Ayuda

Pompeo Colonna

Biografía

Colonna, Pompeo. Roma (Italia), 12.V.1479 – Nápoles (Italia), 28.VI.1532. Cardenal, lugarteniente general del reino de Nápoles.

Hijo de Girolamo di Antonio, príncipe de Salerno, y de Vittoria Conti, sufrió la temprana pérdida de su padre quedando bajo la protección de su tío Próspero Colonna. En 1498 participó en la batalla de Palombara en el marco de los enfrentamientos entre Colonnas y Orsinis, que concluyeron con la paz acordada ese mismo año en Tívoli entre las dos familias.

Junto con otros miembros de su linaje, en 1501 Alejandro VI le excomulgó y privó de sus bienes, recuperando sus privilegios dos años más tarde, en 1503, tras la elección del nuevo papa, Julio II. Acompañó a su tío a la Corte de Federico de Aragón y más tarde pasó, siempre en compañía de su tío y de otros familiares, al servicio de España poniéndose bajo las órdenes de Gonzalo de Córdoba. Junto al Gran Capitán combatió contra los franceses. Le siguió en su campaña en el reino de Nápoles, donde tuvo la oportunidad de demostrar su valía en empresas como la recuperación de Fondi para la causa imperial. Pese a este brillante inicio en la carrera militar, su tío Próspero trató de llevarle hacia la carrera eclesiástica para mantener los privilegios de la familia en la Corte papal, representados hasta entonces por su tío el cardenal Giovanni Colonna, que se encontraba gravemente enfermo.

En 1507, nombrado protonotario apostólico, se convirtió en maestro de casa de Giovanni Colonna y a su muerte, al año siguiente, heredó todos sus beneficios, entre los que caben recordarse, por ejemplo, la abadía de Subiaco o la de Grottaferrata; obtuvo además el obispado de Rieti. En el año de 1511, Julio II cayó enfermo, lo que aprovecharon algunos miembros de su Corte para formar un grupo de oposición a su política. Colonna, seguido por miembros de familias como los Savelli, Orsini o Cesarini, encabezó este movimiento abanderando la defensa de las libertades romanas frente a la corrupción de la cúpula eclesiástica.

Su actitud se ha interpretado como consecuencia de su resentimiento hacia el Papa por no haber alcanzado hasta entonces la dignidad cardenalicia. La acción de Colonna provocó su alejamiento del Pontífice, que, una vez recuperado, le privó de sus beneficios eclesiásticos y de su obispado. Finalmente fue perdonado, aunque no recuperará la prelatura. A la muerte de Julio II en 1513, y pese a la actitud beligerante que había mantenido desde entonces en la Corte papal, así como a sus contactos con los franceses con los que intrigaba en contra del poder papal, recibió el perdón de los cardenales, que le aseguraron la recuperación de su obispado si cesaba en su actitud hostil y se sometía a las decisiones del cónclave.

Cuando León X subió al solio pontificio le restituyó Rieti, sus privilegios y prebendas, y le nombró además asistente de capilla. Durante la visita que realizó Francisco I a Bolonia para entrevistarse con León X en octubre de 1515, tras la victoria de Melegnano, Colonna formó parte del séquito del pontífice. Al año siguiente se trasladó a la corte de Maximiliano de Habsburgo para demostrar la fidelidad de su familia al emperador tras el desastre de la campaña lombarda.

De allí se dirigió hacia Flandes a la Corte de su sobrino Carlos, donde se encontraba cuando fue investido cardenal, en julio de 1516. De regreso a Roma recibió el capelo cardenalicio. Estableció entonces su residencia en la urbe romana, y en julio de 1519 se encontraba en la ciudad celebrando la investidura de Carlos V como rey de romanos, que había tenido lugar el mes anterior. Tras la muerte de León X y la subida al solio de Adriano VI, Pompeo Colonna será uno de los tres legados encargados de acompañar en su viaje al nuevo Papa a su destino.

En febrero de 1523 éste le nombró miembro de una comisión que tendría que decidir sobre la posibilidad de una guerra de los príncipes cristianos contra los turcos, dato que denota sus buenas relaciones con el Pontífice. A su muerte en 1523 se encontraba a la cabeza de la facción en contra de la elección de Julio de Médicis, pero al reconsiderar los beneficios políticos que podían extraerse de una posición más diplomática con el futuro Clemente VII, su actitud cambió, influyendo en el posicionamiento de muchas de las familias romanas más poderosas en aquel momento. Por su decisivo apoyo recibió en contrapartida de manos del nuevo Papa el oficio de vicecanciller, el palacio Riaio, el de la chancillería y el título de San Lorenzo in Damaso, así como la administración de varias diócesis.

Las relaciones de Colonna con Clemente VII se irán, sin embargo, deteriorando según el Papa se aleje de la política filo-imperial. En los objetivos políticos inmediatos del cardenal se encontraba su aspiración al virreinato napolitano y esta política papal dificultaba sus planes. Enfrentados abiertamente Colonna, en estrecha colaboración con las fuerzas imperiales, y el Pontífice a finales de 1526, Clemente VII hizo asaltar las posesiones que tenía en Roma y en la región de la Campania, y privó a Colonna de la púrpura, de su cargo de vicecanciller y de sus beneficios y rentas eclesiásticos.

En respuesta a este ataque, Colonna participó activamente en el Saco de Roma de 1527, si bien, tras la derrota del pontífice, apiadándose de él trataría de intervenir en su favor. En 1528 se dirigió a Nápoles entrando por Gaeta al mando de novecientos infantes italianos y seiscientos españoles. Su misión era la de contribuir a recuperar el control de la zona, gravemente amenazada por la presencia francesa contra la que luchaba el entonces virrey en la zona, Filiberto de Chalon. Hacia septiembre de ese mismo año alcanzó la ciudad partenopea y contribuyó con dinero a la campaña. En marzo de 1529, Chalons le dejó como lugarteniente general en el reino de Nápoles, quedando la defensa del reino en manos de Hernando de Alarcón. Durante su estancia en Nápoles no supo ganarse el favor de la nobleza napolitana ni tampoco considerar en su justa medida los derechos adquiridos por ésta con respecto al poder hispánico en el reino. A la muerte del príncipe de Orange se le renovaría en el cargo de lugarteniente general durante tres años más.

El gobierno de Colonna se encontró con una fuerte oposición por parte de los poderes autóctonos como consecuencia de esta posición de fuerza que adoptó al tomar el poder. Se criticó de él, además, su pertenencia al estamento eclesiástico y, agravando esta imagen, desde España en 1531 Íñigo López de Mendoza emitió informes negativos al emperador sobre su persona.

Su enfrentamiento con el Parlamento napolitano y su dureza al administrar justicia en la ciudad y reino de Nápoles agravarían esta crítica situación de su gobierno. A comienzos de 1532, Pedro de Toledo era nombrado nuevo virrey en el reino. Colonna enfermó poco después y murió el 28 de junio de ese mismo año, según las crónicas, abandonado a su suerte y sufriendo el saqueo de su casa. Se encargó de su funeral Vittoria Colonna. Reposan sus restos en la capilla de los príncipes de Sulmona en la iglesia del monasterio de Monteoliveto. Según las crónicas, tuvo dos o tres hijas y un hijo varón, Giovanni, que no sería reconocido por el Pontífice más que en el lecho de muerte del cardenal. Pese a haberle nombrado legítimo heredero, sus bienes serían puestos a disposición de la Cámara Apostólica.

Pompeo Colonna, del que se conservan dos retratos, uno de Lorenzo Lotto y otro de Agostino Carraci, gustó de rodearse de riquezas y de participar del ambiente intelectual de su momento. Desarrolló una actividad propia como poeta y escritor, entablando amistad con literatos como Francesco Maturanzio, Tamira Macaroccio, Marcantonio Casanova o Pietro da Volterra, en sintonía con el ritmo de vida propio de los miembros de la curia de su época. Paolo Govio escribió su biografía (de la que se conservan dos ediciones del siglo XVI) y otros autores contemporáneos le dedicaron sus obras.

 

Obras de ~: T. S tigliani, Arte del verso italiano, con le tanole delle rime di tutti le sorti copiosissime. Con varie giunte, e notazioni di ~, notas de ~, Roma, Del Verme, 1658 (Venezia, Cristoforo Zane, 1730; Bologna, Longhi, s. f.); Apologiae mulierum libri, s. f. [ed. en G. Zappacosta (ed.), Studi e ricerche sull’umanesimo italiano, Bergamo-Milano-Firenze-Roma-Mesina, 1972, págs. 159-246].

 

Bibl.: P. Govio, Le vite di Leon Decimo et d’Adriano Sesto Somi Pontefici et del Cardinal Pompeo Colonna, Firenze, Lorenzo Torentino, 1551; D. A. Parrino, Teatro eroico e político dei governi de Vicere del Regno di Napoli, Napoli, D. A. Parrino, 1692; J. Raneo, “Libro donde se trata de los virreyes, lugartenientes del reino de Nápoles y de las cosas tocantes a su grandeza”, en M. S alvá, Colección de documentos inéditos para la historia de España, vol. XXIII, Madrid, Viuda de Calero, 1853, págs. 93-105; A. Consorti, Il cardinale Pompeo Colonna, Roma, Est. Litográfico Tipografía S. Consorti, 1909; L. S antoro, La spedizione di Lautrec, ed. de T. Pedio, Galatina, Congedo, 1972; A. Chastel, El saco de Roma, 1527, Madrid, Espasa Calpe, 1998; C. J. Hernando Sánchez, El reino de Nápoles en el Imperio de Carlos V: la consolidación de la conquista, Madrid, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, 2001.

 

Ana Minguito Palomares

Personajes similares