Arcas Lacal, Julián Gavino. María (Almería) 25.X.1832 – Antequera (Málaga) 16.II.1882. Guitarrista y compositor.
Sexto hijo de los nueve que tuvieron Pedro Arcas Arjona y Antonia Lacal Paris. Julián fue iniciado en el estudio del instrumento por su padre que, según Antonio Fargas y Soler, era profesor de guitarra. En los años 1842-1843 vivió en Barcelona, pero se trasladó a Málaga, donde estudió con José Asencio, quien parece haber sido discípulo de Dionisio Aguado. Allí le escuchó el afamado guitarrista Trinitario Huerta que le animó a dedicarse a la guitarra. En Málaga, con dieciséis años, dio Arcas su primer concierto. Al menos desde 1853 Arcas se encuentra en Madrid ofreciendo recitales y en 1855 lo hizo en compañía de Pablo Sarasate, entonces un niño de diez años. Ese mismo año viajó a Génova bajo el mecenazgo de Isabel II y conoció a los duques de Montpensier con quienes tuvo una estrecha vinculación desde entonces, dando en adelante frecuentes conciertos en el círculo sevillano de los duques. Arcas dedicó a la duquesa una fantasía sobre El Carnaval de Venecia, obra hoy perdida.
En los siguientes años, Arcas desarrolló una gran actividad por buena parte de España, actuando en Córdoba, Málaga, Murcia, Valladolid, Logroño, Palma de Mallorca, y probablemente por Francia y Portugal.
A finales de la década de los cincuenta Arcas conoció en Sevilla al guitarrero Antonio de Torres, hecho muy destacado por la historiografía de la guitarra por cuanto Torres, influido por el concertista, realizó todo un conjunto de innovaciones en la construcción del instrumento que se han convertido en el modelo y patrón hasta el presente.
En 1861 se instaló en Barcelona. Aunque ya había publicado una obra en Madrid en 1852, Sueño de Rosellen, transcripción de una obra del pianista Henri Rosellen, es en Barcelona donde las obras de Arcas, salvo alguna excepción, fueron publicadas, primero entre 1860 y 1861 y ya de forma póstuma en 1890- 1892. En 1862 en un recital dado en Castellón fue oído por el niño Francisco Tárrega, la figura de Arcas será desde entonces modelo y estímulo para el futuro guitarrista.
Tras dar dos conciertos en el Conservatorio de Madrid, con los que reavivó la polémica por la ausencia de la guitarra en los planes de estudio de dicha institución, Arcas viajó a Inglaterra, donde realizó una serie de recitales para la aristocracia británica en la residencia del duque de Wellington y en Brighton entre finales de 1862 y principios de 1863. En 1865 viajó a Madrid con la pretensión de ingresar en el claustro de profesores del Conservatorio, contando con el apoyo de Mariano Soriano Fuertes. Fue nombrado maestro honorario del Real Conservatorio de Música, pero no consiguió que la guitarra entrara en el Conservatorio.
Ese mismo año fue también nombrado caballero de la Real Orden de Carlos III.
En los años siguientes actuó en ciudades del sur de España y particularmente en Sevilla. Desde la revolución de 1868, que también supuso la frustración de las aspiraciones del duque de Montpensier al trono, Arcas redujo considerablemente su actividad, tocó en 1869 en Valencia, en esta ocasión, además de interpretar algunas obras en compañía de su hermano Manuel, también guitarrista, presentó la obra Batalla de Alcolea, titulada en su edición póstuma La batalla.
Fantasía descriptiva, dedicada al general liberal Narciso Ametller. Después de realizar unos conciertos en Murcia y Cartagena y, en 1870, en Málaga, Arcas se retiró a Almería, donde estableció un comercio de petróleos. Aunque aparentemente retirado de la vida musical, Arcas siguió dando algunos conciertos hasta que, con el fracaso de su empresa comercial, volvió a la plena actividad musical en 1876. Inició entonces una gira de conciertos por Andalucía y Levante, teniendo un nuevo encuentro con el joven, pero ya reconocido guitarrista, Francisco Tárrega en Alicante en 1879. En 1880 actuó en Cataluña y Mallorca.
De vuelta a su tierra, le sorprendió la muerte en Antequera cuando realizaba una nueva gira por Andalucía.
Arcas confeccionó sus programas de concierto siempre con música propia, una parte importante de ésta son los arreglos y las transcripciones de música procedente de la escena, siendo Verdi, Rossini, Bellini o Donizetti los autores más frecuentados por Arcas. El tratamiento de esta música va desde la transcripción de un número o fragmento breve, Aire de Tango de Marina de Arrieta, Motivo de la ópera El Barbero de Sevilla de Rossini, Melodía y Bolero de Vísperas Sicilianas de Verdi..., hasta la utilización rapsódica de varios temas, como en Faust de Gounod, y especialmente la Fantasía sobre La Traviata de Verdi. Esta obra fue copiada —lo que ha dado lugar a confusiones sobre su autoría— por Tárrega, hecho que evidencia la consideración que éste tenía por Arcas.
La obra Sueño de Rosellen, ya citada, y sobre todo la Marcha fúnebre de Thalberg, que Arcas incluyó frecuentemente en sus conciertos, son práctica incipiente de la transcripción del piano, cosa que generaciones posteriores de guitarristas, con Tárrega a la cabeza, harán con mucha asiduidad. Arcas publicó cierto número de obras dentro del género de música de salón para uso de aficionados: minuetos, mazurcas, valses, tangos y polonesas, pero también con pretensiones de mayor envergadura como la Polaca Fantástica, el Rondó o la Tanda de valses que no es mera colección de piezas, sino que forma una unidad enmarcada por una introducción y una coda. Arcas trabajó formatos mayores bajo el término “fantasía”, significando en ocasiones una forma rapsódica como las ya citadas sobre temas de ópera y La batalla. Fantasía descriptiva, que incluye el himno de Riego, de otra parte el mismo término se ajusta a lo que ya practicó en la guitarra Fernando Sor: una introducción, de grandes dimensiones, un tema con variaciones y un tiempo final, así las fantasías Sobre temas heterogéneos, El delirio, Sobre el paño o las Variaciones sobre un tema de Sor.
Arcas compuso obras inspiradas en el folclore español como Bolero, Los panaderos, también bolero, Boleras y Jota aragonesa, que fue seguida fielmente por Tárrega, pero particularmente en el folclore andaluz.
Con piezas como Soleá, Rondeña o Murcianas, Arcas ocupa un lugar pionero en el surgimiento de la guitarra flamenca de concierto.
Entre la generación de principios del siglo xix, con Dionisio Aguado y Fernando Sor, y la de Francisco Tárrega y sus alumnos, entre el xix y el xx, hubo un buen número de guitarristas que durante el siglo xx habían sido olvidados y que hoy están siendo objeto de revisión y recuperación. Guitarristas como Miguel Carnicer, Trinidad Huerta, José Brocá, Antonio y Federico Cano, Jaime Bosch, Tomás Damas y otros muchos mantuvieron la tradición guitarrística, aportaron nuevas soluciones técnicas y una abundante didáctica. Arcas fue la figura de referencia para sus coetáneos, fue el dedicatario de numerosas obras, y también la figura que, de entre todos ellos, permaneció en la historia.
Obras de ~: Sueño de Rosellen; Cuatro piezas: Bolero, Vals, Danza americana y Schotisch; Dos piezas: motivos de Marina y El barbero de Sevilla y dos estudios: n.os 1 y 2; El delirio; Rondeña para guitarra sola; Vísperas sicilianas; Dos piezas: Polaca fantástica y Polka mazurka; Fantasía sobre temas hetereogéneos; Colección de tangos; Tanda de valses; Fantasía sobre el paño o Punto de la Habana; Rondó; Los panaderos; Trovador, aria y mieserere; La batalla. Fantasía descriptiva; Il Bacio, célebre vals de Arditi; Marcha fúnebre de Thalberg; Jota aragonesa; Fausto, fantasía; minueto en Mi menor; minueto en Sol; Guayabito, tango; La favorita, fantasía; Norma, sinfonía de Bellini; El incógnito, capricho; Fantasía sobre La Traviata; La rubia de los lunares, habanera de Iradier; Variaciones sobre un tema de Sor; Mi segunda época, sinfonía para guitarra; Murcianas; Soleá.
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Miguel Ángel Jiménez Arnáiz