Ayuda

José María Alonso y Trelles

Biografía

Alonso y Trelles, José María. El Viejo Pancho. Ribadeo (Lugo), 7.V.1857 – Montevideo (Uruguay), 28.VII.1924. Periodista satírico, dramaturgo y poeta.

Según reza su fe de bautismo en la parroquia de Santa María del Campo de la Villa de Ribadeo, fue “hijo legítimo de Don Francisco Alonso Trelles, maestro de primeras letras, natural de San Juan de Trelles, en Asturias, y de Doña Vicenta Jarén, que lo es de esta Villa, donde son vecinos”. El acta también da los nombres de los abuelos del bautizado: por parte de padre, “Don Vicente y Doña Josefa Peláez”, ambos oriundos de Trelles, y por línea materna, los ribadenses Pedro Jarén y Ramona Fernández. El José María adulto dejaría de lado su segundo nombre de pila y abreviaría su primer apellido, Alonso, a su inicial, firmando siempre sus obras como José A. y Trelles (o a veces omitiendo la conjunción). Cuando rondaba los cuatro años, su padre tomó posesión del puesto de director de la escuela de Navia, villa vecina a la de su solar familiar. Allí cursó estudios primarios e hizo amistad con otros futuros emigrantes a América, como Rafael Calzada, que triunfaría en la provincia de Buenos Aires. Hacia los quince años retornó a Ribadeo para estudiar en la escuela mercantil. Con su flamante título partió, seguramente en la segunda mitad de 1876, a hacer la América en el Río de la Plata. Después de una breve estadía en Montevideo, el aventurero continuó hasta Argentina, asentándose en el pueblo de Chivilcoy, provincia de Buenos Aires, donde según cuenta en su Autobiografía, envió algunas colaboraciones a la prensa local y “para adormecer la ‘morriña’ hereditaria, se dio a los versos como hubiera podido darse a la bebida”.

En 1877 o 1878, Trelles se trasladó a Tala, pueblo recientemente fundado a ochenta kilómetros al norte de Montevideo, en el departamento de Canelones, Uruguay, como centro de una comunidad de agricultores donde destacaban los inmigrantes canarios.

Allí consiguió trabajo en un comercio y se enamoró de la hija del dueño, Dolores Ricetto, a quien le dedicó un poema inédito, Pensando en ti, Lola, fechado en abril de 1880. Al poco tiempo, la pareja decidió probar suerte en el estado de Río Grande do Sul, Brasil, donde el joven marido hizo de tenedor de libros en un establecimiento agropecuario. Hacia 1887 retornaron a Tala y Trelles retomó los estudios para hacerse procurador. Ésta fue su principal profesión durante el resto de su vida. El matrimonio tuvo ocho hijos, de los cuales dos murieron siendo niños.

En 1902 Trelles asumió la nacionalidad uruguaya y en 1908 ocupó una banca en la Cámara de Representantes, por el partido Blanco; en 1906 volvió de visita a su tierra gallega y asturiana.

Se puede hablar de varias facetas de la obra literaria de Trelles. La primera es la de un poeta romántico tardío, que escribió versos recargados y poco originales; de ellos hay algunos inéditos, además de los que publicó en el efímero periódico El Tala (1880- 1881) y en su primera obra, Juan, el loco (1887). Un segundo y más interesante lado de su actividad creadora fue su trabajo de prensa pueblerina. Aquí está el periodismo satírico de sus dos semanarios El Tala Cómico (1894-1898) y Momentáneas (1899-1900), que él mismo dirigió y de los que fue el principal colaborador; y también la serie de artículos posteriores para la prensa provincial uruguaya. En estas notas, generalmente firmadas con seudónimos (tales como Juan Monga e Intruso), criticaba acontecimientos políticos locales o nacionales. En tercer lugar está la escritura, ora en verso, ora en prosa, para el teatro de aficionados de Tala, que comenzó a hacer al poco de llegar a la villa, como prueba una pieza recientemente hallada en Ribadeo, El dolor de las desdichas, fechada en 1878. Hay publicadas otras tres, todas ellas ligeras en su carga estética pero entretenidas y graciosas.

Por fin está la faceta de poeta gauchesco, la del Viejo Pancho. Así comenzó en 1899 a firmar los versos en que un paisano se quejaba de la modernización del país, tanto por los nuevos métodos de explotación del campo, donde el gaucho ya no desempeña el papel imprescindible de otrora, como por la inmigración de agricultores “gringos”. Otro de sus temas fue la angustia por la traición de su amada, una china infiel que hace añicos los sueños románticos del temprano Trelles poeta. Con la firma gauchesca, publicó una pieza dramática pesada y olvidable, ¡Guacha! (1913), y su obra maestra, Paja brava (1916). Esta última logró un éxito popular y un reconocimiento crítico perdurables, con más de una veintena de ediciones hasta nuestros días, e inspiró una serie de temas musicales clásicos y populares, interpretados por nombres tan respetados como Eduardo Fabini, Carlos Gardel y Alfredo Zitarrosa. Los uruguayos todavía reconocen versos como: “Es de noche; pasa / rezongando el viento / que duebla los sauces / cuasi contra el suelo [...]. Pucha que son largas / las noches de invierno”, del hombre incapaz de olvidar a su amada (“Insomnio”); o “Pulpero, eche caña, / caña de la güena, / yene hasta los topes ese vaso grande. / No ande con miserias...”, que cuentan la desolación del hombre engañado (“La güeya”); o “Cuasi anochecido, cerquita e mi rancho, / cuando con mis penas conversaba a solas, / sentí ayer ruidaje como de pezuñas / y el grito campero de ¡hopa!, ¡hopa!, ¡hopa!...”, sobre la desesperanza del gaucho y la universalidad del hombre que mira su vida desde la vejez (“¡Hopa... hopa... hopa!...”).

Dada la variedad de estas facetas, casi se podría hablar de heterónimos del autor. Como Joseph Conrad, de quien es perfectamente contemporáneo (no sólo comparten fechas de nacimiento y muerte, sino que Conrad entró en la marina inglesa en 1878, cuando Trelles arribaba a Tala), logró triunfar en una lengua, en su caso el dialecto gaucho, distinta de la propia. Y como el escritor polaco, un romántico con tendencia al pesimismo y a la depresión, parece que Trelles también padeció, internamente, de las vicisitudes que acompaña el exilio.

Murió en Montevideo de septicemia tras una peritonitis, y fue enterrado en Tala. Su casa natal en Ribadeo ha sido remozada y se piensa hacer de ella un centro de estudios iberoamericanos; su hogar en Tala fue expropiado en 2007 y hay planes para poner allí un museo y un centro cultural. El gran escultor uruguayo José Luis Zorrilla de San Martín hizo bustos trillizos del poeta que adornan la plaza principal de Ribadeo, la de la calle que lleva su nombre en Montevideo y un parque a la entrada de Tala.

 

Obras de ~: Juan el loco, Montevideo, Imprenta Popular, 1887; El Viejo Pancho (seud.), ¡Guacha!, Montevideo, Renacimiento, 1913; El Viejo Pancho (seud.), Paja brava, Montevideo, Renacimiento, ¿1916? (ed. aum. con el tít. Paja brava: versos criollos, Montevideo, Palacio del Libro, 1929); Obras completas, ed. de G. San Román, Montevideo, Linardi y Risso, 2005.

 

Bibl.: J. C. Sabat Pebet, El cantor del Tala, Montevideo- Buenos Aires, Palacio del Libro, 1929; D. Gamallo Fierros, “Un provinciano de Lugo universal: El Viejo Pancho”, en Boletín de la Comisión de Monumentos de Lugo, t. II, n.os 13-20 (1946), págs. 127-130 y 152-157; J. Pereira Rodríguez, “La obra de El Viejo Pancho” (1957), en Ensayos, t. II, Montevideo, Ministerio de Instrucción Pública y Previsión Social, 1965, págs. 175-211; G. San Román, “Introducción” a J. M.ª Alonso y Trelles, en Obras completas, op. cit .; “José Alonso y Trelles en sus 150 años: el estado de la cuestión”, en Revista de la Academia Nacional de Letras (Montevideo), año 2, n.º 3 (julio-diciembre de 2007), págs. 65-75.

 

Gustavo San Román