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Alonso de Espinar

Biografía

Espinar, Alonso del. Santiago de Compostela (La Coruña) o Santoyo (Palencia), c. 1470 – Océano Atlántico, XI-XII.1513. Superior de la Orden franciscana (OFM) en la isla Española.

Perteneciente, según unos, a la provincia de Santiago, y para otros a la de Santoyo, pasó a Indias como superior al frente de trece religiosos franciscanos y de cuatro hermanos o criados en la expedición del gobernador Nicolás de Ovando de 1502. El grupo tenía la intención de “poblar a propósito”, que dice Las Casas, y para ello llevaron vestuario, libros, ornamentos y utensilios sagrados, utillaje de cocina, carpintería y enfermería.

Entre 1503 y 1508 esta pequeña comunidad, dirigida por fray Alonso del Espinar, organizó los dos primeros conventos de América: el de la Concepción de la Vega y el de Santa Cruz de la ciudad de Santo Domingo, cuya iglesia fue la primera construida en piedra en el Nuevo Mundo.

Fray Alonso del Espinar debió de ser muy estimado y respetado por el II almirante y gobernador de las Indias Diego Colón, ya que bajo su consejo directo y con el respaldo de la comunidad franciscana hizo el repartimiento general que llevó a cabo en la primavera de 1510, “conforme a justicia e a servicio de Dios e de Sus Altezas e del bien e pro desta isla”.

Sin embargo, será a partir del famoso sermón de Montesino, en las vísperas de la Navidad de 1511, cuando fray Alonso del Espinar alcance su mayor protagonismo histórico. Bartolomé de las Casas, que lo retrata con muy poca simpatía, perjudicándolo bastante, dice de él que fue “celoso y virtuoso religioso, pero no letrado”, cargado de “simplicidad e ingenuidad”, cuyo mayor pecado fue “con su ignorancia no chica” aceptar “el cargo de la embajada”, no perdonándole hacer el juego a esos “seglares que vienen rabiando y hirviendo en cudicia de ser ricos” a costa de explotar a los indios. Le echa en cara que gracias a él, cabeza principal de la institución más arraigada y fuerte en la isla Española, como era la Orden franciscana, terminaron en Castilla “frailes contra frailes, por meter el juego, como dicen, a barato”. Parece que este es un juicio bastante injusto de Las Casas.

Tras el escándalo provocado por Montesino y los dominicos el cuarto domingo de Adviento 1511, en contra de los repartimientos, el rey Fernando el Católico convocó en Burgos una junta formada por expertos teólogos y juristas, con el fin de pronunciarse sobre tan controvertido asunto. Para intervenir y si fuera necesario contrarrestarse, se embarcaron hacia España en la primavera de 1512 fray Antonio Montesino, representante de protesta, y fray Alonso del Espinar, en representación de la isla. Ambos representaban a dos comunidades religiosas (dominicos y franciscanos) y a grupos y maneras distintas de concebir el poblamiento castellano y la evangelización. El dominico Montesino representaba la condena sin paliativos de los repartimientos, mientras que el franciscano fray Alonso del Espinar aspiraba a conciliar repartimiento y buen tratamiento al indígena. Fray Alonso fue respaldado por el Rey, por Cisneros y por la mayor parte de los pobladores de La Española, sobre todo de los que pretendían echar raíces en el Nuevo Mundo.

Ante el fracaso de las primeras reuniones de expertos, pues “se juntaron en Burgos más de veinte veces muchos maestros teólogos de los dominicos e muchos obispos e algunos de los del Consejo, e nunca pudieron dar medio en ello”, tanto el Rey como Cisneros encargaron a fray Alonso del Espinar, a Martín Fernández de Enciso y a Pedro García Carrión elaborar las bases de lo que serían las futuras “Reales Ordenanzas dadas para el buen regimiento y tratamiento de los indios”, también conocidas como Leyes de Burgos, firmadas el 27 de diciembre de 1512. Más tarde se añadieron otros cuatro preceptos dictados el 28 de julio de 1513 en Valladolid y que conforman la “Declaración y moderación de las Ordenanzas de 1512”. Dichas Leyes mejoraron la situación de los indios, pero asegurando los repartimientos. Fue un triunfo, aunque no completo.

En las ordenanzas propuestas por fray Alonso del Espinar, García Carrión y Enciso se preocupaban de los indios “cómo habían de vivir e trabajar, e servir a Dios, e ser cristianos, e hacer oración, e oir misa. E ordenaron que a ninguno pudiesen ser encomendados más de ochenta indios, ni menos de cuarenta, e questos se diesen a hombres casados, porque de los hijos dellos quedasen las islas pobladas, e que los demás los diesen a los que habían conquistado las islas, e que a ninguno de los que estaban en Castilla se diesen indios, ni a los oficiales, ni jueces que en las islas estaban”. Ninguna de las treinta y cinco leyes aborda la libertad del indio con claridad e inmediatez. A la orden franciscana preocupaba la evangelización pacífica, la cercanía con el indio, la enseñanza a los hijos de caciques, la mejora de las condiciones de vida, la liberación del trabajo y potenciar los repartos hacia la gente casada que era la que echaría raíces en el Nuevo Mundo.

De regreso a las Indias, fray Alonso del Espinar murió “en medio de la mar” en noviembre o diciembre de 1513.

 

Bibl.: J. Pérez de Tudela y Bueso (ed.), Obras escogidas de fray Bartolomé de las Casas, I-II. Historia de las Indias, Madrid, Atlas, 1957-1958 (col. Biblioteca de Autores Españoles, vols. 95 y 96); L. Arranz Márquez, “Alonso del Espinar, OFM, y las Leyes de 1512-1513”, en Actas del I Congreso Internacional sobre los Franciscanos en el Nuevo Mundo (La Rábida, 16-21 de septiembre de 1985), en Archivo Ibero-Americano, año XLVI, 181-185 (1986), págs. 631-652; P. Borges Morán, “Un drama lascasiano: franciscanos y dominicos en la actuación de Montesinos de 1511 a 1512”, en Congreso Internacional sobre los Franciscanos en el Nuevo Mundo (siglo xvi), en Archivo Ibero-Americano, año XLVIII, 189-192 (1988), págs. 755-780; M. Errasti (OFM), Los primeros franciscanos en América. Isla Española, 1493-1520, Santo Domingo (República Dominicana), Fundación García Arévalo, 1998.

 

Luis Arranz Márquez

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