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Benito Vilamitjana y Vila

Biografía

Vilamitjana y Vila, Benito. San Vicente de Torelló (Barcelona), 4.XI.1812 – Tarragona, 2.IX.1888. Canónigo, teólogo, conciliarista, obispo de Tortosa, arzobispo de Tarragona.

Nació el 4 de noviembre de 1812. Hizo los cursos de la carrera eclesiástica en el Seminario Conciliar de Vich, donde el obispo Pablo de Jesús Corcuera le concedió una beca. Ordenado de sacerdote, con dispensa de edad, el 24 de septiembre de 1836, desempeñó por algún tiempo el cargo de maestro en la escuela de San Julián de Vallfogona, y al poco tiempo fue llamado por sus superiores al Seminario diocesano, del cual fue catedrático y vicerrector durante algunos años.

Además de dedicarse con asiduidad al profesorado y a los ejercicios del ministerio sacerdotal, coadyuvó eficazmente a los esfuerzos apostólicos de su amigo san Antonio María Claret para la fundación de la Congregación de Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María, vivieron una temporada con los primeros que se reunieron faltos de todo, en el Convento de la Merced de Vich, les ofrecieron su modesto mobiliario y les ayudaron a sustentarse con su propio peculio.

En junio de 1856 obtuvo por oposición la canonjía magistral de la Seo de Urgel y desempeñó al propio tiempo la Cátedra de Teología moral en aquel Seminario, explicó un curso de oratoria sagrada, y se dedicó también al ejercicio del ministerio sagrado, sobre todo en el confesionario. Fue presentado por Isabel II para la sede episcopal de Tortosa el 19 de mayo de 1861, y preconizado por el beato Pío IX el 23 de diciembre del mismo año, fue consagrado en la iglesia del Carmen de Vich, el 4 de mayo de 1862.

Durante los años que gobernó la diócesis tortosina corrigió no pocos abusos en un obispado que, desde casi treinta años, se hallaba de hecho sin pastor que atendiera debidamente los asuntos, debido a largas vacantes y breves pontificados, puesto que de sus cuatro inmediatos predecesores, el obispo Víctor Damián Sáez Sánchez llegó a Tortosa en los últimos años de su vida y murió fuera de la diócesis en 1839 y su sobrino el obispo Gordo Sáez, que le sucedió en 1847, después de larga vacante, vivió poco tiempo; los otros dos, Gil Esteve Tomás y Mariano Pratmáns Llambés, tuvieron pontificados de apenas un año de duración.

En 1862, por ser reciente su llegada a la diócesis, se vio privado de ir a Roma con los demás obispos que asistieron a la canonización de los Mártires del Japón y de san Miguel de los Santos, pero escribió una carta al Papa adhiriéndose al mensaje que le dirigieron los obispos reunidos en la Ciudad Eterna, carta que mereció del beato Pío IX una expresiva contestación. En 1867 asistió al Centenario del martirio de san Pedro, y en 1869 tomó parte en las sesiones del Concilio Vaticano I, y permaneció en Roma desde la apertura del concilio, hasta después de la invasión de las tropas italianas.

Fue considerado fundador de las Religiosas de la Consolación, que halló en Tortosa casi a punto de extinguirse, pues eran sólo siete u ocho encargadas de la Casa Provincial de Beneficencia. Él las organizó canónicamente, dictándoles unos estatutos; a sus expensas, construyó el gran edificio que poseen para noviciado, y al salir de aquella diócesis, dejó la congregación en estado floreciente y lo mismo hizo con el Colegio de San José, fundado por el beato Manuel Domingo y Sol (1909) para fomentar y sostener las vocaciones eclesiásticas. Empezó en un piso alquilado, y pocos años después poseía edificio propio, en el que se albergaban y estudiaban más de doscientos estudiantes pobres. De él es deudora también la diócesis de Tortosa del Instituto de las Religiosas de la Providencia y de las Carmelitas Descalzas, establecidas las primeras en Vinaroz y las segundas en los suburbios de Tortosa; así como, merced también a su celo y eficaz protección, consiguieron los Jesuitas establecer su Colegio Máximo en el Arrabal de Jesús, cediéndoles el edificio y adquiriendo de su peculio el huerto anejo.

Cuando sobrevinieron los días de la revolución de septiembre de 1868, se mostró siempre fiel a su ministerio, y sostuvo una enérgica lucha con las autoridades revolucionarias, ya sobre el matrimonio civil, ya sobre la prohibición de los viáticos y otros actos del culto, vindicando siempre los derechos de la Iglesia, protegiendo a las religiosas y defendiendo a los eclesiásticos que fueron blanco de calumniosas denuncias ante la autoridad civil y militar.

Fue preconizado arzobispo de Tarragona el 28 de febrero de 1879, donde siguió desarrollando una intensa tarea pastoral con frecuentes cartas pastorales sobre las más importantes cuestiones que afectaban a la vida de la Iglesia en los primeros años de la Restauración.

 

Obras de ~: Sermones predicados en la catedral de Vich, Vich, Anglada, 1888-1890, 3 vols.

 

Bibl.: J. Salvadó, El episcopado español, Barcelona, 1877, págs. 379-383; R. O’Callaghan, Episcopologio de la Santa Iglesia de Tortosa, Tortosa, Imprenta Católica de G. Llasat, 1896, págs. 254-267; L. Bellpuig, “L’arquebisbe Vilamitjana”, en Parroquia cristiana, 23 (1936), págs. 107-133; V. T. Gómez García, “Tensiones espirituales en la España decimonónica. Estudio de las cartas pastorales de Mons. Benito Vilamitjana Vila, obispo de Tortosa y arzobispo de Tarragona”, en Escritos del Vedat, 4 (1974), págs. 447-465; R. Ritzler y P. Séfrin, Hierarchia catholica, vol. VIII, Patavii, Typis Librariae Il Messangero di S. Antonio, 1978, págs. 243, 537; V. Cárcel Ortí, Iglesia y Revolución en España (1868-1874). Estudio histórico-jurídico desde la documentación vaticana inédita, Pamplona, Eunsa, 1979, págs. 614-619 y 651; F. Díaz de Cerio, Regesto de la correspondencia de los obispos de España en el siglo XIX con los nuncios, según el fondo de la Nunciatura de Madrid en el Archivo Vaticano (1791- 1903), vol. III, Città del Vaticano, 1984, págs. 530-542; V. Cárcel Ortí, “Los nombramientos de obispos en España durante el pontificado de León XIII. Primera parte: 1878-1884”, en Analecta Sacra Tarraconensia (AST), 69 (1996), págs. 141-279; “Los nombramientos de obispos en España durante el pontificado de Pío IX. Segunda parte: 1857-1868”, en AST, 73 (2000), págs. 213-389.

 

Vicente Cárcel Ortí

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