Miralles i Galaup, Francesc. Valencia, 1848 – Barcelona, 30.X.1901. Pintor.
De padre valenciano y madre catalana de ascendencia francesa, su familia gozó de una posición económica muy sólida gracias a los negocios paternos.
Siendo él aún niño, se trasladaron a Barcelona e ingresó en el prestigioso colegio Valdemia de Mataró (Barcelona). Recibió sus primeras enseñanzas artísticas en el taller de Ramon Martí i Alsina, donde confraternizó con algunos de los primeros realistas catalanes, y parece ser que también estudió en la Academia de Bellas Artes de Madrid (hacia 1865).
Hacia 1866, Miralles consiguió el apoyo familiar para desplazarse a París. A instancias de Martí i Alsina, Miralles quizás pasó por el taller de Courbet, donde consolidaría su tendencia hacia el realismo.
Fue alumno de Mihaly von Zichy, pintor y litógrafo húngaro que, a mediados del siglo xix, trabajó para la Corte rusa, del que quizás extrajo una especial sensibilidad para representar los temas y ambientes lujosos que caracterizarán su obra posterior. Desde la capital francesa, Miralles pronto alcanzó un notable prestigio; abrió su primer taller en el Boulevard Clichy, lugar de reunión de algunos artistas amigos suyos como Zuloaga, Albéniz, Granados, Casas o Rusiñol.
En París, expuso obra en el Salon de l’Académie desde 1876 hasta 1878, y desde 1889 hasta 1896; entre ellas se cuentan diversos retratos, pinturas de género y algunas vistas de París y de Barcelona. El Salon de l’Académie le sirvió, asimismo, como plataforma para alcanzar el éxito en toda Francia: fue galardonado con Medalla de Plata en los certámenes de Dieppe (1875) y Angoulême (1877), y con Medalla de Oro en el de Montpellier (1885). Mientras residía en la capital francesa también presentó obra en las exposiciones de la Sociedad para Exposiciones de Bellas Artes de Barcelona (1870 y 1872) y en la Sala Parés (1884).
El 1893 regresó definitivamente a Barcelona. Sin dejar de mantener su presencia en el Salón de París, Miralles expuso en la Sala Parés (1895 y 1897), en la exposición del Círculo Artístico de noviembre de 1895, en el Saló Robira, y en los certámenes oficiales barceloneses de 1891, 1894 y 1896. En este último presentó los óleos Capta per un ferit, Una platja y Primavera (MNAC, Museu Nacional d’Art de Catalunya), y fue galardonado con medalla de bronce.
En sus últimos años de vida, siguió realizando cuadros de tema parisino, de los que recibía numerosos encargos.
Si bien en obras de juventud como el óleo Mariquita Miralles tocando el arpa (c. 1865), Miralles se exhibe dentro de los parámetros del retrato pictórico académico que pervivió durante el Romanticismo, las enseñanzas de Martí i Alsina pronto se dejaron notar en su estilo, como en el Retrato del pianista Carles G. Vidiella (1878), donde muestra al retratado en su inmediatez y contemporaneidad tangibles. Por aquella época hizo algunos notables retratos realistas de su hermana Carmen y de Gabrielle, su modelo favorita, donde se muestra, en general, alejado de la impostada elegancia con la que dotará a las representaciones de las clases altas y sus costumbres, y que determinarán su distanciamiento del realismo courbetiano, sobre todo a partir de los años ochenta del siglo xix. Miralles destacó, sobre todo, en los retratos o figuras aisladas, especialmente las femeninas, cuyo estereotipo tendrá resonancias en el tipo de mujer del Modernismo más decorativista.
Su inmersión en la vida artística parisina lo hizo permeable a las novedades de los impresionistas, de los que supo extraer algunos ecos en forma de efectos pictóricos, como su pincelada menuda y quebrada —herencia también del fortunyismo—, yuxtaponiendo los colores, alcanzando un peculiar estilo a medio camino entre la plasmación neutral del hecho o acción propios de los realistas, y la captación subjetiva del momento fugaz propia de los impresionistas.
De un cromatismo atenuado en las pinturas de los años setenta, desde París Miralles tenderá a un colorismo exuberante y brillante —con preferencia por tonalidades exóticas como el rosa de Nöel, el azul de luna o el verde Nilo— con los que abordará escenas de boulevard de París, almuerzos en el campo, carreras de caballos, retratos individuales o de grupo, etc., las llamadas, en general, elegancias del Segundo Imperio.
Este estilo deviene, a finales del siglo xix, en cierto tipo de anecdotismo, reflejo de las costumbres y ambientes de una clase social concreta, plasmando la elegante joie de vivre de las familias adineradas y sus ambientes; una pintura hedonista y aduladora para con su clientela.
Miralles se insiere, en general, en una tendencia pictórica más amplia —y transversal respecto a las periodizaciones de la historia del arte del siglo XIX— que representa, no tanto la realidad concreta, sino cierta idealización de la misma sobre la base de unos temas determinados. En este sentido, su obra es afín a la de pintores como Francesc Masriera, Romà Ribera, Frédéric Bazille, Eugène Boudin, James McNeill Whistler, Childe Hassam o Alfred Stevens, este último uno de sus artistas más admirados, y en algunas obras donde la figura es la protagonista, se aproxima también a Renoir, Morisot o Monet.
La gestación del mito parisino en la pintura española, y que posteriormente a él desarrollaran pintores como Casas, Rusiñol o Solà i Vidal, tiene un claro referente en sus obras, erigiéndose desde París y Barcelona en uno de los máximos cultivadores. Otros pintores catalanes como Manuel Amell, Ramon Alorda, Modest Teixidor, Pere Campmany o su discípula, Visitació Ubach, siguieron asimismo su exitosa línea pictórica. Si bien su obra pasó al ostracismo durante las primeras décadas del siglo XX, su figura y su obra fueron rehabilitadas en la exposición que Amics dels Museus les dedicó a él y a Antoni Caba (1947).
Obras de ~: Óleos: Asunción de Ferrer i Galaup, c. 1864; Mariquita Miralles tocant l’arpa, c. 1865; Retrato de Modest Urgell, 1868; Retrato de Camilo Martí, 1870; Retrato de Adela Morera de Torrella, 1873; Damisela, 1874; La joven marroquí, 1875; Joven sentada, 1875; Portrait de Mme. la baronne B. De F..., 1876; Carmen, 1876; Portrait de Mme. L. C. D., 1877; Portrait de M. A. B., 1877; El conde Güell con su familia, 1877; Retrato femenino, 1877; F. V. Raspail, 1878; Tarde de otoño, 1878; Taquinerie, 1878; Arreglant un gerro de flors, 1878; Agafant flors, 1878; Retrato del pianista Carles G. Vidiella, 1878; La Torito, 1879; De paseo, 1880; A les curses, c. 1880; Dama amb mantellina, c. 1880; Retrato de Francesc Aurigemma i Triay, 1880-1882; Preguntando al gendarme, 1880-1882; Dona amb ombrel·la, 1880-1888; Jugando al cróquet, 1881; El lago del ‘Bois’ helado, 1881; En el jardín, 1882; En la playa, 1882; Retrato del Dr. Salvador Andreu, 1885; El cabritillo blanco, c. 1888; Paysannes, 1889; Une plage en Catalogne, 1890; Vora el rierol, 1890; París-Plage, 1891; Escena callejera en un dia de lluvia, 1891; Au Bois de Boulogne, 1891; Au revoir, 1891; Commérages, 1891; Sobremesa en la playa, c. 1891; Un coin de Paris, 1892; Le retour, 1893; La familia Solà en Puigcerdà, 1893; Invitación al vals, 1894; Le soir, 1894; La Banqueta-Quai des pêcheurs à Barcelone, 1895; Una jira, c. 1895; Le grand tombeau, 1896; Capta per un ferit, 1896; Una platja, 1896; Primavera, c. 1896; En Longchamps, c. 1896; Busto femenino, 1897; En el parque, c. 1898; La pintora Visitació Ubach, c. 1900; Amazonas y jinetes, 1901 (inacabado); Retrato del pianista Rachel, s. f.; Retrato del padre del pintor, s. f.; Retrato de la hermana del pintor, s. f.; Paseo en barca, s. f.; Escena urbana con lluvia, s. f.; Retratos de las hermanas Mendeville, s. f.; María Cristina de Habsburgo saliendo del carruaje, s. f.
Acuarelas: Elegante del 1881, 1881; Lago de Joinville, 1881; Señora de pie en una barca, s. f.; Anciano y muchacha caminando, s. f.; País de abanico, s. f.
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Xavier Soler Àvila
