistentes mientras manejaba una pistola. Al poco tiempo, nacieron sus dos hijas, mellizas póstumas, Alfonsa y Cristina de Olivares Gómez-Barzallana, que sucedería como condesa de Artaza y después como marquesa de Barzanallana la primogénita, mientras que la segunda poseería la merced de marquesa de Murrieta.

 

Obras de ~: París, 1927; Toro, 1927; Bodegón, 1927; Composición, 1927; Composición abstracta, c. 1928; Vista de Almodóvar del Río, c. 1928; Circo, 1928; Trapecista, 1929.

Escritos: “Los pintores españoles en París”, en La Gaceta Literaria (Madrid), n.º 6, 15 de marzo de 1927, pág. 5; “El vanguardismo en la pintura”, en Cosmópolis (Madrid), año 3, n.º 26 (febrero de 1930); Arte Moderno, Madrid, 1934 (reprod. en J. Alix et al., Alfonso de Olivares, catálogo de exposición, Madrid, Guillermo de Osma Galería, 1998); Pintura Prehistórica en España, Madrid, c. 1934; Historia del Toreo, Madrid, 1934; Las Escuelas españolas de pintura, Madrid, 1936.

 

Bibl.: J. Brihuega, Orígenes de la vanguardia española: 1920- 1936, catálogo de exposición, Madrid, Galería Multitud, 1974, págs. 78-81; I. Cajide, Olivares, catálogo de exposición, Madrid, Ministerio de Educación y Cultura, Sala de Exposiciones de la Dirección General del Patrimonio Artístico y Cultural, 1976; L. García Carpi, La pintura surrealista española (1924-1936), Madrid, Istmo, 1986, págs. 227-230; VV. AA., El Surrealismo en España, catálogo de exposición, Madrid, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, 1994; “Olivares, Alfonso de”, en J. M. Bonet, Diccionario de las vanguardias en España (1907-1936), Madrid, Alianza Editorial, 1995, pág. 451; E. Carmona, Pintura fruta. La figuración lírica española 1926-1932, catálogo de exposición, Madrid, Comunidad de Madrid, 1996, págs. 73-74; J. Alix et al., op. cit.; M. Adrio, 125 años de tenis en España, t. I, Madrid, Manuel Adrio, 2005, pág. 62.

 

Guillermo de Osma Wakonigg

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