Rodríguez de Monroy, María. María la Brava. Plasencia (Cáceres), p. m. s. XV – Salamanca, f. s. XV. Noble.
Nacida en el palacio de Monroy en Plasencia, se trasladó a Salamanca hasta el final de sus días. La vida de María de Monroy se enmarca en el conflicto de las luchas entre bandos nobiliares en la ciudad de Salamanca, a mediados del siglo XV. Las familias Solís, Maldonado, Manzano y Monroy, entre otras, se encontraban sumidas en una espiral de violencia y de luchas por conseguir la hegemonía absoluta de la ciudad. María pertenecía al bando de san Benito, enfrentado por entonces al bando de santo Tomé. Casada con Enrique Enríquez de Sevilla, descendiente de Fernando III el Santo, María de Monroy ha pasado a la historia por la reciedumbre de su carácter, puesto a prueba con motivo de la muerte violenta de sus hijos, Pedro y Luis, a manos de los hermanos Gómez y Alonso, de la familia de los Manzano.
La historia habla de la venganza que tomó María de Monroy, capitaneando, desde Villalba de los Llanos, un grupo de hombres armados y yendo en pos de los asesinos de sus hijos. Habiendo despachado espías, éstos lograron descubrir el paradero de aquéllos en tierras de Portugal. Llegando María y los suyos hasta la casa en que los hermanos Gómez y Alonso habían buscado refugio, allí mismo dio, en ellos, cumplida venganza, regresando después a Salamanca con las cabezas de ambos, las cuales arrojó sobre las tumbas de sus hijos, enterrados en la iglesia de Santo Tomé.
El pueblo apodó a María Rodríguez de Monroy, María la Brava, quien ha pasado a convertirse en un arquetipo de la entereza y severidad femeninas, ante un suceso de tan singular truculencia.
Bibl.: M. Villar y Macías, Historia de Salamanca, Salamanca, Francisco Núñez Izquierdo, 1887.
Ramón Grande del Brío
