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Diego Ros de Medrano

Biografía

Ros de Medrano, Diego. Alcalá de Henares (Madrid), c. 1639 – Orense, 24.III.1694. Obispo, gobernador capitán general de Galicia.

Componente de una familia hidalga —era hijo de Antonio Ros de Medrano, natural de Ágreda, en La Rioja, y de Ana de Torres, de Alcalá—, hizo sus estudios en la Universidad de su ciudad natal, en condición de becario del Colegio Mayor de San Ildefonso; allí obtuvo grados de bachiller y licenciado en Artes, y se licenció y doctoró en Teología. En la misma Universidad se desarrolló entre 1658 y 1665 la primera parte de su carrera docente, como profesor de Prima de Escoto y de Prima de Sagrada Escritura, catedrático de Vísperas, en la menor de Santo Tomás y en Filosofía Natural; la segunda parte, como catedrático de Prima de Santo Tomás, fue de 1665 a 1673. En paralelo transcurrió su carrera eclesiástica, ya que se ordenó de presbítero en torno a 1650-1653 y fue párroco de San Nicolás de Madrid durante más de tres años, siendo luego canónigo magistral en la iglesia colegial de los Santos Justo y Pastor, en Alcalá. Vacante por ascenso de fray Baltasar de los Reyes a la diócesis de Coria, Ros de Medrano fue presentado al Papa por Mariana de Austria, siendo Nithard embajador en Roma (18 de marzo de 1673) para ocupar el gobierno episcopal de Orense —“sin más diligencia ni favor que el esplendor de su mérito”—.

En 1673, Ros se hizo cargo de esa diócesis, que no abandonaría a pesar de que fue tentado con más de un ascenso —al parecer, renunció a las mitras de León, Plasencia y Santiago—, permaneciendo al mando de una diócesis pobre en rentas, pequeña, marcadamente rural —la capital tenía unos centenares de vecinos— y muy problemática porque estaba dividida en 651 parroquias y tenía menos clero que otras diócesis gallegas.

Pero lo más grave era que el obispo sólo tenía los derechos de presentación de setenta feligresías —la nobleza y los monasterios controlaban casi las dos terceras partes—, y que su poder señorial era escaso por contraste con el señorío noble —casas de Monterrey y Ribadavia— y monástico; no en vano en Orense estaban seis de los monasterios cistercienses y benedictinos más poblados e importantes de Galicia —Oseira y Celanova—. Todo esto redundaba en falta de control sobre el clero y sobre los fieles, y por eso Ros se distinguió durante su mandato por la defensa acérrima de los derechos de la mitra episcopal, en especial, de su capacidad jurisdiccional, para lo que él mismo se esforzó en estudiar Derecho y Sagrados Cánones, llegando a presidir personalmente durante años las audiencias arzobispales.

No hay duda de que contaba con el apoyo de la Corona, ya que, rompiendo con la costumbre de designar a los arzobispos de Santiago como gobernadores del Reino de Galicia en caso de sustitución o interinidad, y siendo obispo de una diócesis menor, Ros fue nombrado visitador de la Real Chancillería de Valladolid “al tiempo que ocurrieron en ella casos muy graves, y circunstancias muy dificultosas”, y gobernador de Galicia (9 de octubre de 1686) sustituyendo al duque de Uceda, a quien se había dado licencia para pasar a la Corte. La muerte del obispo se produjo en su sede y fue sepultado en la capilla del Santo Cristo de la Catedral, que él mismo había ampliado. De sus méritos dio cuenta una encomiástica “Aclamación póstuma” (1714), si bien sólo la condición de gobernador temporal lo singulariza dentro de lo habitual en las carreras episcopales del momento.

 

Bibl.: J. Muñoz de la Cueva, Noticias históricas de la Santa Iglesia Cathedral de Orense por ~, obispo de dicha ciudad y diócesis, Madrid, 1727; B. Fernández Alonso, Crónica de los Obispos de Orense, Orense, 1887; M. Rodríguez Pazos, Episcopado Gallego. Arzobispos de Santiago (1550-1850), vol. I, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1946; L. Fernández Vega, La Real Audiencia de Galicia. Órgano de gobierno en el Antiguo Régimen, La Coruña, Diputación Provincial, 1982; B. Barreiro Mallón, “La diócesis de Santiago en la época moderna”, en M. Nieto Cumplido (coord.), Historia de las diócesis españolas. Santiago de Compostela, vol. XIV, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 2002, pág. 492.

 

Ofelia Rey Castelao

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