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Vicente Salvador Gómez

Biografía

Salvador Gómez, Vicente. Valencia, 1637 – 7.IV.1678. Pintor.

Vicente Salvador Gómez fue una de las figuras más relevantes del ambiente artístico valenciano durante la segunda mitad del siglo xvii. Nacido en el seno de una familia de artistas, su padre Pere y su hermano Luciano fueron pintores. Desarrolló su actividad profesional en Valencia para la iglesia y la nobleza local principalmente. Hombre de gran cultura, pues reunió una de las bibliotecas más importantes que se conocen entre los pintores de la España del Siglo de Oro, fue “Familar del Santo Oficio y Censor de las Pinturas en su decencia y culto por dicho Tribunal”, así como director y académico mayor de Santo Domingo.

A pesar de que las actividades de Salvador están bien documentadas, poco se sabe de su formación artística. Siendo su padre pintor es lógico pensar que debió de aprender los primeros rudimentos de su profesión en familia, si bien las fuentes históricas así como su estilo juvenil indican que su maestro seguramente fue Jerónimo Jacinto Espinosa (1600-1667), el pintor de más renombre de su tiempo en la ciudad. La precocidad del joven Salvador en el arte de la pintura se hace patente cuando con sólo catorce años realizó una seria sobre la vida de san Ignacio para la Casa Profesa de Valencia y que hoy en día se conserva en el Museo de Bellas Artes de Valencia San Pío V. Este encargo debió de estar supervisado por el mencionado Espinosa, pues la juventud de Salvador y el estilo que despliega en sus obras así lo parecen indicar.

Aunque no se sabe la fecha exacta en la que se emancipó como profesional, en 1663 ya se declaraba pintor independiente cuando le fueron encargados cuatro lienzos sobre la vida de san Vicente Ferrer para la iglesia de Predicadores de Valencia. Las piezas se instalaron en la capilla del Santo en la iglesia y en la actualidad se conservan dos de ellas in situ: El Compromiso de Caspe y La llegada milagrosa de las naves. En estos cuadros de etapa aún juvenil Salvador se muestra fiel al estilo de Espinosa por cuanto se refiere al buen dibujo y el color y, como su maestro, hace igualmente gala de una gran habilidad para representar de manera muy individualizada a sus personajes que, en ocasiones, debieron de ser retratos del natural. De esta misma época se conocen La Aparición de la Virgen a san Alberto Magno, que se pintó para el mismo Convento (Museo de Bellas Artes de Valencia, San Pío V) y La muerte de la Virgen de colección privada.

En 1668 realizó el dibujo preparatorio para la portada del libro La Montesa Ilustrada de Hipólito Samper, que sería grabado posteriormente por el madrileño Pedro de Villafranca (c. 1615-1684). Esta obra es de gran interés, pues en ella se advierte una evolución estilística por la que Salvador empieza a dejar los modelos rotundos y pesados de su maestro y adopta otros de mayor dinamismo, de corte más barroco. La aparición de este nuevo estilo se ha venido explicando con la hipótesis de que Salvador viajara a Madrid con el objeto de llevar a cabo su colaboración con Pedro de Villafranca. En la Corte debió de tener acceso a la obra de artistas madrileños que en aquella época mostraban un estilo más dinámico en sus composiciones y de factura suelta. El posible viaje a Madrid viene asimismo corroborado por el hecho de que existen indicios de que trabajara para la nobleza cortesana, en concreto los duques de Arcos y los condes de Paredes. Salvador tuvo claro interés por la pintura de arquitecturas, tal y como se demuestra, por ejemplo en su Expulsión de los mercaderes del templo (Museo del Prado). En esta pieza el maestro representa la arquitectura monumental de un templo en el que sitúa dinámicos grupos de personajes iluminados por dramáticos contrastes de luz de gran efecto barroco. Es sin duda este lienzo claro testimonio de un estilo ya personal que poco tiene que ver con el de su maestro Espinosa y que viene a indicar el conocimiento de obras de origen italiano al modo de las de Valerio Castello (1624-1659) en las figuras, y a las de Viviano Codazzi (1604-1670) o las del también valenciano Vicente Giner (c. 1636-1681) en las arquitecturas. A este respecto se ha pensado que Salvador pudiera haber estudiado las obras italianas de la colección real en Madrid o que tal vez realizara un viaje a Italia, quizás a Roma, en donde residía el mencionado Giner, fundador de una academia non-nata de artistas españoles en la urbe. Si hizo este viaje, tuvo que haberse realizado antes de 1668 o después de 1675, ya que entre estas dos fechas Salvador está ampliamente documentado en Valencia.

Durante ese período y después de la muerte de Espinosa en 1667, Salvador se convirtió en el pintor más importante de Valencia. En 1670 era director mayor de Santo Domingo, que fue una especie de “aula” o academia de pintura que debió de tener prestigio en la ciudad y para la cual preparó en 1674, La Cartilla y Fundamentales Reglas de la Pintura. Esta Cartilla, que se ha conservado fragmentariamente, es documento de gran interés y clara prueba de sus preocupaciones pedagógicas y amplios conocimientos en el arte de la pintura. Sus obras en este período se cotizaban a altos precios en la ciudad y entre sus clientes se encontraba la nobleza local, como los duques de Segorbe.

Del bagaje cultural, intelectual e interés científico de Salvador se tiene excelente prueba cuando en 1673 compró los libros y modelos en yeso que Alonso Cano (1601-1667) había dejado en la Cartuja de Portacoelli a su paso por Valencia en 1645. El inventario post-mortem de su biblioteca presenta una abundancia inusual de volúmenes que abarcan variadísimas disciplinas científicas entre las que destacan las matemáticas, la geometría, astrología, cosmografía, navegación, gramática, historia, política, botánica, fauna, psicología, anatomía, arquitectura, pintura, religión, emblemática, mitología clásica, literatura española e italiana, medicina, filosofía, arqueología, entre otras.

Su prematura muerte en 1678 a la edad de cuarenta y un años truncó una de las carreras más prometedoras de la pintura valenciana del barroco. Salvador fue no solamente pintor de historia religiosa, retratos y perspectivas sino también de animales, flores y paisajes.

Fue un hombre de extraordinaria altura intelectual para su época, profesional del arte de la pintura y gran interesado en cuestiones de arquitectura, tal y como demuestra el contenido de su biblioteca, algunos de sus dibujos y pinturas y la referencia que de él hace Marcos Antonio Orellana al calificarlo “de muy perspectívico”. La etapa final de su obra pictórica supone un claro avance para la pintura valenciana del siglo xvii anclada en el profundo realismo tenebristra de tradición ribaltesca y espinosiana. Salvador introduce en Valencia la pintura de pleno barroco, con un arte basado en composiciones dinámicas, efectos lumínicos escenográficos y una factura cada vez más suelta y menos dibujada que otorga a sus modelos mayor ligereza y gran movilidad.

 

Obras de ~: Serie sobre la vida de san Ignacio; Lienzos sobre la vida de san Vicente Ferrer para la iglesia de Predicadores, Valencia; La aparición de la Virgen a san Alberto Magno; La muerte de la Virgen.

Escritos: La Cartilla y Fundamentales Reglas de la Pintura, 1674 (inéd.).

 

Bibl.: Barón de Alcahalí, Diccionario biográfico de artistas valencianos, Valencia, Imprenta de Federico Doménech, 1897, pág. 296; M. A. de Orellana, Bibliografía Pictórica Valentina, ed. X. de Salas, Valencia, Ayuntamiento, 1967, pág. 269; A. E. Pérez Sánchez, “Vicente Salvador Gómez: a propósito de un obra adquirida por el Prado”, en Boletín del Museo del Prado, 2 (1980), págs. 69-78; D. Angulo y A. E. Pérez Sánchez, A corpus of Spanish drawings. Valencia 1600-1700, London, Harvey Miller, 1988, pág. 77, dibujo n.º 394; A. E. Pérez Sánchez, Pintura Barroca en España, Madrid, Cátedra, 1992, págs. 390-391; R. García Mahiqués, “La iconografía emblemática de la Sangre de Cristo: a propósito de una pintura inédita de Vicente Salvador Gómez”, en Boletín del Museo e Instituto Camón Aznar, 68 (1992), págs. 63- 106; B. Navarrete Prieto, “Sobre Vicente Salvador Gómez y Alonso Cano: Nuevos documentos y Fuentes Formales”, en Ars Longa, 6 (1996), págs. 135-140; R. García Mahiqués, “Vicente Salvador Gómez y la iconografía de San Ignacio de Loyola en la Casa Profesa de Valencia”, en Boletín del Museo e Instituto Camón Aznar, LXII (1996), págs. 57-59; S. Salort Pons, M. J. López Azorín y B. Navarrete Prieto, “Vicente Salvador Gómez, Alonso Cano y la pintura valenciana de la segunda mitad del siglo xvii”, en Archivo Español de Arte, n.º 296 (2001), págs. 393-424.

 

Salvador Salort Pons

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