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Manuel Agustín Ruyloba y Calderón

Biografía

Ruyloba y Calderón, Manuel Agustin de. ?, s. XVII – Paraguay, 12-13.IX.1733. Coronel, gobernador.

A mediados de 1733 aparece un nuevo gobernador, nombrado por el virrey del Perú, Manuel Agustín Calderón de Ruyloba, coronel del presidio del Callao y hombre de confianza del marqués de Castelfuerte.

A su arribo en la colonia dispuso una serie de medidas no muy agradables, que aumento el descontento del Común, entre ellas la venida de los jesuitas a sus colegios, acto que reanimó la lucha comunera; además, prohibió bajo penas severas hacer mención del nombre “comuneros”; nombró a jueces militares, realizó el nombramiento de nuevos tenientes para las tres villas de la gobernación y para la capital, recayendo en personas que a él le inspiraba confianza; reafirmó a los jefes en la milicia en junio de 1733. Realizó un discurso adverso a la causa comunera que cambio las cosas. Señala Lozano que había ponderado con gran severidad que el común, tan decantado en aquella providencia, no era más que una clara traición contra su Rey y Señor natural; y por tanto advirtió que si alguno intentase resucitarlo y aun tratar de él, sería colgado en publica plaza, “y si faltasen las horcas, les mandaría a dar garrote en un pilar de su cama, ofreciendo en premio al que con su fundamento delatase el más leve movimiento o plática sobre esa materia, la mejor encomienda que vacase.” En todos estos años la autoridad de los alcaldes-gobernadores es muy relativa, pues el Común se organizaba en los diversos valles y pasos, en Itapúa, en Pirayú en el partido Tebicuary, nombra y depone a sus propios oficiales y no se siente muy afecto al cumplimiento a las órdenes emanadas de las autoridades de Asunción. En verdad, su acción constituye la incorporación del pueblo llano, la “gente reí”, el campesinado a la acción política y como factor decisivo. Pese a lo cual la autoridad superior sigue en manos de los alcaldes ordinarios respaldados por el Cabildo. Ruyloba, ejecutor de la política centralista de la dinastía de Borbón, no puede admitir semejante menoscabo de su autoridad.

En la primera quincena de septiembre de 1733, tiene noticia de que un Común de seiscientos hombres se está concentrando en el valle del Pirayú. Recluta un contingente de igual número de milicianos y acude a dispersarlos. En la noche del 12 al 13 de ese mes, toda la tropa de Ruyloba lo abandona y se incorpora al campamento comunero que está a media legua de distancia. Sólo queda con aquél tres o cuatro dignatarios comuneros, como Antonio Ruiz de Arellano, Sebastián Fernández Montiel, entre otros, más por el sentido del honor, pues no podían dejar abandonado en medio de una multitud exaltada y con armas a un magistrado que desconocía el país y sus costumbres.

Estando frente a Roque Pereira, destacado comunero, se adelanto de la fila y exhorto con fuerza “el Ejercito Real, caballeros, todos los que reconozcan la autonomía ilustre del Común, vengan a sus banderas” y así lo abandonaron. Viéndose tan vilmente traicionado, Ruyloba se dirigió a los pocos jefes que quedaron a su lado expresándose así “Mis amigos, el mal no tiene remedio, es menester ceder a la fuerza.” Los rebeldes exclamaron “Viva el Rey” y lo mataron a sablazos; sus ultimas palabras, justo antes de fallecer, fueron “Nuestra Señora del Rosario, sedme propicia”.

En memoria del gobernador Ruyloba colocaron en el lugar del combate, junto al camino, tres cruces. Hasta el año 1786 existía en ese lugar, y lo afirma Feliz de Azara que lo ha visto en sus recorridas. Es el primer magnicidio de la historia paraguaya. Ante las posibles consecuencias del hecho, los cabecillas comuneros buscan una salida, para evitar las penas que incurren los insurrectos contra el poder Real. Este hecho origino una etapa violenta en la pugna y le dio nuevo cariz.

Desde ese instante la rebelión ya no sería solamente contra los jesuitas, sino, además, contra el virrey.

 

Bibl.: A. Z inny, Historia de los Gobernantes del Paraguay, 1535-1887, Buenos Aires, Ed. De Mayo, 1887; P. Lozano, Historia de las Revoluciones de la Provincia del Paraguay, vols. I y II, Buenos Aires, Cabaut y Cía., 1905; C. R. Centurión, Historia de la Cultura Paraguaya, Buenos Aires, Nizza, 1961; R. Quevedo, “Francisco Ortiz de Vergara: Conquistador y Gobernador del Rió de la Plata y su viaje en el Paraguay”, en Historia Paraguaya. Anuario de la Academia Paraguaya de Historia, vol. XIX, Asunción, Academia Paraguaya de la Historia, 1982; E. Cardozo, Historia Cultural del Paraguay, Asunción, Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción, 1985; R. E. Velásquez, “Acción Comunera del Cabildo de Bs.”, en Historia Paraguaya, Anuario de la Academia Paraguaya de Historia, vol. XXXII-II, Asunción, Academia Paraguaya de la Historia, 1993.

 

Olinda Massare de Kostianovsky