Carretto y Savona, Otón Enrique del. Marqués de Grana. ?, 1629 – Bruselas (Bélgica), 20.VI.1685. Caballero de la Orden del Toisón de Oro, caballero de la Orden de Calatrava, lugarteniente, gobernador y capitán general de los Países Bajos.
Pertenecía a una noble familia, de la que surgieron varios diplomáticos, residente entre las cortes de Madrid, Viena y Bruselas. La información más completa sobre sus orígenes aparece en su expediente para la obtención del hábito de Calatrava en noviembre de 1651, cuando sólo contaba doce años de edad (Índice de expedientillo, leg. 118, n.º 10.482) en el que figura Francesco Carretto (o Francisco del Carreto), como su padre, embajador en Madrid del emperador Fernando III, y, según John Elliot, emparentado con la familia de Luis de Haro. Al parecer, influyó en el complot político que determinó la caída del conde-duque de Olivares. En 1652 también obtuvo el hábito de caballero de Calatrava, Otón Enrique del Carretto y Teufel Argote y Puchaimb. Como caballero de dicha Orden, y en recompensa de los servicios prestados a la Corona española, en 1652 obtuvo el hábito de caballero de Calatrava Otón Enrique del Carretto y Teufel Argote y Puchaimb. En recompensa por los servicios prestados a la Corona española, la familia recibió una encomienda en Vállaga (actualmente Vállega) en Illana, un pueblo situado en la Alcarria Baja (Guadalajara). El propio Otón Enrique del Carreto disfrutó de sus rentas en calidad de comendador entre 1656 y 1676, hasta que la pasó a su hija. María Henrieta del Carretto, duquesa de Aremberg, de Ariscot y de Croy, princesa de Porceano, marquesa del Carreto, de Sabona y Grana (fallecida en Bruselas en 1744), heredó la mayor parte de los bienes de su padre, incluyendo la encomienda de Vállaga, que entonces pasó al tesoro general ordinario de la propia Orden de Calatrava hasta marzo de 1752, cuando recayó en manos de otro comendador.
Otón Enrique del Carretto inició su carrera como militar y diplomático, realizando varias misiones en Viena, Corte en la cual residió durante algunos años. Entre 1682 y 1685 desempeñó el cargo de gobernador general en Flandes, donde vivió una etapa difícil durante el conflicto franco-español que se alargó desde la Paz de Nimega hasta la de Ratisbona entre los años 1678 y 1689. Tras el Tratado de Nimega (1678), que puso fin a la denominada “Guerra de Holanda”, se había dejado la puerta abierta al expansionismo francés de Luis XIV en los Países Bajos del sur, lo que provocó más tarde una guerra entre Francia y España que duró hasta 1684. Nombrado gobernador Carreto en 1682, tras la salida de Alejandro de Parma, el papel del marqués de Grana es digno de valorar en una guerra que fue un total fracaso para la Monarquía española, abandonada por el resto de sus aliados europeos. La intervención española se materializó tras la toma de la ciudad libre de Estrasburgo, cuya posesión obstaculizaría la invasión de Alsacia por los imperiales y completaba la ocupación de la región por parte del Ejército francés. La ciudad fue tomada en 1681, y a duras penas pudo mantener el derecho a ejercer la religión protestante. Madrid y Viena decidieron intervenir militarmente. Una vez más fue el Ejército español el que tuvo que enfrentarse en solitario con el Ejército francés en los Países Bajos, puesto que los turcos habían forzado a Austria a desviar la atención hacia su frontera oriental. El marqués de Grana declaró la guerra oficialmente a Luis XIV el 11 de diciembre de 1683 e informó al duque de Medinaceli sobre su intención de lanzar una operación de represalias sobre las ciudades flamencas ocupadas por un ejército francés al mando del conde de Chiny.
La tregua de Ratisbona (1684) estableció la cesión por parte de España, durante veinte años, de la fortaleza de Luxemburgo y algunas plazas de los Países Bajos, además del reconocimiento de la ocupación francesa de Estrasburgo. Durante su tiempo restante como gobernador de Flandes, el marqués de Grana vio cómo los territorios anexados por Francia eran sometidos a una nueva organización territorial y fiscal que fue causa de muchas dificultades con el resto de los Países Bajos españoles, sobre todo con el Gran Conseil de Malines. Por esta razón tuvo que enfrentarse a problemas relacionados con el pago de aduanas e impuestos, mientras que las comunidades del Flandes ocupado se resistían.
Escribió una obra titulada La France n’ayant pas cessé depuis la traité de paix conclu a Nimegue, de faire des infractions continuelles du mesme traité, publicada en Bruselas y pronto traducida al inglés en 1683. En este tratado, el marqués de Grana desglosó las continuas violaciones de los acuerdos de Nimega por parte del gobierno de Luis XIV, criticando, sobre todo, la política de anexión de ciudades en las regiones circundantes de Alsacia. Así también se recogió una buena parte de su correspondencia con oficiales y altos cargos militares durante la guerra contra Francia. Según él, la entrada de tropas francesas en Flandes durante la guerra franco-española de 1684-1685 provocaría un efecto dominó en Europa por el temor originado en las Provincias Unidas, aunque Francia sólo quería demostrar ante España su reivindicación de las plazas tomadas tras Nimega.
En el terreno bélico cabe destacar su actuación como jefe militar, preocupado siempre, a la luz de su correspondencia, por el envío de tropas a Flandes desde el ducado de Milán. Durante su mandato como gobernador se hicieron nuevos reglamentos y se reformó la Administración de justicia en algunas provincias, sobre todo en el ducado de Gueldres.
Obras de ~: La France n’ayant pas cessé depuis la traité de paix conclu a Nimegue, de faire des infractions continuelles du mesme traité [...] Whereas France, since the Treaty of peace concluded at Nimighen, having never ceased to infringe the said treaty [...], s. f. (Brussel and London, John Theodore Anthony Velpius y A. Churchill, 1683; The Marquis de Grana, the King of Spain’s Vice Roy in the Spanish Netherlands, his mandatory letter to all commaders, officers and soldiers, to resist the French, and repel force with force: done out of the original from Brussels, London, 1683.
Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, Órdenes Militares, legs. 4403, 5732 y 5820; Sección Nobleza, Archivo de los Duques de Osuna, Caballeros de Calatrava, exp. 49.
VV. AA., Papeles referentes al Conde-Duque de Olivares, s. f. [Biblioteca Nacional de España (BNE), fols. 49-89v., sign. Mss. 10659]; G. de Moncada et al., Epistolario del Cardenal Guillermo de Moncada, Duque de Montalto, s. f. (BNE, sign. Mss. 13307); V. Vignau y F. de Uhagon, Índice de pruebas de los caballeros que han vestido el hábito de Calatrava, Alcántara y Montesa desde el siglo XVI hasta la fecha, Madrid, Establecimiento Tipográfico de la Viuda e Hijos de M. Tello, 1903, pág. 28, n.º 494; h. Pirenne, Liste Chronologique des édits et ordonnances des Pays-Bass, regnes de Philippe IV (1621-1665) et de Charles II (1665-1700), Bruselles, 1909; Histoire de Belgique, t. 5, Bruxelles, 1920; F. Fernández Izquierdo, La encomienda de Calatrava de Vállaga, siglos XV-XVIII: su explotación económica y la administración de sus rentas, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1985, A. M. J. A. Berkvens, Plakkatenlijst Overkwartier (1665-1794), vol. I, Nijmegen, 1990; J. H. Elliot, El CondeDuque de Olivares: el político en una época de decadencia, Barcelona, Crítica, 1990; F. Lebrun, La puissance et la guerre, 1661-1715, Paris, Seuil, 1997; H. Piquer, “Chiffres de la correspondance diplomatique entre Vienne et Madrid de 1641 a 1651”, en Mitteilungen des Osterreichischen Staatsarchivs, 48 (2000), págs. 367-377; B. Jeanmougin, Louis XIV à la conquête des Pays-Bas espagnols. La guerre oubliée. 1678-1684, pról. de L. Bély, Paris, 2005 (col. Campagnes & stratégies).
Ana Crespo Solana