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José Luis Demaría López

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Biografía

Demaría López, José Luis. Campúa. Jerez de la Frontera (Cádiz), 1870 – Madrid, 22.IX.1936. Reportero gráfico, corresponsal de guerra, empresario periodístico y teatral.

Los rudimentos del oficio los aprende en el estudio de Manuel Compañy, prestigiado retratista. Cercano ya el final del siglo, cuando Compañy adquiere la célebre galería Greco, propiedad de Eduardo Díaz Otero —uno de los mejores fotógrafos de la época—, encarga a su ayudante de mayor confianza la dirección del remozado estudio, sito en la calle de Alcalá, n.º 19. Impulsado por la buena acogida que sus crónicas sobre sucesos reciben en la prensa, Demaría López decide independizarse.

Al gusto de la sociedad de su tiempo, fascinada por los héroes del mundo antiguo, elige un topónimo evocador: Capua, la ciudad de la Campania sometida a los ejércitos púnicos; síntesis de un desafío a las costumbres (de la guerra) sin renunciar a los placeres de la vida. Pero la imprenta equivoca el encargo y, al recoger sus tarjetas, se encuentra con un inconexo Campúa (acentuado). En un principio decidió rechazarlo, pero, fascinado por la grafía resultante, lo hizo suyo. Y López quedó en Campúa, divisa de un corresponsal de la audacia y un contratista de ilusiones, el retrato de su carácter.

Atrevimiento y espontaneidad en el reportaje, oportunismo y descaro en la crónica política serán sus señas periodísticas de identidad. Como prueba de lo primero, su instantánea (en febrero de 1905) de una campesina extremeña que se arroja a los pies del caballo de Alfonso XIII para solicitar el indulto de su marido, condenado a muerte. Como muestra de lo segundo, su fotomontaje de una inexistente entrevista concedida por el Monarca a Maura, probada con insólito descaro: recortó el rostro de un anónimo aristócrata para implantar en su tronco la imagen facial del político mallorquín.

Como corresponsal de guerra, causó estupor con su panorámica (27 de septiembre 1909) de las vanguardias españolas acercándose a Zelúan, pues pasmoso era que el fotógrafo alcanzase la posición enemiga antes que las tropas propias. —López había contorneado la alcazaba y, mezclándose con los moradores que huían, subió a las murallas—. El hecho motivó encomiástica citación del general Marina y el retorno a las instantáneas preparadas: la toma (29 de septiembre) del temido Gurugú fue conquista teatralizada (los rifeños habían abandonado sus posiciones), que ocupó la primera plana de Mundo Gráfico —revista de la que Campúa llegó a ser, en 1920, su director—, publicación a la que estas noticias triunfalistas permitieron alcanzar los 266.000 ejemplares de tirada.

Los trágicos sucesos de 1921 le llevaron de nuevo al Marruecos bélico. Sin el vigor creativo de pasadas campañas, Campúa dirige su empresa de redactores y corresponsales gráficos con el mismo desparpajo de sus comienzos profesionales, aunque comprometiéndose, de forma desafiante, con el colonialismo más radical. Sigue las operaciones en el Rif y Yebala hasta 1923, año en el que retorna a la Península. Poco a poco abandona su actividad fotográfica (como autor), para convertirse en empresario de éxito: el control de las salas del Romea, el Royalty y el Madrid Cinema le hacen rico.

Sus relaciones con un militarismo exaltado, más su fortuna personal, desatan rencores y envidias. En la noche del 22 de septiembre de 1936, en un Madrid anarquizante, enfurecido por las noticias del avance de las tropas de Franco, Campúa es detenido en su domicilio y tiroteado en la calle. El abandonado cadáver de José Luis Demaría recibió sepultura en el cementerio de la Almudena. Su excepcional archivo —el que reunía sus fondos privados, más los correspondientes a La Ilustración Española y Americana, Nuevo Mundo y Mundo Gráfico— padeció años de deterioro, almacenado en la sede madrileña de la llamada Prensa del Movimiento. En el invierno de 1947, aquella extraordinaria masa registral de la España de la Restauración fue apilada en camiones, cuyos conductores recibieron órdenes de volcar sus frágiles cargamentos —negativos con soporte de vidrio en su mayoría— en los vertederos de La China (cercanías de Arganda del Rey).

 

Bibl.: J. Altabella, “Campúa”, en Los grandes de la Fotografía Española. Los Domingos de ABC, 25 de enero de 1976; J. M. Holgado Brenes et al., Historia de la Fotografía Española, 1839-1986, Actas del I Congreso de Historia de la Fotografía Española, Sevilla, Sociedad de Historia de la Fotografía Española, 1986; J. Pando Despierto, La Fotografía en Madrid entre las dos Repúblicas (1873-1931), tesis de licenciatura, Madrid, Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Departamento de Historia del Arte, 1988 (inéd.), págs. 74, 105-109, 205 y 259; El Mundo Militar a través de la Fotografía. España y el hecho internacional (1860-1921). Valores estéticos, sociológicos y políticos, tesis doctoral, t. I, Madrid, UNED, Departamento de Historia del Arte, 1994, págs. 572- 579 y 839 (inéd.).

 

Juan Pando Despierto

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