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Pascual Herraiz Silo

Biografía

Herraiz Silo, Pascual. Belfast (Irlanda del Norte), 6.IV.1863 – Madrid, 5.VI.1903. Arquitecto.

Autor de una selecta obra, aunque reducida —a consecuencia de su temprana muerte—, cuyo trabajo refleja buena parte de las transformaciones que se desarrollaron en la arquitectura madrileña entre finales del siglo xix y comienzos del xx. Nacido en Irlanda por casualidad, su familia retornó a Madrid muy pronto, y aquí residió durante toda su vida. Huérfano de padre desde muy joven, fue su madre quien lo sacó adelante junto con sus tres hermanos. Desde pequeño demostró gran afición por el dibujo y la pintura —llegó a ser asiduo a la Sociedad de Acuarelistas—, y por ello se decidió a cursar estudios de Arquitectura. Tras concluir el bachillerato, se matriculó en la academia del arquitecto tardo-neoclásico Miguel Aguado de la Sierra, donde conoció a su amigo y compañero Vicente García Cabrera. Juntos ingresaron en la Escuela de Arquitectura de Madrid, en la que ambos se titularon en 1887 (Herraiz el 8 de agosto, concretamente). Su formación se la costeó impartiendo clases particulares de Inglés y Dibujo o colaborando en el estudio de arquitectos, como Ramiro Amador de los Ríos, con quien trabajó en los proyectos de decoración de la iglesia de San Francisco el Grande. Durante la carrera se distinguió por sus magníficas cualidades para las disciplinas gráficas, por lo que, a los pocos meses de su titulación, obtuvo por oposición una plaza de profesor auxiliar de clases de Dibujo en la propia Escuela de Arquitectura, cargo que desempeñó hasta febrero de 1903, cuando ascendió mediante concurso a la clase de Modelado y Vaciado, ocupando la vacante dejada por Arturo Mélida.

Desde su etapa de estudiante fue uno de los discípulos predilectos de Miguel Aguado, quien desde entonces se convirtió en su maestro, influyendo enormemente en sus primeros años de ejercicio profesional. Gracias a él ingresó en el cuerpo de arquitectos auxiliares del Ministerio de Fomento, para el que realizó años después una reforma en el Palacio de las Artes y la Industria (actual Museo de Ciencias Naturales). Además, entre 1891 y 1894 fue el principal colaborador de Aguado en las obras de construcción del edificio de la Real Academia Española de la Lengua, situado junto a la iglesia de los Jerónimos. Sus primeras obras manifiestan claramente el estilo sobrio y clasicista heredado de su mentor, tal y como puede apreciarse en el palacio del marqués de Villamejor (1887-1890), realizado en colaboración con el maestro de obras José Purkiss Zubiría, o en las viviendas que para el mismo propietario levantó junto a dicho palacio un año después. No obstante, en sus trabajos posteriores se observa una mayor variedad estilística y sobre todo un delicado sentido de la ornamentación, fruto de una adecuada asimilación de los modelos eclécticos. Todo esto se hace patente en la casa-palacio del senador José Rivera (1894) en la calle Villanueva, donde es posible encontrar paralelismos con algunas realizaciones del marqués de Cubas, y en el monumental panteón Casa Riera en el cementerio de San Isidro (1896), con evidentes resonancias medievalistas de origen neorrománico y neobizantino, que es una de las mejores muestras de arquitectura funeraria finisecular en Madrid.

Su corta trayectoria, apenas dieciséis años, culminó con dos obras sobresalientes: el desaparecido palacio del marqués de la Candelaria de Yarabayo (1900-1902) en la antigua calle de Lista y su trabajo póstumo, el edificio de viviendas para el banquero Manuel Arnús (1902-1904) en la calle Alfonso XI. El primero era una construcción, de porte aristocrático, resuelta al exterior con el aspecto de los característicos palacetes decimonónicos de aire clasicista, pero con unos interiores ricamente decorados, donde destacaban un vestíbulo de estilo neorrococó y una escalera con influencias modernistas. Las mismas que, desde una perspectiva muy particular, se pueden hallar en las viviendas Arnús, donde Herraiz plasmó una creativa y elegante versión del neogótico modernizado que, especialmente en el tratamiento de balcones y miradores, alcanza notables cotas de originalidad. Nunca se sabrá qué hubiera proporcionado este experimentalismo modernista si el arquitecto hubiera trabajado en los años siguientes —los de mayor apogeo del Modernismo en Madrid—, puesto que, mientras ejecutaba esta obra, le sobrevino repentinamente la muerte con apenas cuarenta y cuatro años. Fue su amigo Vicente García Cabrera quien se encargó de concluir el trabajo en curso, y también el que redactó un artículo necrológico publicado en una prestigiosa revista barcelonesa.

 

Obras de ~: con J. Purkiss Zubiría, Palacio del marqués de Villamejor (hoy Ministerio de Presidencia) en el paseo de la Castellana, Madrid, 1887-1890; Viviendas para el marqués de Villamejor en la calle Alcalá Galiano, Madrid, 1891; Casapalacio (actuales viviendas) del senador José Rivera en la calle Villanueva, Madrid, 1894; Panteón de los marqueses de Casa Riera en el cementerio de la Sacramental de San Isidro, Madrid, 1896; Palacio del marqués de la Candelaria de Yarabayo en la calle José Ortega y Gasset, Madrid, 1900-1902 (desapar.); Viviendas para Manuel Arnús en la calle Alfonso XI, Madrid, 1902-1904 (concluido por V. García Cabrera).

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de la Villa de Madrid, secc. Padrón Municipal [Partida de nacimiento].

V. García Cabrera, “Pascual Herraiz y Silo”, en Arquitectura y Construcción, 133 (1903), págs. 225-235; P. Navascués Palacio, Arquitectura y arquitectos madrileños del siglo xix, Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, 1973, págs. 280-282; C. Saguar Quer, Arquitectura funeraria madrileña del siglo xix, Madrid, Universidad Complutense, 1989, págs. 430 y 468-473; VV. AA., Arquitectura de Madrid: casco histórico y ensanches, Madrid, Fundación Cultural Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, 2003.

 

Óscar da Rocha Aranda

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