Risueño Alconchel, José. Granada, 18.IV.1665 – 6.XI.1732. Escultor y pintor.
Hijo de Manuel Risueño y Felipa de Alconchel, nace en el seño de una modesta familia de artesanos en el barrio de la parroquia del Sagrario, frente a la Catedral y junto a la Alcaicería y el Zacatín, importante núcleo mercantil e industrial de la ciudad, basado en el trabajo de la seda y los textiles. Pasó su infancia en un ambiente de artesanos, pues su padre era “maestro carpintero”, y en cuyo taller, sin duda, colaborarían sus hijos.
A los siete años, en 1672 fallece su madre, volviendo a contraer matrimonio su padre. En estas fechas aparece la figura del doctor Martín de Azcargorta como arcipreste de la iglesia del Sagrario, que sería su gran protector, ocupando el arzobispado de Granada en 1693.
Su formación debió de transcurrir, en estos años, entre el taller de su padre, el de los escultores Mora, y muy probablemente en el estudio del pintor Juan de Sevilla, artistas que, por entonces, desplegaban una gran actividad en la ciudad. Cuando cuenta con veintidós años contrae matrimonio, el 27 de enero de 1687, en la misma parroquia del Sagrario con Juana Durán de los Cobos, también natural de Granada. No tenemos constancia de su actividad artística durante estos años, aunque dada la madurez de sus primeras obras, es indudable que ya realizaba. Durante estos años van naciendo sus siete hijos. Su círculo social se va ampliando, como se puede atestiguar en las partidas de nacimiento de sus hijos donde aparecen amistades con cargos relevantes, tanto del Cabildo Catedralicio como del Sacromonte y del Palacio Arzobispal.
A partir del año 1692 se empieza a tener constancia de encargos de relevancia; concretamente la donación que hace Martín de Azcargorta de cinco lienzos, con el tema de los triunfos de la Iglesia, copia de Rubens, al palacio arzobispal y en su caso a la Catedral, que son obra de Risueño, en los que, a sus veinticinco años, se nos presenta ya con una técnica dibujística y pictórica de gran madurez. Es a partir de este momento, cuando aparece la época de mayor productividad del artista. Tiene taller propio de pintura y escultura y en él trabajarían, aparte de otros ayudantes y oficiales, su hermano Manuel, “maestro entallador”, y los pintores y grabadores Juan Ruiz Luengo, José de Ahumada y Domingo Chavarito. La vida de José Risueño transcurre entre el ámbito familiar, el del taller y sus colaboradores y, sobre todo, el eclesiástico; no tuvo la ambición de cargos o puestos de importancia oficial como otros pintores del barroco granadino como Alonso Cano, Juan de Sevilla o Pedro Atanasio Bocanegra.
A José Risueño se le puede considerar como discípulo y continuador de Alonso Cano, si bien no es cierto que recibiera sus enseñanzas directas, aunque su obra fue fuente inagotable de inspiración y evolución en su trayectoria artística. En escultura sí recibió las enseñanzas de los continuadores del maestro como fue el taller escultórico de los Mora —Bernardo y sus hijos José y Diego—, así como la influencia también de otro gran escultor como fue Pedro de Mena. Su estudio del natural le llevó a un tipo de escultura de blando modelado y expresivo, destacando como arquitecto de retablos y grupos escultóricos en piedra, mármoles y barro policromado.
En su faceta escultórica se distinguen tres etapas: la primera alcanzaría hasta 1693 y estaría ligada a su etapa de formación con el patetismo de los Mora y la influencia de Alonso Cano. Poco a poco sus relaciones profesionales y de amistad se van ampliando, como podemos atestiguar por las partidas de bautismo de sus hijos, pues en 1697 es padrino de su quinto hijo el licenciado Benito Rodríguez Blanes, pintor y párroco de la iglesia de Nuestra Señora de las Angustias y de la parroquia de los Santos Justo y Pastor. Por estos años, y gracias a sus relaciones con la Iglesia, especialmente con el arzobispo Azcargorta, trabaja para la abadía del Sacromonte, el convento del Ángel, con los mercedarios y la Cartuja.
La segunda etapa abarcaría desde 1693 a 1712 bajo el mecenazgo del arzobispo Azcargorta; pertenece a ésta obras como el Cristo del Consuelo (1698) de la iglesia de la Abadía del Sacromonte, con cuatro clavos y realizado en madera policromada, con un profundo estudio del natural, o el Crucifijo del convento del Santo Ángel de Granada cercano al arte de los Mora, o el San Jerónimo penitente de la iglesia de Santa Ana. Asimismo realiza figuras de vestir como la Virgen de la Esperanza de la iglesia de Santa Ana o el Nazareno de la iglesia parroquial de Alfacar, ejemplos de profundidad en el tratamiento de los temas de la Pasión. Destacar asimismo las medias figuras del Ecce Homo y la Dolorosa de la Capilla Real. También realiza el artista grupos de barro policromado en el que nos muestra su sensibilidad hacia el arte del rococó; ejemplos son los barros de la iglesia de las Angustias de Priego de Córdoba que representa a San José y el Niño despertando en sus brazos y la Virgen de Belén, así como los grupos de las Escuelas del Ave María. La última pintura inédita aparecida del pintor es una Santa Teresa de Jesús, fechada en 1694 y firmada en una colección particular de Córdoba, de mediano tamaño, que representa a la Santa en su celda inspirada por el Espíritu Santo.
Ya en el siglo xviii, José Risueño es un artista de prestigio en Granada, y su labor se ve reconocida con encargos en las principales obras que se realizan en la ciudad. Se comienzan los trabajos en el sagrario de la Cartuja. El propio arzobispo Azcargorta lo recomienda al pintor Antonio Palomino y al escultor Duque Cornejo como ayudante y colaborador ideal; también trabajarían en esta obra los artistas Hurtado Izquierdo y José de Mora.
Su vida familiar, sin embargo, no transcurre por derroteros halagüeños; en 1714 fallece su hermano y colaborador Manuel. Siete meses más tarde muere su mujer, Juana Durán de los Cobos. Parece ser que también cuatro hijos debieron de morir a edad temprana, pues no hay referencias documentales sobre ellos. En estos años parece ser que el pintor se quedó solo con la menor de sus hijas, Isadora, de quince años. Pero a pesar de todos estos avatares el artista sigue trabajando en el grupo escultórico en piedra de la Virgen de las Angustias, para la Virgen de las Angustias y, en 1717, el Cabildo le encarga la decoración escultórica de la gran portada principal de la Catedral que fue proyectada por Alonso Cano. El 1 de diciembre de 1717 contrae segundas nupcias con Jerónima María de Aguirre natura de Úbeda (Jaén) y de cuarenta y dos años de edad, por lo que pudo tratarse de un matrimonio de conveniencia, ya que una de sus hijas estaba casada con el hermano de la novia. A partir de este nuevo matrimonio, el artista cambia de residencia y se traslada al barrio de la parroquia de Santa Ana, y no hay constancia de que el matrimonio tuviera descendencia.
Así pues, la tercera etapa escultórica correspondería con obras de otra índole y abarcaría desde 1712 a 1732, siendo la de mayor productividad, en ella enlaza creaciones muy barrocas con claras tendencias hacia el rococó. Destacan obras como el gran Medallón que esculpe en 1717 en piedra para la portada principal de la Catedral de Granada representando la Encarnación y, muy especialmente el Retablo de San Ildefonso, encargado en 1720, del que tallará un total de dieciséis figuras que ocupan los espacios centrales del piso superior y las hornacinas, representando la Imposición de la casulla a San Ildefonso con la colaboración de ángeles voladores y diversas figuras de santos.
En pintura, la influencia de Cano es evidente, siendo uno de los mejores continuadores de la obra del maestro; extraordinario dibujante, debió de pasar por el taller de Juan de Sevilla, pero también fue un gran conocedor de la pintura del “natural”, tan alejada de lo granadino como lo demuestra el Retrato del Arzobispo Azcargorta, quizás su obra pictórica más difundida, así como en el estudio de las cabezas, destacando los temas de niños y ángeles. Su buen hacer como dibujante le valió para su actividad como grabador. Asimismo, y a través de su maestro Juan de Sevilla, interpretó con personalidad las influencias flamencas que llegaron a la escuela granadina. En su pintura también podemos apreciar su experiencia como escultor como se traduce en un plegado menudo, el claroscuro y un movimiento en sus figuras refinado y agradable. Entre sus obras destacaremos las que realiza para el Sacromonte: La Coronación de María, La Sagrada Familia, y los cuatro Arcángeles. En la Catedral de Granada, las pinturas de los apóstoles Santiago y San Cecilio, los lienzos de Santa Rosalía y Los Desposorios de Santa Catalina, que son composiciones de Van Dyck que Risueño debió de conocer a través de grabados. Pintó asimismo los lienzos de Los Triunfos de la Ecucaristía de Rubens, y en el Museo de Bellas Artes está parte de la serie que pintó para la Orden Mercedaria y una Anunciación. José Risueño es el artista de mayor personalidad de una generación de pintores que, aunque no conocieron a Alonso Cano, proyectó en su obra y en sus discípulos la esencia del maestro. Aparte de sus obras pictóricas y escultóricas, también realizaba otras actividades como la de tasador, ya que poseía profundos conocimientos de arquitectura, grabado y posiblemente música.
A partir de 1720, ya con una edad cercana a los sesenta años, empieza a disminuir su producción, si bien no ocurrió lo mismo con la calidad de sus obras.
Aún sigue trabajando en uno de los conjuntos de mayor importancia que se estaba realizando en Granada como era el gran retablo de la iglesia parroquial de San Ildefonso, donde el escultor realiza una de sus mejores aportaciones al arte escultórico.
Cercana ya la vejez y la disminución de encargos, como ocurría con otros artistas, solicita un puesto de sacristán en la Catedral para asegurarse un sustento, pero dicha petición fue denegada; su protector Azcargorta había fallecido en 1719, y nuevas generaciones habían sustituido en los cargos relevantes a sus amigos de juventud y madurez.
En 1725, cuando probablemente aún no había acabado el retablo de San Ildefonso y cuando la actividad artística de la ciudad se centra en el camarín de la iglesia de Nuestra Señora de las Angustias, la nueva iglesia del Sagrario, proyectada por Hurtado Izquierdo y acabada por Bada, el nuevo templo de San Juan de Dios, la fachada del Ayuntamiento y las decoraciones de la sacristía de la Cartuja, a José Risueño se le encarga que elija el tipo de plantas para el solado del camarín de la Virgen de las Angustias por su gran fama como arquitecto. Sin embargo, su labor escultórica y pictórica es, hoy día, más reconocida que su labor como proyectista de retablos y demás piezas arquitectónicas.
El artista fallece el 6 de noviembre de 1732, siendo enterrado en la iglesia de Santa Ana, en cuya parroquia vivía. Debió de sufrir una larga enfermedad, ya que firmó testamento el 5 de noviembre de 1727, siendo, entre sus albaceas, el pintor Domingo Chavarito, discípulo suyo.
Obras de ~: Escultura: Virgen Niña; Virgen de la Aurora; Santo Tomás de Villanueva y Niño pobre; Santo Domingo de Guzmán; Santa Lucía; Santa Teresa; Santa Isabel de Hungría; San Juan Bautista; Inmaculada; San Juan Bautista Niño; Virgen del Rosario; Niño Jesús de Pasión; San Luis Obispo; San Cecilio; Cristo Crucificado; San Antonio Abad; Santa Margarita de Cortona; San Jerónimo Penitente; Dolorosa; Cristo con la Cruz a cuestas; Cristo Crucificado del Consuelo; El Buen Pastor Niño; Niño Jesús de Pasión; Niño Jesús en Oración; San Juanito; Virgen con el Niño y San Juanito; La Magdalena Penitente; San José con el Niño; Ecce Homo; La Fe; Descanso en la huida a Egipto; Virgen con el Niño; Virgen de Belén; San Juan de Dios; Virgen de las Angustias; La Encarnación; Retablo del Altar Mayor de la Iglesia de San Ildefonso de Granada.
Pintura: San Martín partiendo su capa; San Vicente Ferrer; Santa Clara entre los doctores de la Iglesia; La Eucaristía y los Evangelistas; El triunfo de la Iglesia; Triunfo de la Eucaristía sobre Idolatría; Triunfo de la Eucaristía sobre la Filosofía; San Benito; San Basilio; San Bruno; San Jerónimo; Santa Teresa de Jesús, 1695; Adoración de los Reyes Magos, 1700; Adoración de los Pastores; Grupo del Calvario; Fray Cipriano de Santa María; Fray Cristóbal de Úbeda; Santo con un Niño en brazos; San Antonio con el Niño; Buen Pastor Niño; Inmaculada; San Miguel; Cristo instituyendo la Eucaristía; Las dos Trinidades; La Divina Pastora; Virgen de Belén; Sagrada Familia; San Juanito; Jesús Niño con el Cáliz en la mano; San Antonio con el Niño; Pasaje místico o alegoría mercedaria; Pasaje de la vida de San Pedro Nolasco; El Santo rescata a los cautivos; Alegoría mística; Alegoría a la Orden Mercedaria; Aparición de la Virgen en el coro a San Félix de Valois; Cristo Crucificado; Virgen Dolorosa; San Juan Evangelista; San Cecilio; Santiago; Adoración de los Reyes; Sacrificio de Isaac; Desposorios místicos de Santa Catalina; Coronación de Santa Rosalía; con A. Palomino: Triunfo de la Eucaristía y San Bruno; Huida a Egipto; Santos Obispos de Granada: San Cecilio y San Gregorio; Cristo Crucificado; Cristo atado a la columna; Muerte de San Juan de Dios; Retrato del Arzobispo Dr. Martín de Azcargorta; Virgen del Rosario;Virgen con el Niño; Anunciación; Ángel de la Guarda; Arcángel San Gabriel; Arcángel San Miguel; Arcángel San Rafael; Grupo de Arcángeles y Querubines; Coronación de la Virgen; Virgen del Rosario; El Buen Pastor.
Bibl.: D. Sánchez-Mesa Martín, José Risueño. Escultor y pintor granadino /1665-1732), Granada, Universidad-Caja de Ahorros, 1972; A. E. Pérez Sánchez, Pintura barroca en España (1600-1750), Madrid, Cátedra, 1996, págs. 424-425; D. Sánchez- Mesa Martín, El arte del Barroco. Historia del Arte en Andalucía, vol. VII. Sevilla, Géver, 1998, págs. 268-272 y 459-461; A. Calvo Castellón, “La pervivencia de la poética de Cano en la pintura granadina”, en Alonso Cano. Espiritualidad y modernidad artística, Granada, Consejería de Cultura. Junta de Andalucía, 2002, págs. 369-399; A. M.ª Castañeda Becerra, “Aproximación al retrato en la pintura granadina del barroco”, en Actas Symposium Internacional Alonso Cano y su época, Granada, Consejería de Cultura. Junta de Andalucía, 2002, págs. 473-482; El retrato granadino en el Barroco, Granada, Universidad, 2006; J. L. Requena Bravo De Laguna, “Una Santa Teresa, firmada y fechada por José Risueño”, en Cuadernos de Arte de la Universidad de Granada, n.º 37 (2006), págs. 413-418.
Ana María Castañeda Becerra