Sainz Indo, Miguel. Carranza (Vizcaya), 14.VI.1823 – Madrid, 29.IX.1876. Indiano y benefactor.
Nació en el pueblo de Lanzasagudas, de la localidad vizcaína de Carranza, en el seno de una familia muy humilde, circunstancia que propició que partiera a temprana edad a Madrid, donde empezó a trabajar en una ferretería, propiedad de un pariente, de la que con el tiempo llegó a ser dueño. Posteriormente emigró a Cuba, de donde más tarde retornó al país natal y se estableció en la capital de España. Acumuló una gran fortuna con los dividendos que le reportaban las propiedades que tenía en América, así como con audaces y hábiles inversiones bursátiles y, sobre todo, inmobiliarias. Todo ello favoreció un notable ascenso social, del que son prueba fehaciente su magnífico palacio –ya derribado– en el madrileño Paseo de
Murió soltero, de manera que una buena parte de sus bienes fueron heredados por sus sobrinos. No obstante, de acuerdo con un comportamiento muy frecuente entre los indianos en su testamento, tuvo en cuenta a Carranza, ya que reservó una importante cantidad para sufragar obras de infraestructuras y establecer cuatro fundaciones en este municipio. Dos de ellas estaban destinadas a la creación de sendas escuelas de niños y niñas en el pueblo de Lanzasagudas y a la dotación de los correspondientes maestros; otra, denominada Fundación Socorro de Jóvenes Emigrantes, fue establecida para costear anualmente los gastos del viaje y primeras necesidades de veinte lugareños que quisieran emigrar a Madrid y América. Finalmente, la última tenía por objeto la creación de una capellanía en la aldea del benefactor.
Hay que destacar por su singularidad la fundación destinada a pagar la emigración de jóvenes, dado que la mayor parte de las promovidas por los indianos fueron principalmente de carácter pío, docente u hospitalario. Sus consecuencias son incalculables, puesto que, aunque la suerte de la mayoría de los emigrantes carranzanos no fuera muy grande, numerosas familias vieron mejorado su patrimonio directa o indirectamente, gracias al dinero que llegaba de América, hasta los años sesenta del siglo XX, momento en que dejó de funcionar.
Bibl.: B. Rodríguez, Memoria del valle de Carranza, Bilbao, 1947, págs. 34, 58 y 60-68; M. López Gil, Valle de Carranza, Bilbao, Manuel López Gil, 1975, págs. 136-140; M. Paliza Monduate, “Los indianos y las bellas artes. El caso del valle de Carranza (Vizcaya): escultura y pintura (siglos XIX y XX)”, en Arte e identidades culturales. Actas del XII Congreso Nacional del Comité Español de Historia del Arte (CEHA), Oviedo, Universidad de Oviedo-Departamento de Historia del Arte y Musicología, 1998, págs. 311-325; M. Paliza Monduate, Guía de la arquitectura indiana en Carranza y Lanestosa, Bilbao, Diputación Foral de Vizcaya, Ayuntamiento de Carranza-Ayuntamiento de Lanestosa, 2004.
Maite Paliza Monduate
