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Nicolás Alonso Andrade y San Juan

Biografía

Andrade y San Juan, Nicolás Alonso. Quintanilla de Losada (León), 1761 – San Juan (Puerto Rico), 21.VIII.1845. Deán de Puerto Rico y promotor de la instrucción pública.

Natural de Quintanilla de Losada, pueblo de la Cabrera Baja (León), donde nació en 1761 en el seno de una familia de haberes. En Valladolid hizo la carrera de Jurisprudencia, alcanzando el título de licenciado.

Por la Relación de meritos y servicios enviada al Consejo de Indias (Archivo General de Indias, Ultramar, leg. 502, fols. 356r.-363v.) consta que fue “abogado de los Consejos Real y del Ilustre Colegio de la Real Chancillería de Valladolid, Caballero Comendador de la Real Orden Americana de Isabel la Católica y agraciado con la Cruz pensionada de la real y distinguida Orden de Carlos III, provisor y vicario general, gobernador del obispado de Puerto Rico por el Excelentísimo e Ilustrísimo Señor D. Mariano Rodríguez de Olmedo y Valle, electo Arzobispo de Santiago de Cuba”. Se le olvidó de consignar que alcanzó el honroso puesto de deán del Cabildo Eclesiástico de Puerto Rico, para suceder a Juan Alejo de Arizmendi (fallecido en 1814).

En realidad, sus méritos y servicios cuajaron en Puerto Rico, donde desplegó una asombrosa y tenaz acción, sobre todo en la empresa de dotar al país de una universidad. Justo es el elogio de Cuesta Mendoza en su Historia de la educación en el Puerto Rico colonial, al calificarlo de “uno de los sacerdotes más beneméritos en los anales de la cultura del pueblo puertorriqueño” (A. Cuesta Mendoza, 1948: II, 176).

Andrade y San Juan había obtenido el 23 de mayo de 1793 la prebenda de racionero en la catedral de San Juan (Puerto Rico) y en el 1795 el oficio de secretario del obispo, Zengotita; en 1807 Carlos IV lo ascendió a canónigo. Al morir el obispo Arizmendi, el Cabildo lo propuso el 14 de octubre de 1814 para sucederle en la sede vacante por “su buena conducta, literatura y demás circunstancias” (Actas Capitulares, X, fol. 114r.). De hecho su candidatura figuró en la lista que el Consejo presentó a Fernando VI, que creyó más oportuno otorgar la gracia a Mariano Rodríguez de Olmedo, uno de los diputados de Cádiz que firmó el Manifiesto de los Persas (1512). Precisamente, Rodríguez de Olmedo le encargó que tomase posesión de la diócesis en su nombre, y al marchar a Cuba, lo dejó gobernador de la sede y el Cabildo lo eligió vicario capitular; en fin, el 18 de octubre de 1820 tomó posesión de la dignidad de deán. Desde esta fecha hasta su muerte, acontecida el 21 de agosto de 1845, gobernó la diócesis con valentía leonesa, oponiéndose a las turbas maniobras del gobernador Aróstegui, que lo envió a España preso, en “partida de registro”. Fue absuelto de la instancia, y empuñó de nuevo las riendas de la diócesis, de la que fue alma y timón; y se esforzó por dotar a Puerto Rico de una universidad, bien necesitada por las circunstancias políticas y las carencias crónicas. No lo consiguió, pero su gesta y gestión fueron ejemplares.

 

Obras de ~: Archivo General de Indias (Sevilla), Informes y propuestas de Universidad (en Á. Huerga, Historia Documental de Puerto Rico, t. XI, Ponce, Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico, 1994, págs. 217-287, doc. 813- 827).

 

Bibl.: A. Cuesta Mendoza, Historia de la educación en el Puerto Rico colonial (1508-1898), vol. II, Ciudad Trujillo (México), Imprenta Monsel León Sánchez, 1948, págs. 176 y 214 (partida de defunción de N. Alonso Andrade); Á. Huerga, Historia Documental de Puerto Rico, op. cit., págs. 59-65.

 

Álvaro Huerga Teruelo, OP

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