Azpeytia y Sáenz de Santa María, José Antonio de. Torrecilla en Cameros (La Rioja), 19.V.1761 – Tudela (Navarra), 1.XI.1840. Obispo de Lugo y Cartagena.
Formado en el Seminario Diocesano de Calahorra, se doctoró en ambos Derechos en Salamanca, y fue sucesivamente profesor de esa universidad, rector del seminario en la misma ciudad, canónigo y arcediano de Segovia, gobernador y provisor de ese obispado y auditor de La Rota. Promovido por Fernando VII para la diócesis de Lugo (12 de abril de 1814) y consagrado el 4 de julio del mismo año, ocupó esa sede (y el señorío secular que le era anejo) durante once años, tiempo en el que se afanó en reparar los daños ocasionados en la diócesis por la Guerra de la Independencia, actuando siempre de acuerdo con la más perfecta sintonía entre el altar y el trono, y el consiguiente enfrentamiento a los liberales durante el Trienio Constitucional. Ello explica que, restablecido Fernando en sus atribuciones de Monarca absoluto, presentara a Azpeytia para la sede de Cartagena (21 de mayo de 1825), de la que tomó posesión por poderes el 31 del mismo mes y personalmente el 18 de junio siguiente. Aquí le correspondió afrontar un cúmulo de calamidades públicas (hambrunas en 1827 y 1828, efectos devastadores del violento seísmo de 1829 en Murcia y su huerta, e inundaciones por desbordamientos del río Segura) y la creciente oposición liberal al régimen absolutista, con el cual se identificaba el prelado.
De su pontificado cartaginense se conservan cinco cartas pastorales fechadas el 3 de septiembre de 1825, el 30 de marzo de 1826, el 24 de marzo de 1827, el 28 de agosto de 1830 y en 1833, todas ellas en Murcia, salvo la cuarta, que está datada en la villa de San Javier con ocasión de una visita pastoral. En las dos primeras ensalza el orden restaurado y condena a sus opositores; en la tercera publica y glosa de orden del Rey una bula de León XII —13 de marzo de 1825— “[...] condenando de nuevo toda secta o sociedad clandestina, cualquiera que sea su denominación”; en la cuarta previene a sus diocesanos contra los males seguidos de la propaganda liberal y de las sociedades secretas, y en la quinta informa de un jubileo concedido por Gregorio XVI y de sus previsibles frutos espirituales.
Fallecido el Monarca, temió Azpeytia por su seguridad personal y decidió ausentarse de la diócesis a finales de 1833, escapando así al trágico sino que cupo meses más tarde a otros eclesiásticos durante el asalto, incendio y destrucción de los conventos de Capuchinos, Santo Domingo, San Francisco y La Merced, a lo que siguió la profanación y clausura del de San Agustín y la demolición del de Santa Isabel. El obispo Azpeytia recibió estas y otras trágicas noticias de su diócesis en Tudela, cuya sede episcopal ocupaba su hermano Ramón, también procarlista, y a cuyo amparo se había acogido. Permaneció allí hasta su muerte en 1840.
Obras de ~: Carta Pastoral [Lugo, 8.V.1816] que el Ilmo. Sr. D. ~, Obispo y Señor de Lugo, dirige a todo el Clero Secular y Regular de su amada Diócesis, Lugo, 1816; Oraciones en honor del Sagrado Corazón de Jesús, Murcia, 1828 (Murcia, 1862).
Bibl.: P. A. de Eguía, Sermón fúnebre que en las Solemnes Exequias del Iltmo. Sr. D. José A. de Azpeytia Sáenz de Santa María [...] dijo el Dr. D. [...], Canónigo Magistral de la misma Santa Iglesia [catedral de Murcia], el 27 de mayo de 1841, Murcia, Nogués, 1841; P. Díaz Cassou, Serie de los Obispos de Cartagena, Madrid, Fortanet, 1895 (2.ª ed. facs., Murcia, Instituto Municipal de Cultura, 1977); F. Candel Crespo, “Semblanza biográfica de un riojano ilustre: Don José Antonio de Azpeytia y Sáenz de Santa María, obispo de Cartagena (1825-1840)”, en Berceo. Instituto de Estudios Riojanos, t. XXIII, n.º 80 (1968), págs. 295-318; M.ª J. Vilar, Episcopologio de la diócesis de Cartagena-Murcia, s. XIX y XX (en prensa).
María José Vilar García
