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Joaquín Suárez

Biografía

Suárez, Joaquín. Villa de Guadalupe, Canelones (Uruguay), 18.VIII.1781 − Montevideo (Uruguay), 26.XII.1868. Estadista y prócer civil de la independencia uruguaya.

Hijo de Bernardo Suárez del Rondelo, un rico y considerado hacendado de aquella región. Realizó estudios básicos que, según él mismo, le sirvieron para comprender “lo que era bueno y lo que sería malo”, dedicándose luego, junto a su padre, a las tareas agrarias y al comercio. Se casó con María Josefa Álamo, siendo por más de sesenta años ejemplar marido, padre (de ocho hijos) y abuelo. No era hombre de inteligencia de gran brillo, pero sí de mente lúcida, de soluciones pragmáticas, de sólido criterio y de inconmovible contextura entre principios y acción.

Desde los albores de los movimientos juntistas (1808-1809) se volcó en lo que ya se consideraba la causa de “la patria americana”, por lo que no sólo fue vigilado, sino que fue preso, sin que se le encontraran pruebas de actividad subversiva.

En 1811, producido el levantamiento de la “Banda Oriental”, acaudillado por José Artigas, apoyando el Movimiento de Mayo (1810) en Buenos Aires, Suárez se une a sus fuerzas en el mes de abril, participando en la triunfal batalla de Las Piedras; es designado comandante interino de su pueblo natal y ante los sucesos de octubre de ese año (invasión portuguesa y pacto de Elío con la Junta de Buenos Aires), que dan fin al primer sitio de Montevideo, marcha, siguiendo a Artigas, en el llamado “Éxodo del Pueblo Oriental” hacia el exilio.

De vuelta en el país, su carrera política, más que militar, es cada vez más activa, notoria y ascendente. Representante en el histórico Congreso de abril de 1813, posteriormente fue integrante del Congreso Elector de 1815, por Canelones, y regidor y fiel ejecutor del Cabildo Gobernador de la Provincia (ya independiente), y en ese cargo lo sorprende la invasión portuguesa de 1816. Artigas lo designa comisario general del ejército oriental. Durante el período de ocupación luso-brasileña (1817-1828), Suárez vuelve a las actividades agrícolas, alejado de toda actividad pública.

Iniciada la cruzada libertadora de Lavalleja (el 19 de abril de 1825) y teniendo ya éste el apoyo de Rivera, Suárez se une a los patriotas en la toma de Canelones, contribuyendo con importantes fondos a la financiación de la campaña. Forma parte del Primer Gobierno Provisorio, en la Florida, integrando la Comisión de Hacienda; ante la convocatoria a Congreso de todos los pueblos libres de la Banda Oriental es designado diputado por Florida, contribuyendo a elaborar las históricas resoluciones (Ley de Independencia) del 25 de agosto de 1825. El 5 de julio de 1826 se le designa gobernador delegado, en tanto Lavalleja se encuentra “afectado al servicio nacional en la presente guerra” (contra el Imperio del Brasil). Por su iniciativa, el Gobierno patrio se traslada a la Villa Canelones, donde se inicia la segunda legislatura.

Por la Convención del 4 de octubre de 1828, ante la elección de representantes a la “Asamblea Legislativa y Constituyente del Estado”, Suárez es elegido para integrarla por el departamento de Soriano. Se le designa segundo vicepresidente y una vez que esta Asamblea ha nombrado al general José Rondeau gobernador provisorio, en ausencia de éste, Suárez ejerce dicho cargo del 1 al 28 de diciembre de 1828.

Fue entonces activo participante en la ley de creación del primer Pabellón Nacional.

Un quebranto de salud lo aleja, circunstancialmente, de la actividad política, pero, elegido primer presidente constitucional de la República, el general Fructuoso Rivera le designa, el 19 de septiembre de 1831, ministro secretario de Estado en los departamentos de Gobierno, Guerra y Relaciones Exteriores, cargo al que renuncia el 8 de noviembre.

En 1834 es elegido diputado por Montevideo y en 1837 accede al Senado, del que será elegido presidente en octubre de 1841. Ello lo lleva a la titularidad del poder ejecutivo durante el duro período de nueve años (1843-1851) en que Montevideo sufrió el llamado “Sitio Grande”. Ya anciano (con sesenta y un años), tendrá Suárez más una representatividad y fuerza morales que una real influencia política. Representó, entonces, la permanencia de los valores de la patria joven, la protección del Estado a sus ciudadanos; en resumen, la vigencia institucional de la nación.

Terminado el conflicto con la paz del 8 de octubre de 1851, “sin vencidos ni vencedores”, Suárez deja el Gobierno que, como él mismo dijera, “agobiara con su peso sus ya débiles hombros”. Había sacrificado en el cargo la mayoría de su fortuna. Aún fue designado senador en 1854 y diputado por Montevideo en 1858, renunciando al cargo por su escasa salud.

Al fallecer se le decretaron honores fúnebres y fue sepultado en la Iglesia Catedral de Montevideo, donde reposan, igualmente, los dos generales libertadores de Uruguay: Lavalleja y Rivera.

En 1896, una estatua en su honor fue levantada en la Plaza Independencia de Montevideo y luego, ya en el siglo xx, al erigirse allí el monumento al fundador de la patria, Artigas, su estatua fue trasladada al lugar de su quinta, en el barrio “Arroyo Seco”, sobre la avenida Agraciada, de la capital de Uruguay.

 

Bibl.: A. Lamas, Biografía de don Joaquín Suárez, Montevideo, Tip. de la Escuela Nacional de Artes y Oficios, 1895; O. Araújo, Homenaje al gran ciudadano Joaquín Suárez, tributado a su memoria con motivo de las fiestas celebradas en su honor el día 18 de julio de 1896, Montevideo, Dornaleche y Reyes Impr., 1896; J. J. Biedma, Suárez y Olavarría: memorias y bosquejo biográfico (biografía argentina), Buenos Aires, Cabaut Ed., Librería del Colegio, 1909; A. Lamas y C. S. de Pérez Gomar, Biografía de don Joaquín Suárez: su descendencia en el Uruguay, Brasil y Argentina, Buenos Aires, Gráf. de Juan Castagnola, 1941; J. González Albistur, Joaquín Suárez, el gran ciudadano, Montevideo, Universidad de la República, 1978.

 

Fernando O. Assunção

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