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Tomás Bryan y Livermore

Biografía

Bryan y Livermore, Tomás. Málaga, 6.XI.1824 – Albacete, 11.IX.1902. Obispo de Cartagena, publicista sobre cuestiones religiosas, sociales y políticas.

Nacido en el seno de una familia angloirlandesa inmigrada, afincada en Málaga e integrada en la gran burguesía de los negocios, se formó en el Saint Mary’s College (Oscott, Birmingham), fundación del cardenal Wisseman, y cursó después Ingeniería Civil en L’École Centrale de París, donde se graduó en 1851.

Decidido a seguir la carrera eclesiástica, cursó Filosofía y Teología en la Universidad Central de Madrid, y se ordenó sacerdote (19 de diciembre de 1857) cuando contaba treinta y tres años. Pasó después a Roma, donde amplió su formación en la Academia de Nobles Eclesiásticos, doctorándose en Teología (1862) en la Universidad Gregoriana. De regreso en Málaga, se incorporó al cuadro docente del Seminario Conciliar, situación en la que permanecería veinte años, tiempo en el que fue también director espiritual de diferentes conventos de monjas y visitador diocesano de religiosas. Su inesperada promoción al episcopado sin duda tuvo que ver con la influencia política y las relaciones sociales de los Bryan-Livermore (emparentados con Amelia Loring, esposa de Francisco Silvela, ministro de Gracia y Justicia); fue presentado para la mitra de Cartagena el 29 de marzo de 1884, preconizado el 10 de octubre siguiente y consagrado el 29 de enero de 1885.

Contra diferentes pronósticos, Tomás Bryan demostró ser un prelado eficiente, activo y entregado por entero a su ministerio. Recorrió en diferentes ocasiones la extensa diócesis hasta su último rincón para practicar la acostumbrada visita pastoral, pero también con ocasión de las epidemias de cólera de 1885 y 1890, todo lo cual le valió generales simpatías. También erraron quienes sospechaban que sería un mitrado absentista por tener intereses fuera de la diócesis. Muy al contrario, sus ausencias se redujeron a algún viaje rápido a Madrid por asuntos diocesanos y a su participación en el Congreso Católico de Sevilla (1892) y en el Eucarístico de Lugo (1896). Desplegó labor intensa y perdurable (reforma de los Estatutos del Seminario de San Fulgencio y del cabildo catedralicio, fundación del Colegio Diocesano de San José para alumnos pobres, obligada provisión canónica de curatos mediante concurso de méritos, vivificación sacerdotal con anuales retiros y ejercicios, en ocasiones impartidos por él mismo, reordenación parroquial, protección a los institutos religiosos —los jesuitas en particular— consagrados a la enseñanza y la beneficencia, pero también a los contemplativos, potenciación de las asociaciones católicas seglares). Pero sobre todo Bryan alcanzó considerable renombre como publicista de ideología integrista (fustigador implacable de la masonería, el protestantismo e incluso el liberalismo).

Sus cartas pastorales tocaban temas candentes como los anteriormente citados, amén de otras varias que incidían en asuntos diocesanos de orden interno, para recoger y glosar documentos pontificios, o bien para denunciar la propaganda protestante británica (intensa en el eje minero Cartagena-Águilas y especialmente mortificante para un obispo católico medio irlandés), el socialismo y el comunismo tanto marxista como ácrata, corrientes estas últimas a las que contraponía la doctrina social de la Iglesia y los Círculos Católicos Obreros, que introdujo en su obispado. Su dura crítica al sistema político de la Restauración y el caciquismo, a la insensibilidad social y la corrupción administrativa que aquél encubría, y a las lacras gubernativas puestas de manifiesto con el Desastre colonial de 1898, le valieron reputación de obispo incómodo, y, por tanto, el ser marginado y postergado. Propugnaba un regeneracionismo inspirado en el regreso a las tradiciones católicas. Murió en Albacete durante una visita pastoral.

 

Obras de ~: Carta pastoral que Tomás Bryan y Livermore dirige a todos los fieles del obispado a su entrada en la diócesis, Madrid, Imprenta Viuda de Fuentenebro, 1885; La libertad del pensamiento. Artículos aparecidos en “La Restauración”, Madrid, 1887; Cartas Pastorales: “[...] sobre la Masonería” (1888), “[...] acerca del Liberalismo” (1889), “[...] sobre la profanación de los días festivos” (1894), “[...] sobre la existencia del orden sobrenatural” (1897), “[...] sobre [...] la vida sobrenatural en la prosperidad y ruina de las naciones” (1899), “[...] sobre la influencia de la religión en la solución del problema social” (1902).

 

Bibl.: Censo del Personal de la Diócesis de Cartagena en el año 1894, Murcia, Imprenta de El Correo de la Noche, 1894; P. Díaz Cassou, Serie de Obispos de Cartagena, Madrid, Tipografía Fortanet, 1895 (2.ª ed. facs., Murcia, Instituto Municipal de Cultura, 1977); J. Andrés Gallego, La política religiosa en España, 1888-1913, Madrid, Editora Nacional, 1975; J. M. Cuenca Toribio, Sociología de una elite de poder de España e Hispanoamérica Contemporánea. La jerarquía eclesiástica (1789-1965), Córdoba, Escudero, 1976; F. García de Cortázar, “Análisis sociológico del Episcopado español de la Restauración”, en Revista Internacional de Sociología, 18-20 (1976); R. M.ª Sanz de Diego, Medio siglo de relaciones Iglesia-Estado. El Cardenal Antolín Monescillo y Viso (1811-1897), Madrid, Universidad Pontificia de Comillas, 1979; J. B. Vilar, Un siglo de Protestantismo en España (Águilas-Murcia, 1893-1979). Aportación al estudio del acatolicismo español contemporáneo, Murcia, Universidad, 1979 (2.ª ed. ampl., Barcelona-Tarrasa, Clie, 1993); F. García de Cortázar, “La renovación de los efectivos eclesiásticos en la España de la Restauración”, en Estudios Eclesiásticos, LVI, n.os 216-217 (1981), págs. 223-248; V. Cárcel Ortí, “Los obispos españoles y la división de los católicos. La encuesta del nuncio Rampolla”, en Analecta Sacra Tarraconensia, 55- 56 (1982-1983), págs. 107-207; B. Urigüen, Orígenes y evolución de la derecha española: el neo-catolicismo, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Centro de Estudios Históricos, 1986; C. Robles Muñoz, Insurrección o legalidad. Los católicos y la Restauración, Madrid, CSIC, Centro de Estudios Históricos, 1988; C. Robles Muñoz, “La diócesis de Cartagena durante la Restauración (1875-1900)”, en Murgetana, 79 (1989), págs. 69-101; M. Revuelta González, La Compañía de Jesús en la España contemporánea, II. Expansión en tiempos recios (1884-1906), Madrid, Universidad Pontificia de Comillas-Sal Terrae-Mensajero, 1991, págs. 1236-1250; V. Cárcel Ortí, “intervención del cardenal Rampolla en los nombramientos de obispos españoles (1845-1903)”, en Archivum Historicae Pontificae, 34 (1996), págs. 213-244; M.ª J. Vilar, “Tomás Bryan y Livermore, obispo murciano del 98”, en Anales de Historia Contemporánea (Universidad de Murcia), 14 (1998), págs. 253-270; “Religiosidad y clero en la Lorca finisecular, vistos por Tomás Bryan y Livermore, obispo de Cartagena (1889-1895)”, en Cuadernos del Estero, 13-14 (1998-1999), págs. 293-300; J. M. Cuenca Toribio, “La crisis finisecular: su impacto en el catolicismo español”, en Boletín de la Real Academia de la Historia, CXCVIII (2001), págs. 69-101; Episcopologio de la diócesis de Cartagena- Murcia, ss. XIX y XX (en prensa).

 

María José Vilar García

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