Anselmo Guinea recibió en la adolescencia las enseñanzas de manos de Ramón Elorriaga y, a partir de 1870, de Antonio María Lecuona. Entonces comenzó a llamar la atención de los entendidos bilbaínos que, además de destacar sus aptitudes y coleccionar sus obras, se preocuparon por facilitarle el acceso a una formación reglada.

Tras un primer paso por la Escuela Especial de Pintura de Madrid en 1874-1875, el empresario Manuel María Gortázar le financió una estancia en Roma entre 1875 y 1876. Frecuentó allí las clases de desnudo y acuarela de la Academia Chigi y las de la Academia Española en Roma. Durante los cinco meses que duró la estancia adoptó las temáticas encumbradas por Mariano Fortuny, recientemente fallecido, que mantenían su vigencia entre un importante grupo de discípulos y seguidores. Regresó a Bilbao y de su producción durante el siguiente lustro deben destacarse principalmente los paisajes y escenas costumbristas vizcaínas, realizados en su mayoría a la acuarela. [...]