Riaño y Montero, Juan Facundo. Granada, 24.XI.1828 – Madrid, 27.II.1901. Crítico de arte, arabista y político, XI anticuario de la Real Academia de la Historia (1894-1901).
Nacido en Granada, estudió Derecho y Filosofía y Letras en su ciudad natal y después en Madrid, donde completó estudios y se doctoró. En Granada trabó honda amistad para toda la vida con Francisco Giner de los Ríos, compañero de carrera, y con Nicolás Salmerón. En 1851 viajó por Italia, Inglaterra y otros países y en 1864 se casó con la hija del famoso orientalista Pascual de Gayangos, a quien acompañó en alguno de sus viajes y ayudó a organizar la sección española de manuscritos de la British Library, lo que le permitió adquirir formación británica, publicar diversas obras en Inglaterra y trabajar en el Victoria and Albert Museum (Londres), donde catalogó los objetos artísticos españoles en 1872 e introdujo nuevos vocablos técnicos, como “bargueño”, tomado de la tradición oral. Fue miembro de la Comisión Oficial de España en la apertura del canal de Suez (1869) y en la Exposición de Ciencias de Londres.
Ocupó la Cátedra de Árabe en la Universidad de Granada, desde 1863 fue catedrático de Historia de las Bellas Artes en los tiempos antiguos, Edad Media y Renacimiento en la Escuela Superior Diplomática y, desde 1879, fue miembro del Cuerpo de Archivos, Bibliotecas y Museos con destino en el Museo Arqueológico Nacional hasta su jubilación por edad según Real Decreto 1900-07-26. También fue conferenciante y profesor de la Escuela de Estudios Superiores del Ateneo de Madrid (1896-1897).
El 19 de marzo de 1869, Rosell, Madrazo, Saavedra y Fernández González firmaron la propuesta para que ocupara la Medalla 12 de la Real Academia de la Historia. Resultó electo el 9 de abril siguiente y tomó posesión el 10 de octubre de 1869. Su discurso de ingreso trató sobre la Crónica general de don Alfonso “el Sabio” y la cultura de la época, al que contestó el ingeniero y arabista Eduardo Saavedra con invitaciones para su toma de posesión a toda la mejor sociedad y a los políticos y autoridades de la época, lo que da idea de su prestigio social.
Riaño es también una destacada figura en la Historia de la Pedagogía en España. Su amistad con Giner de los Ríos explica sus eficaces inquietudes por la Pedagogía y la Educación, pues jugó un importante papel en su desarrollo en España durante la Restauración. En 1882, tras ser nombrado director general para la Educación, como amigo de Giner desde estudiantes, convocó el I Congreso Pedagógico Nacional para conocer el estado real de la educación en España y las posibilidades de mejorarla, al que asistieron Giner, Bernardo Cossío, Joaquín Costa y Concepción Arenal. Reformó la Escuela de Industrias Artísticas de Toledo y la Escuela Normal Central de Maestras y creó un curso especial de párvulos. Como mentor de Giner de los Ríos, fundador de la Institución Libre de Enseñanza, Riaño, como historiador del arte, jugó un importante papel en la popularización de la excursión de raigambre krausista y de la valoración social de la Historia del Arte.
Es igualmente evidente su labor en la Escuela Superior de Diplomática, en la que orientó la formación hacia la investigación metodológica, siendo también el reformador de la Universidad de Granada y de la Escuela Normal Central de Maestras y el creador del Museo Pedagógico Nacional y de Reproducciones Artísticas, siempre dentro de esta línea educativa a cuyo servicio llevó a cabo una política de desarrollo de los museos, dentro del espíritu de la Restauración y de su experiencia en el extranjero. Como director general de Instrucción Pública durante el primer gobierno liberal de la Restauración presidido por Mateo Sagasta, creó por Decreto Ley de 6 de mayo de 1882 el Museo Pedagógico Nacional (1882-1942), concebido para educar a los maestros y formar educadores.
El otro gran proyecto educativo impulsado por su mente clara y europea fue el Museo de Reproducciones Artísticas, creado en 1877 a iniciativa del entonces presidente del Gobierno, Antonio Cánovas del Castillo, a imitación de otros centros europeos parecidos, con fines eminentemente didácticos, para enseñanza y disfrute del arte, del que fue director (1898- 1901). En él se ofrecía una evolución del arte de la Antigüedad, con una pretensión universalista y educativa característica de la Restauración. Organizado en el Casón del Buen Retiro, él fue su primer director, publicando también su primer catálogo.
Fue académico de Bellas Artes de Granada (1859) y fue elegido académico de número por Arquitectura de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (1888), de la que llegó a ser director tras Pedro de Madrazo hasta su muerte (1898-1901). Finalmente, también es suya la iniciativa de recopilar por provincias los Catálogos Monumentales de España, en los que trabajaron algunas de las figuras más relevantes de la Historia del Arte español, como el también granadino Manuel Gómez Moreno, por él llamado a Madrid en 1900 para llevar a cabo esa ambiciosa obra.
En diciembre de 1894 fue nombrado anticuario de la Real Academia de la Historia, propuesto por Eduardo Saavedra, Cayetano Rosell, Pedro Madrazo y Francisco Fernández y González, cargo que ocupó hasta su fallecimiento en 1901, cuando trabajaba en la preparación de un corpus de inscripciones cúficas, siendo enterrado en Nuestra Señora de la Almudena.
Su trabajo en esa Academia se hizo patente en la Comisión de Antigüedades integrada por Pedro Madrazo, Juan Facundo Riaño, Juan de Dios de la Rada, Fidel Fita, Juan Catalina García y López. También ocupó la Presidencia de la Comisión Mixta de las Academias de la Historia y de San Fernando para organizar las Comisiones Provinciales de Monumentos Arquitectónicos y Artísticos, redactó informes, como era habitual, de los que se conservan varios, como El Castillo de Peñafiel y de la Mota; Descubrimiento de Sepulturas en el Santuario de Nuestra Señora de Regla, en Rota; Tres estatuas de bronce descubiertas en Mallorca; etc. y publicó once colaboraciones en el Boletín de la Academia.
Además, sin darle especial importancia, pues no sentía especial pasión por la política, de tendencia liberal progresista y partidario de Sagasta, fue diputado por Archidona (1881) y senador (Expediente Personal, HIS-0373-03) por Granada en 1886 (Acta electoral de 25 de abril de 1886); por la Universidad de Granada en 1891-1893, 1893-1894 y 1898-1899 (Actas electorales de 15 de febrero de 1891, 19 de marzo de 1893 y 10 de abril de 1898) y por la Real Academia de Bellas Artes en 1899-1900 (acta electoral de 30 de abril de 1899). Igualmente, consta que fue director general de Instrucción Pública (1881- 1883), miembro de la Comisión Especial de Evaluación y Repartimiento de Madrid (1886) y consejero de Estado (1886, 1891, 1893, 1894 y 1898), ministro del Tribunal de lo Contencioso Administrativo (1888-1892) y vocal del Consejo de Instrucción Pública (1887, 1900), etc., por lo que puede considerarse como un importante político de la Restauración.
Asimismo, fue correspondiente del Instituto Arqueológico de Berlín, del de Roma y de otras instituciones españolas y extranjeras, contestó los discursos de ingreso de los académicos Antonio María Fabié en 1875 y a José Casado del Alisal en 1885 y se carteó con toda la elite social, como el famoso coleccionista José Lázaro Galdiano.
Sus trabajos reflejan su preferencia por el Arte Medieval y las Artes Decorativas, como el estudio y recogida de los archivos manuscritos y publicación de la fábrica de Alcora, pero también prosiguió la tradición de arabistas notables de la Real Academia de la Historia, como digno sucesor de Gayangos, de quien —como se ha dicho— era yerno, y de Eduardo Saavedra.
En octubre de 1890, Antonio María Fabié, a la sazón ministro de Ultramar, le nombró para la Comisión para el IV Centenario del Descubrimiento de América, como secretario del certamen internacional sobre el Descubrimiento y también organizó con gran éxito, junto a Juan Valera, la Exposición Históricoeuropea (Real Decreto de 9 de enero de 1891)¸ sobre la civilización “ibérica” de España y Portugal, en la línea de pensamiento de J. P. Oliveira Martins.
Junto a sus inquietudes por la educación y la pedagogía dentro del espíritu de la Institución Libre de Enseñanza, destaca su dedicación a la Historia del Arte y la crítica artística, siendo introductor en España de la concepción histórica de la Historia del Arte. También fue buen arabista, un curioso bibliófilo y un conferenciante brillante entendido en Sociología, Botánica, Ingeniería y Literatura con una buena cultura internacional.
Por ello, a pesar de no ser hombre de inclinación política, llegó a desempeñar con acierto los más altos cargos de su especialidad. En definitiva, puede considerarse como uno de los más destacados ejemplos de la elite intelectual de la Restauración, una de las grandes personalidades del último tercio del siglo XIX.
Obras de ~: con S. de Isasa y Valseca y C. Santos Rosell, Tercer año de la carrera (programa), Escuela Superior de Diplomática, Madrid, Universidad Central, 1865; Discursos leídos ante la Academia de la Historia, en la recepción [...] de Don ~ [Sobre la Crónica general de D. Alfonso el Sabio y los elementos que concurren a la cultura de la época]. Contestación del [...] Sr. D. Eduardo Saavedra, Madrid, M. Rivadeneyra, 1869; El Canal de Suez (conferencia), Madrid, Ateneo, 1870; El Arte en la edad Media (conferencia), Madrid, Ateneo, 1871; Classified and descritive catalogue of the arts objects of Spanish production in the South Kensington Museum, London, 1872; Programa de Asignatura de Historia de las Bellas Artes, Madrid, Universidad Central. Escuela Superior de Diplomática. Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Anticuarios, 1876; Sobre la manera de fabricar la antigua loza dorada en Manises, Madrid, T. Fortanet, 1878; The industrial arts in Spain, London, Bradbury Agnew & Co., 1879; Discursos leídos ante la Academia de Bellas Artes de San Fernando en la recepción pública de D. ~ [Los orígenes de la Arquitectura arábiga, su transformación en los siglos xi y xii y su florecimiento inmediato], Contestación por D. Pedro de Madrazo, Madrid, Aribau y C.ª, 1880; Catálogo del Museo de Reproducciones Artísticas, Madrid 1881; El Arte de la Edad Media, Madrid, 1881; Catálogo del Museo de Reproducciones Artísticas, Madrid, 1881; El arte monumental americano (conferencia), Madrid, Ateneo, 1892; [Voces sobre cerámica y vidriería] en Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano de Literatura, Ciencias y Artes, Barcelona, Montaner y Simón, 1887-1899, 25 vols.; Critical & bibliographical notes on early spanish music, London, Bernard Quaritch, 1887.
Fuentes y bibl.: Real Academia de la Historia, Exps. personales, leg. 101, carpeta 7, sección 114.
J. M.ª Salvador y Barrera, “Datos biográficos acerca del Excmo. e Ilmo. Sr. D. ~”, en Discurso leído en el acto de su recepción por el Excmo. Sr. Doctor D. ~, Obispo de Madrid-Alcalá [...], Madrid, 1914, págs. 41-44; F. Giner de los Ríos, “Riaño y la institución Libre de Enseñanza”, en Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, 494 (1901), págs. 129-131; R. Altamira, “Don Juan Facundo Riaño”, en Revista crítica de Historia y Literatura, 4-5 (1901), págs. 113-116; VV. AA., Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana, vol. LI, Madrid, Espasa Calpe, 1926 (reed. 1973), págs. 282-283; A. Gallego Morell, Sesenta escritores granadinos con sus partidas de bautismo, Granada, Caja de Ahorros de Granada, 1970, págs. 95-96; Marqués de Siete Iglesias, “Real Academia de la Historia. Catálogo de sus individuos. Noticias sacadas de su archivo, en Boletín de la Real Academia de la Historia, CLXXV, n.º 177 (1978), págs. 182-184; I. Peiró, Los guardianes de la Historia. La historiografía académica de la ilustración, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1995, págs. 153 y ss.; M. Almagro-Gorbea, “El Gabinete de Antigüedades de la Real Academia de la Historia. Pasado, presente y futuro”, en M. Almagro-Gorbea (ed.), El Gabinete de Antigüedades de la Real Academia de la Historia. Madrid, Real Academia de la Historia, 1999, págs. 144-146; G. Pasamar e I. Peiró, Diccionario Akal de Historiadores Españoles Contemporáneos (1840- 1980), Madrid, Akal, 2002, págs. 529-522.
Martín Almagro Gorbea