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Eustaquio de Chapuys

Biografía

Chapuys, Eustaquio de. Annecy, Saboya (Francia), 1489 – Lovaina (Bélgica), 21.I.1556. Diplomático.

Su padre y su abuelo habían sido notarios. Huérfano de padre, su madre sacrificó su modesto patrimonio para que Eustaquio, que era el primogénito, estudiase en la Universidad de Turín. Buen estudiante, se doctoró allí en ambos Derechos, logrando que se fijara en él Pierre de la Baume, príncipe obispo de Ginebra, que lo admitió a su servicio. Su ascenso fue rápido y, antes de los treinta años, era vicario para la Administración civil de la Ciudad. También fue deán de Vuillionex y de Viry y canónigo de Ginebra. Su amistad con políticos inquietos y con humanistas fue causa de que rompiera con los representantes del duque de Saboya y del príncipe-obispo de Ginebra. Pasó entonces al servicio del condestable Carlos de Borbón, que le encargó algunas misiones y con quien asistió a la firma del tratado de Madrid (14 de enero de 1526) y Carlos V lo nombró maitre des requétes, es decir, encargado de indultos y peticiones varias. Años más tarde obtuvo también del mismo soberano que se le nombrara canónigo de Toledo, Osma y Málaga. Otro puesto eclesiástico que se le dio fue el de abad de Sant’Angelo di Brolo.

Muerto Carlos de Borbón, Chapuys solicitó la protección de Carlos V, que se la concedió, e instado por Gattinara, pensando que sería persona idónea para actuar con ecuanimidad en Inglaterra, ya que carecía de vinculaciones en Flandes y en España, lo nombró embajador residente en Londres (25 de junio de 1529). Llegó a Londres a finales de agosto y se presentó a Enrique VIII el 14 de septiembre de 1529. En sus instrucciones se le encargaba ajustar reclamaciones de los mercaderes por los daños sufridos durante la última guerra, atender el reajuste de las tarifas de la lana y el trigo, las indemnizaciones pendientes de anteriores tratados, ocuparse de joyas de los Habsburgos que debían ser desempeñadas, el soborno o halago, o ambas cosas, de personalidades influyentes, la concesión económicamente dosificada de pensiones a la nobleza inglesa para atraerla a la causa imperial. Y sobre esto, dos puntos capitales: poner su capacidad jurídica y todos los recursos de la diplomacia imperial al servicio de Catalina de Aragón; pero sin herir a Enrique VIII, para lo cual debería hacer cuanto estuviera en su mano por reconciliar a los reyes ingleses y restablecer las cordiales relaciones entre el monarca británico y Carlos V. Chapuys aseguró a Margarita de Austria que no existía incompatibilidad en los dos aspectos de su misión. Sin embargo, una vez en Inglaterra, comprobó que su embajada no era tan fácil.

Allí se convirtió en amigo y consejero de Catalina; previó que la lentitud de actuación del Pontífice en el asunto del divorcio, llevaría a Enrique VIII al cisma; negoció, muerta Catalina, el restablecimiento de la alianza anglo-imperial; cultivó la amistad de los mercaderes españoles, flamencos y alemanes que vivían en Inglaterra, defendiendo siempre sus intereses ante la Corte; defendió el principio de que le correspondía la protección de todos los súbditos directos o indirectos del emperador y de sus intereses cuando carecieren de representación propia; y montó un excelente servicio de información, que lo convirtió en uno de los diplomáticos mejor informados de su época en los más variados campos. El equipo diplomático de su misión lo integraban un gentilhombre, un ayuda de cámara, seis caballeros y seis espías. Chapuys permaneció en Londres hasta 1545. Pero estuvo ausente por licencia entre 1539 y 1540 y desde la paz de Crépy (18 de septiembre de 1544) hasta poco antes de su cese (1545). Durante su misión también estuvieron como enviados o embajadores extraordinarios el señor de Mingobal (1529-1530), Pierre de Rosymboz (1530 y 1532), Philibert de la Baume (1532), Diego Hurtado de Mendoza (1537-1538), Fracois van dar Dilf (1539), Philippe de Montmorency, Señor de Couriéres (1541-1542), Jean Sauch (1542), Francois de Fallaix (1543), Fernando Gonzaga, príncipe de Molfette, y Juan Bautista Gastaldo (1543-1544), Balduino de Lannoy, señor de Tourcaigne (1544).

Durante su representación en Londres, Chapuys presenció e intervino en todo el proceso del cisma de Inglaterra, vio la muerte de Catalina de Aragón (1536), la subida al patíbulo de Ana Bolena y el tercer matrimonio de Enrique VIII con Juana Seymur.

Cuando cesó en la embajada marchó a Lovaina, en cuya universidad se inscribió como estudiante. Chapuys fue un hombre frío, muy inteligente, sagaz y astuto, impregnado del cosmopolitismo característico de los hombres del Renacimiento, que maniobró hábilmente en Inglaterra en uno de los momentos más difíciles de las relaciones angloimperiales.

Supo también aprovechar sus relaciones con los banqueros de la época para colocar sus ahorros en la Bolsa de Amberes y crearse una pequeña fortuna. Fundó dos colegios: uno en Lovaina, ciudad en la que vivió después de su jubilación, y otro, en su ciudad natal.

La correspondencia diplomática de Chapuys está redactada en francés y se conservaba en los archivos de Bruselas hasta la Revolución francesa. En la actualidad se encuentra en el Archivo del Estado de Viena.

 

Bibl.: J. Orsier, “Eustache Chapuys”, en Revue de Savoie (Paris) (enero 1912), págs. 1-29; G. Mattingly, Catalina de Aragón, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1944; R. D’Amat, “Chapuys, Eustache” en VV. AA., Dictionaire de Biographie Francaise, vol. VIII, Paris, 1959, pág. 462; G. Mattingly, La diplomacia del Renacimiento, Madrid, Instituto de Estudios Políticos, 1970; C. Fernández Espeso y J. Martínez Cardos, Primera Secretaría de Estado y Ministerio de Estado. Disposiciones orgánicas (1705-1936), est. prelim. de J. Martínez Cardós, Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores, 1972; F. Fernández- Armesto, “Eustache Chapuys”, en P. G. Bietenholz y Th. B. Deutscher (eds.), Cóntemporaries Qf Erasmus. A biographical register of the Reinassance and Reformation, vol. I, Toronto, 1985, págs. 293-295; M. A. Ochoa Brun, Historia de la diplomacia española, vol. V, Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores, 1999; J. P. Alzina de Aguilar, Embajadores de España en Londres. Una guía de retratos de la Embajada de España, Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores, 2001.

 

José Martínez Cardós

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