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José Climent i Avinent

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Biografía

Climent i Avinent, José. Castellón de la Plana (Castellón), 11.III.1706 – 28.XI.1781. Sacerdote, teólogo y obispo de Barcelona.

Estudió Filosofía en la Universidad de Valencia y, una vez licenciado, inició los estudios eclesiásticos.

En 1727 se doctoró en Teología y al año siguiente obtuvo una cátedra de esta disciplina en la misma universidad. En 1731, con veinticinco años, fue ordenado sacerdote y alternó la docencia con sus deberes pastorales. Fue párroco de San Bartolomé (1740) y canónigo magistral de la catedral levantiva (1748).

En 1766 fue nombrado obispo de Barcelona, a pesar de que inicialmente había renunciado al nombramiento, probablemente por considerar excesiva la influencia de los jesuitas en esta diócesis, al entender que podía ser un obstáculo a su labor pastoral. Tras su preconización estaba la mano del gobierno antijesuita de Aranda, que vio en Climent una persona proclive a secundar la próxima orden de expulsión. Ya en sus primeros gestos mostró su arraigado episcopalismo: eligió Tarragona para su consagración, como muestra de respeto a la Iglesia primitiva, y en su primer sermón condenó el laxismo y se mostró moderadamente filojansenista.

Aunque Climent no influyó directamente en la expulsión de los jesuitas (2 de abril de 1767), su opinión al respecto no deja lugar a dudas. Siempre se había manifestado en contra de la Compañía de Jesús, a cuyos miembros acusaba de ser defensores de doctrinas probabilistas o laxistas, de obstaculizar la reforma de las costumbres y de acusar de jansenistas a sus contrarios (carta a su amigo José Tormo, 13 de marzo de 1768). De todos modos, su antijesuitismo fue más teológico-pastoral que personal, su conducta recta e independiente, lo que le valió sospechas de poco rigor antijesuítico.

Como obispo de Barcelona realizó una importante labor pastoral y social: aprovechando la expulsión de los jesuitas, erigió diez escuelas gratuitas para niños pobres, promovió la cultura catalana ofreciendo su mecenazgo para la edición de un diccionario de la lengua catalana (que no llegó a publicarse por presiones gubernamentales), realizó numerosas visitas pastorales condenando sin perdón las inmoralidades que observaba, renovó la oratoria sagrada, dando más importancia a una predicación basada en la transmisión de la Fe, luchó contra la superstición introducida en no pocas costumbres populares, reformó procesiones y romerías y dio un gran impulso a la beneficencia.

Climent, integrista e ilustrado al mismo tiempo, como lo define su biógrafo Tort, fue uno de los pocos clérigos filojansenistas españoles de cierto relieve, hombre erudito, austero, de rígidas costumbres y celoso en el cumplimiento de sus obligaciones. Era corresponsal y amigo de un conocido clérigo jansenista francés, l’abbé Clement. De todos modos, el jansenismo de este obispo no pasó de concretarse en su compromiso por la reforma eclesiástica, su episcopalismo, su admiración por la Iglesia primitiva y su antijesuitismo ligado a la defensa del rigorismo moral.

El 26 de marzo de 1769 publicó una pastoral que compendiaba sus ideas: defensa de los concilios provinciales, la colegialidad episcopal y el derecho a pedir cuentas al Papa, al que consideraba sujeto al Concilio. Obviamente, la pastoral no cayó bien en Roma e, incluso, se rumoreó su inclusión en el Índice.

Hombre bien informado de las corrientes ideológicas de su tiempo (poseía una buena biblioteca y leía numerosas publicaciones españolas y extranjeras), Climent tomó partido por alguna de las cuestiones Iglesia-Estado. Fue decididamente antirregalista, pues entendía que, en España, las competencias que el Estado rescataba de la intromisión de la Iglesia no se cedían al episcopado, sino a la Corona. Por eso fue muy crítico con el Real Patronato sobre la Iglesia española.

Su postura era un clericalismo episcopal, enfrentado tanto a Roma como a Madrid.

En 1773 se produjeron en Barcelona y en toda Cataluña diversos motines contra las quintas forzosas establecidas por Carlos III. En Barcelona, los amotinados pidieron y obtuvieron la mediación de Climent que consiguió calmar los ánimos, adquiriendo un liderazgo indiscutible. Este hecho pesó en el ánimo de Carlos III para alejar a Climent de Barcelona, nombrándole obispo de Málaga (1774), cargo al que renunció.

Como se le obligara a aceptar el nombramiento, terminó por enviar una representación al rey, en que renunciaba tanto a la sede de Málaga como a la de Barcelona (15 de marzo de 1775), lo que causó gran consternación en su diócesis. Se retiró a Castellón, donde falleció en 1781.

 

Obras de ~: Colección de las obras del Ilmo. Sr. Dr. Joseph Climent, del Consejo de S. M. y obispo de Barcelona, Madrid, en la Imprenta Real, 1788, 3 vols.

 

Bibl.: E. Appolis, Les jansenistes espagnols, Bordeaux, Sobodi, 1966; J. A. Bal Bas, “El obispo Climent”, en Revista de Castellón, 1 (1881), págs. 247-250; E. Moreu Rey, El pensament il·lustrat a Catalunya, Barcelona, Edicions 62, 1966; J. Saugnieux, “Un janseniste modéré: José Climent, évêque de Barcelone (Eléments per une bibliografie)”, en Bulletin hispanique, 70 (1968), págs. 468-475; F. Tort Mitjans, El obispo de Barcelona Josep Climent i Avinent (1706-1781). Contribución a la Historia de la Teología Pastoral tarraconense en el siglo xviii, Barcelona, Biblioteca Histórica de la Biblioteca Balmes, 1978.

 

Felipe José de Vicente Algueró