Urquina, Mateo de. Orduña (Vizcaya), c. 1572 – Bruselas (Bélgica), 1625. Secretario de Estado y Guerra en Flandes.
Llegó a Bruselas a comienzos de 1593 acompañando a Estaban de Ibarra, que al año siguiente se convertiría en primer titular de la recién instituida Secretaría de Estado y Guerra de la Capitanía General del ejército de Flandes “cerca la persona” del archiduque Ernesto de Austria (1594). Toda su trayectoria de servicios transcurrió en esta institución. En 1596, se transformó en oficial mayor del nuevo titular Juan de Mancisidor (1596-1618) y, en el verano de 1608, viajó fugazmente a España para dar cuenta de la evolución de las negociaciones que dieron paso a la Tregua de los Doce Años (1609-1621), pues se había ocupado de tramitar toda la correspondencia relativa a este asunto mientras Mancisidor, miembro de la delegación hispano- flamenca, se hallaba presente en las conferencias de La Haya. En su devenir, Mateo Urquina asumió la dirección de la Secretaría y, en junio de 1613, sus servicios fueron recompensados con el título de secretario real. Volvió a España en 1615, encargado de presentar a Felipe III los apuros financieros que atravesaba el Tesoro militar por cuestiones relacionadas con el cobro de los plazos de las provisiones, que ingresaban en la Pagaduría general al concluir cada ejercicio mensual; una práctica que obligaba a suscribir anticipos sobre plazos venideros en Amberes y contribuía a disparar el endeudamiento del Tesoro.
El fallecimiento de Juan de Mancisidor, acontecido el 27 de febrero de 1618, conllevó cambios en la Secretaría de Estado y Guerra. Por iniciativa propia, Alberto dividió las dos negociaciones, que nunca se habían gestionado de manera separada, debilitando la propia institución y la posición de sus responsables. Mateo de Urquina, su más antiguo y experimentado oficial, asumió la de Guerra y Pedro de San Juan —un oficial que no contaba entonces con título de secretario real, sino de secretario del archiduque—, la de Estado. Y la división perjudicó notablemente al primero, pues le frustró una lógica y merecida promoción a la propiedad de la Secretaría. Sus quejas a Felipe III, a quien legítimamente competía la designación de su titular, llegaron a Madrid en abril de 1618. “Tócame de derecho suceder amplia y cumplidamente en todo lo del dicho offiçio —se lamentaba—, pues si en tiempo que tanto huvo que hacer como durante el tratado de la tregua en despachar correos a España y a La Haya, donde estava el secretario Mancisidor como uno de los diputados, y a otros diferentes particulares destos estados y fuera dellos, además del expidiente ordinario del gobierno del exército, fuy bastante para cumplir con todo [...], agora, que sin comparación ay mucho menos que hazer que entonces, mejor pudiera a ello solo sin devidir los papeles de la Secretaría”. Pero el Monarca se vio obligado a transigir y no contravino este gesto de independencia explícita de Alberto, muy enfermo desde hacía varios años, para no deteriorar sus relaciones con el régimen archiducal en víspera de la previsible reversión de soberanía del territorio. La revocación de sus órdenes se pospuso hasta entonces y la Secretaría de Estado y Guerra se gestionó separadamente hasta 1625, cuando se produjo el fallecimiento de Urquina. Poco antes, había sido premiado con un hábito de la Orden de Santiago (1623-1624) y su viuda, Margarita de Boischot —hija del canciller de Brabante y miembro del Consejo de Estado de Bruselas Ferdinand de Boischot—; sus hijas, María e Isabel de Urquina, y su hijo, Diego de Urquina, fueron objeto de diversas recomendaciones y mercedes en años sucesivos en consideración a sus treinta y tres años de servicio a la Corona.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Estado, leg. 2032 (Mateo de Urquina a Felipe III, Bruselas, 3 de abril de 1618); Archivo Histórico Nacional, Órdenes Militares, Santiago, exp. 8349; Estado, lib. 260, fols. 80v., 94v. y 103r. (Felipe IV a Isabel, Madrid, 29 de junio de 1626, 2 de mayo de 1631 y 12 de junio de 1631).
J. Lefevre, La Secrétairerie d’État et de Guerre sous le Régime espagnol (1594-1711), Bruxelles, Académie Royale de Belgique, 1934, págs. 55, 69, 94-101 y 219-220; “La compénétration hispano-belge aux Pays-Bas Catholiques pendant le xviie siècle”, en Revue Belge de Philologie et d’Histoire, XVI (1937), pág. 608; A. Esteban Estríngana, Guerra y finanzas en los Países Bajos católicos. De Farnesio a Spínola (1592-1630), Madrid, Ediciones del Laberinto, 2002, págs. 172, 175-176, 196-198 y 216-217; Madrid y Bruselas. Relaciones de gobierno en la etapa postarchiducal (1621-1648), Lovaina, Leuven Unuversity Press, 2005, pág. 235.
Alicia Esteban Estríngana