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Francisca de Paula Bayona y Piquer

Biografía

Bayona y Piquer, Francisca de Paula. Viver de las Aguas (Castellón), 9.II.1843 – Barcelona, 15.VI.1929. Hija de la Caridad (HC), superiora local.

Fue hija de Francisco Bayona, capitán que militó bajo las banderas del rey del Maestrazgo, Cabrera, y de Isabel Piquer. Su abuelo se destacó también por su alta graduación en el ejército carlista. Por este motivo, su familia fue objeto de persecución por parte de los liberales. La niña Paula, de cinco años de edad, vio horrorizada cómo quemaron viva al ama encargada de la casa, a quien confundieron con la esposa del capitán Bayona. Se educó en las escuelas nacionales de Valencia, pero fue su madre quien forjó en ella un carácter firme e inclinado al bien.

Sintiéndose llamada a ser Hija de la Caridad, inició a los veinte años su postulantado en el hospital de Valencia (enero de 1863), al término del cual fue admitida en la compañía (marzo de 1863). Después de una etapa de formación en el Real Noviciado de Madrid, salió destinada para la Inclusa de Zaragoza (septiembre de 1863) con total disponibilidad para servir a los niños pobres, que constituyeron desde entonces su especial preocupación.

Fue Barcelona el inmenso campo en que desarrolló su acción caritativa y social: Escuelas de la Inmaculada (1872), Escuelas de la Purísima (febrero de 1873), atendidas por una comunidad de Hijas de la Caridad, de la que fue nombrada superiora local sor Paula. Conforme iba descubriendo nuevas necesidades, brotaba en ella la respuesta más adecuada. A las escuelas agregó un obrador (agosto de 1875) y la primera escuela nocturna para jóvenes obreras (octubre de 1875) en la que se educaron más de doce mil jóvenes. Creció tanto el alumnado, que tuvo que buscar un nuevo local más amplio (1876) en alquiler, hasta que en el año 1877 consiguió las ruinas de un convento junto a la iglesia de San Agustín para establecer allí sus escuelas. El nuevo edificio fue construido con la ayuda económica de los albaceas del marqués de la Cuadra. Terminada la obra, se trasladaron allí las Escuelas de la Purísima (16 de agosto de 1881).

Su sensibilidad a las necesidades humanas y sociales lo llevó a descubrir la miseria de uno de los barrios más abandonados de Barcelona, el populoso barrio de Hostafranchs, lleno en aquella época de barracas, cuevas inmundas, ladrones, asesinos, niños abandonados, hasta tal punto que los médicos que hacían el servicio de beneficencia tenían que ir acompañados por guardias municipales para protegerlos de tanto maleante. Los muchos niños que vagaban por las calles del barrio, llenos de miseria y cubiertos de harapos, tocaron el corazón de sor Paula. Apoyada por la Asociación de Hijas de María del Sagrado Corazón, se lanzó a buscar un local en alquiler para abrir nuevos establecimientos. Así comenzaron las escuelas de párvulos y primera enseñanza (2 de noviembre de 1878) en un viejo salón de teatro a la sazón cerrado. Los niños recibían allí enseñanza, comida y vestido, por lo que las clases se vieron cada día más concurridas, y pronto hubo que pensar en un nuevo local. Con la colaboración de los albaceas del marqués de la Cuadra y gracias a los aldabonazos de sor Paula a las puertas de los afortunados, se pudo construir en breve el Asilo de San Vicente, al que se trasladaron las escuelas que eran atendidas por cuatro hermanas que pertenecían a la comunidad de las Escuelas de la Purísima.

El Asilo de San Vicente se convirtió en centro de caridad y cada vez amplió más su radio de acción: comedor de pobres ancianos (1 de febrero de 1882); visita domiciliaria (1884); escuela nocturna (marzo de 1884) para las obreras del barrio; obra pía de San Vicente de Paúl que se preocupó de la regularización de matrimonios pobres, gracias a la cual pudieron normalizar su situación muchas familias, y comedor para los obreros del barrio (15 de agosto de 1885).

Se condimentaban y repartían más de seiscientas comidas diarias. También se dedicó a la atención de los enfermos del cólera, que hizo grandes estragos en el barrio en el año 1885. Esto motivó una cocina económica en las Escuelas de la Purísima. Las hermanas recorrían las casas de los enfermos, y recibieron en su obrador a quince niños huérfanos totalmente desamparados.

Sor Paula fue también el alma de otras muchas obras: escuela dominical en la parroquia de San Pedro, escuelas católicas en la calle Provenza, clases para niños en la calle Clarín, atención a la cárcel de mujeres (15 de marzo de 1895), Asilo de la Sagrada Familia en San Martín de Provensals para hijos de obreros que vagaban por aquella populosa barriada, con una sección de cunas para que las madres pudieran ir a trabajar. Intervino también (1896) en la fundación del hospital militar y sanatorio militar para soldados enfermos o heridos repatriados de Cuba y Filipinas. Sor Paula fue la única directora del sanatorio y de ella emanaron las “Reglas que deberán observarse para el régimen interior del sanatorio”.

Muchos obreros y pobres vagaban por las calles sin trabajo y sin recursos en aquellos años tristes de la guerra colonial. Esto motivó de nuevo el funcionamiento de las cocinas económicas en las Escuelas de la Inmaculada y en el Asilo de San Vicente. A instancias del capitán de Cataluña, Eulogio Despujols, sor Paula instaló en Hostafranchs (1899) una sección de niños huérfanos, hijos de fallecidos en las guerras de Cuba y Filipinas.

Durante la Semana Trágica de Barcelona (julio de 1909), sor Paula y sus hermanas sufrieron persecución por parte de los revolucionarios y amenazas de incendio de las casas que con tanto esfuerzo habían construido. Con dolor vieron saqueado e incendiado el Asilo de la Sagrada Familia de San Martín de Provensals, las escuelas de la calle de Aldana y una casita de recreo que sor Paula había hecho construir en el Montjuich para que los niños pudieran pasar un día de campo. Efecto de esta Semana Trágica fue el recrudecimiento de las necesidades del pobre pueblo y la disminución de los auxilios de caridad, que fueron empleados en reparar ruinas. Sor Paula salió al paso de estas necesidades consiguiendo de la Junta de Protección a la Infancia el funcionamiento en Hostafranchs de un comedor para madres pobres e intensificó las visitas a domicilio.

El nombre de sor Paula se hizo popular en la ciudad entre ricos y pobres. Autoridades y nobleza confiaban en ella y secundaban sus obras de caridad.

El Gobierno de la regencia de María Cristina de Habsburgo- Lorena le ofreció como premio a su acción caritativa y social durante el cólera (1885) la Banda de María Luisa, pero ella declinó este honor personal. Sí tuvo que aceptar el honorífico Diploma y Medalla de Plata otorgados por el Ayuntamiento de Barcelona —el 17 de noviembre de 1885— a las Hijas de la Caridad por los servicios prestados durante la epidemia colérica. El Ayuntamiento de Barcelona le concedió, el 15 de julio de 1905, la Gran Medalla y Diploma honorífico como homenaje a su caridad cristiana en favor de enfermos, pobres y desvalidos.

 

Bibl.: P. Vargas, “Sor Paula Bayona”, en Anales de la Congregación de la Misión y de las Hijas de la Caridad (Madrid), t. XXXVIII (1930), págs. 262-266, 328-343, 394-423 y 462- 485; Historia de las Hijas de la Caridad de la Provincia española, Madrid, 1996 (ed. restringida), pág. 779.

 

María Soco rro Martín Vicente, HC

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