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Juan Antonio de Vera y Zúñiga

Biografía

Vera y Zúñiga, Juan Antonio de. Conde de la Roca (I). Mérida (Badajoz), 25.IV.1583 – Madrid, 18.X.1658. Escritor, diplomático, militar, trece de la Orden de Santiago, comendador de La Barra en la Orden de Santiago, gentilhombre por la Boca de su Majestad, consejero de Guerra, Hacienda, Indias y Junta de Guerra de España, alcaide perpetuo de la ciudad de Badajoz, alguacil mayor de millones de Mérida.

Señor de Don Tello y Sierrabrava, vizconde de Sierrabrava, señor de las villas de Torremayor, Enguidanos y la Pesquera, Bótova, Cubillos y Villar del Rey, Juan Antonio de Vera y Zúñiga fue hijo de Fernando de Vera y Vargas, afamado militar emeritense con probada hidalguía, y María de Zúñiga, hija de los marqueses de Mirabel.

Tuvo dos hermanos, Fernando de Vera y Zúñiga (capitán de arcabuceros, que en 1626 fue nombrado gobernador de Como, en Italia) y Teresa de Figueroa.

Inició la carrera militar en Sevilla muy joven, participando en muchas jornadas bélicas en el norte de África.

Fue miembro destacado en los círculos culturales andaluces del momento y conocida su pertenencia ininterrumpida a las academias literarias y centros palatinos de erudición sevillanos (Juan de Arguijo, IV marqués de Tarifa y III duque de Alcalá, Rodrigo Caro, Juan de Jáuregui, Francisco Rioja, los hermanos Alcázar...), sin que haya constancia de su formación universitaria. A orillas del Betis conoció a Cervantes e inició allí mismo una larga amistad con Lope de Vega. Su dedicación a la poesía le hizo ser incluido entre los vates ilustres del grupo sevillano en las Flores del antequerano Pedro de Espinosa. Con quince años de edad casó en primeras nupcias con la hispalense Isabel de Mendoza, de la que tuvo dos hijos, Fernando y Pedro Laureano de Vera y Mendoza, quienes ingresaron en el año 1616 como monjes en la Orden de San Agustín.

En 1621 estableció su residencia en Madrid, cuando la fama alcanzada por su anchamente leído diálogo sobre la diplomacia (El Enbaxador, 1620) era una realidad largamente testimoniada; participó de una intensa actividad política en el círculo del conde de Olivares, y se integró, junto a Quevedo y Hurtado de Mendoza, en el equipo encargado de la labor publicista del valido y del régimen; en ese período su vocación histórica se materializó con la publicación de su primera biografía (Epitome de la vida y hechos del invicto emperador Carlos V), género que practicaría en otras ocasiones y otros tiempos en defensa o panegírico de personajes a veces una clara intención política (II miglior giglio di Francia (Luigi Re Santo), Resultas de la vida de Fernando Alvarez de Toledo, El Rey Don Pedro Defendido, Fragmentos históricos de la vida de Don Gaspar de Guzmán...) y sólo en una ocasión optó por el poema épico para cantar las hazañas de un Rey, Fernando III, el Santo (El Fernando o Sevilla restaurada). Casó en segundas nupcias en 1623 con su prima María de Vera y Tovar, con la que tuvo tres hijos, María Antonia, Catalina Antonia y Fernando, quien andando el tiempo sería embajador en Venecia, donde murió en 1663. Propagandista del régimen e influyente cortesano, pronto alcanzó mercedes reales, entre ellas el título de conde de la Roca (1627), tras haber sido enviado como embajador extraordinario a Saboya en 1625 y haber participado de algunas jornadas bélicas en el conflicto de la Valtelina junto al duque de Feria, el marqués de Castañeda y su propio hermano Fernando (nombrado gobernador de Como en 1626), sea las acaecidas en el sitio de Génova, cuya victoria inmortalizara Pereda.

Desde 1630 hasta 1644 vivió en Italia, ya que fue elegido embajador extraordinario en Saboya (1630-1632) y, con posterioridad, ordinario en Venecia (1632-1642), donde desarrolló una intensa actividad política y diplomática procurando doblegar la neutralidad de la Serenísima en favor de los intereses españoles; manteniéndose pendiente de los asuntos de la Valtelina y organizando incluso el reclutamiento de tropas; actuando como agente secreto (sea su participación en el secuestro de Duarte de Braganza o en la labor de difusión de propaganda clandestina); ejerciendo un duro ministerio con el telón de fondo de una guerra que asolaba Europa, la de los Treinta Años y ante la complicada situación que atravesaba España debido a la política exterior emprendida por el conde duque de Olivares. Fue en la ciudad de las lagunas donde llevó a cabo una fértil labor editorial sirviéndose de una imprenta clandestina ubicada en los sótanos de la embajada española. De ella, junto a las sátiras antipapales publicadas con seudónimo, salieron otras obras de notable interés, sean las Essequie Poetiche dedicadas a Lope de Vega y tal vez el Centón Epistolario, un conjunto de epístolas redactadas por un supuesto médico de Juan II, Hernán Gómez de Cibdareal, que decían ser impresas en 1499. Con el falso incunable el conde de la Roca pretendía hacer creer a los historiadores del seiscientos que las cartas del médico habían sido la fuente principal de la crónica real que puliese Galíndez de Carvajal y cómo en esa crónica oficial se habían silenciado los nombres de caballeros destacados en armas, sangre y virtud, sean los Vera emeritenses, es decir, sus antepasados directos.

De 1642 a 1644 residió aún en Italia, trabajando como consejero del gobernador de Milán, y cumpliendo otros servicios diplomáticos en Pavía, Módena, Florencia y Nápoles así como una embajada extraordinaria en Venecia, en 1643. Por fortuna existen tanto en archivos y bibliotecas italianas y españolas (Biblioteca Nacional de España, Archivo Histórico Nacional, Archivo General de Simancas, Real Academia de la Historia) una ingente documentación y jugosísimos epistolarios del personaje, siendo especialmente atractiva la correspondencia con Luis Méndez de Haro (en la Colección Salazar y Castro de la Real Academia de la Historia).

Utilizó diferentes seudónimos como Velázquez de Mena, Pedro Fernández Gayoso, Vox Populi, Lodovico Zambeccari, Fabio Franchi, Fernán Gómez de Cibdareal, Notoniano Vadin y Antonio Nor.

Los trece últimos años de su existencia vivió en Madrid, realizando puntuales viajes a Extremadura, y en la Corte murió en octubre de 1658, siendo enterrado en el Convento de la Victoria.

 

Obras de ~: “Cuando las ninfas del Castalio Coro”, en L. de Vega Carpio, El Peregrino en su patria, Sevilla, Clemente Hidalgo, 1604; “Mi señora, así yo viva”, en P. de Espinosa, Primera Parte de las Flores de Poetas Ilustres, Valladolid, Luis Sánchez, 1605; “Los que el original no habéis gozado”, en L. de Vega Carpio, Jerusalén Conquistada, Madrid, Juan de la Cuesta, 1609; Orationem funebrem in morte Dominae Margaritae Austriacae Hispaniarum Reginae, Nápoles, 1612; Elogio al panegírico del marqués de Cusano, Nápoles, 1616; Velázquez de Mena (seud.), Tratado del origen generoso e ilustre del linaje de Vera..., s. l., 1617 (atrib.); “Quejas tan dulcemente repetidas”, en J. de Jáuregui, Rimas, Sevilla, Francisco de Lyra, 1618; El Embajador, Sevilla, Francisco de Lyra, 1620; Epitome de la vida y hechos del invicto emperador Carlos V, Madrid, Viuda de Alonso Martín, 1622; Vida de la gloriosa Santa Isabel, Reina de Portugal, Roma, Iacomo Moscardi, 1625; P. Fernández Gayoso (seud.), Parentescos que tiene Don Juan Antonio de Vera y Zúñiga [...] con los Reyes Católicos por Pedro Fernández Gayoso, Arras, Guillaume de la Riviera, 1627 (atrib.); “Reducir a breve suma”, en A. Castro Egas, Eternidad del Rey Felipe III, Madrid, Alonso Martín, 1629; El Fernando o Sevilla restaurada, Milán, Henrico Estéfano, 1632; Rel’atione dell’entrata pomposa fatta in Venetia dall’illustrissimo et eccelentissimo Sig. De Crequy, Venetia, Pinelli, 1634 (atrib.); Papeles de las inteligencias del conde de la Roca, embajador ordinario [...] y Discurso del conde de la Roca siendo embajador en Venecia con ocasión del paso que los venecianos dieron a los franceses por la Valtelina, s. f. [Biblioteca Nacional de España (BNE), ms. 10838]; Multorum Principum Martirologium, s. l., 1634 (Archivo de Estado de Venecia, busta 628); Las tres doncellas, s. l., c. 1634 (desapar.); Ludovico Zambeccari (seud.), Al grande, al pio, al beatissimo Papa Urbano VIII circa il suo pontcato, Orleans, 1635; Vox Populi (seud.), Intrichi del nostro tempo, s. l., c. 1636; Fabio Franchi (seud.), Essequie poetiche o vero lamento delle muse italiane in morte del sig. Lope de Vega, Venecia, Ghirardo Imberti, 1636; La victoria que tuvieron sobre Norlinga la Majestad de Fernando III [...] y el Serenísimo Infante de España, D. Fernando, Milán, B. Malatesta, 1638; Notoniano Vadin (seud.), Il miglior giglio di Francia (Luigi Re Santo), Lion, Herederos de Benoist, 1640; Hernán Gómez de Cibdareal (seud.), Centón epistolario [Venecia, 1640] (atrib.); Resultas de la vida de don Fernando Alvarez de Toledo, III Duque de Alba [Milán, 1643]; Manifesto para lo que sea una verdad indubitable, Milán, Malatesta, 1644; El Rey Don Pedro defendido, Madrid, Francisco García, 1647; Vida de la Inmaculada Madre de Dios, Zaragoza, Herederos de Pedro Lanaja, 1652; Antonio Nor (seud.), La mejor lis de Francia, Lion, LorenCo Anisson, 1655; “Fábula de Píramo y Tisbe” y “A Pacheco, pintor famoso”, en Parnaso español de los siglos XVII y XVIII, s. f. (BNE, ms. 3922, fols. 10-20, 49-53); “Después de tan parecida”, “Contra el desprecio vano e ignorante”, “A Francisco Pacheco, animándole al retrato de Amarilis”, “Canción al Duque de Feria” y “A un retrato en dibujo” en Poesías españolas varias de los siglos XVI y XVII, s. f. (BNE, ms. 3888); “Amancillas con ceño y saña dura”, “La beldad, oh Amaranta, que florece”, en Colección de cartas de eruditos y papeles referentes a la antigüedad clásica que pertenecieron a Antonio Agustín. Siglos XVI y XVII, s. f., fol. 112 (BNE, ms. 5781); “Adiciones al libro de la Antigüedad del linaje de Vera”, s. f., fols. 163 y ss. (atrib.) (BNE, ms. 10475); Judas desesperado, breve poema de Torquato Tasso, s. f.; Fragmentos históricos de la vida de Don Gaspar de Guzmán, conde de Olivares, Madrid, Semanario Erudito de Valladares de Sotomayor, s. f.; Relación de la caída del Conde Duque escrita por un curioso italiano que escribe desde Madrid a un amigo con respuesta del conde de la Roca. Manifiesto del conde de la Roca respondiendo a lo que se dice de él... 1644, s. f., fols. 140v-147 (BNE, mss. 7968 y 200667/10); Ludovico Zambeccari (seud.), Oratione contro Urbano VIII, s. f.; Sumario de la descendencia de los condes de Monterrey, señores de las casas de Viedma y Ulloa, s. f. (BNE, ms. 3305).

 

Bibl.: N. Antonio, Bibliotheca Hispana Nova, vol. I, Madrid, Ibarra, 1788, págs. 678 y 842 (trad. de G. de Andrés y M. Matilla Martínez, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1999); C. Michaelis de Vasconcellos, “Zur Cibdareale- Frage”, en Romanische Forschungen, VII (1893), págs. 123- 137; A. Rodríguez-Moñino, “Noticias bibliográficas del Conde de la Roca”, en Revista de Estudios Extremeños, IX (1935), págs. 18-31; L. García Arias, “El perfecto embajador según Juan Antonio de Vera”, en Anuario de la Asociación Francisco de Vitoria (1948), págs. 334-350; Las embajadas de don Juan Antonio de Vera y Zúñiga en Italia, Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores-Publicaciones de la Escuela Diplomática, 1950; G. A. Davies, “Una carta inédita de Antonio Hurtado de Mendoza al Conde Duque de Olivares”, en Hispania (1959), págs. 82-91; W. Hempel, “In onor della Fenice Ibera. Uber die Essequie Poetiche di Lope de Vega Veneding 1636, nebst einer Kommentierten Ausgabe der Orazione del Cavalier Marino und Des Ragguaglio di Parnaso”, en Analecta Romanica, 13 (1964); G. A. Davies, “The influence of Justus Lipsius on Juan de Vera y Figueroa’s Embaxador”, en Bulletin of Hispanic Studies, 42 (1965), págs. 160-173; B. Cinti, Letteratura e politica in Juan Antonio de Vera, ambasciatore spagnolo a Venezia (1632- 1642), Venecia, Universidad Editrice, 1966; “A propósito del Centón epistolario”, en Anali Ca’Foscari, VI (1967), págs. 1-3; “Homenaje a Lope en la Venecia del seiscientos”, en B. Cinti, Da Castillejo a Hernández. Studi di letteratura spagnola, Roma, Bulzoni, 1986, págs. 187-209; V. Ginarte, El Conde de la Roca (1583-1658). Un diplomático extremeño en Italia, Madrid, Colegio Santa María del Bosque, 1990; “El conde de la Roca (1583-1658) y la Misión Saboyana”, en Revista de Estudios Extremeños, XLVI (1990), págs. 398-414; C. Fernández-Daza Álvarez, Juan Antonio de Vera, 1 conde de la Roca (1583- 1658), Badajoz, Diputación Provincial, 1994; “Lope de Vega y Juan Antonio de Vera”, en Anuario de Estudios Filológicos (UEX), XVII (1994), págs. 116-131; “La fantasía editorial de dos emeritenses ilustres del siglo XVII: Don Juan Antonio y don Fernando de Vera”, en Proserpina (Mérida, Universidad Nacional Educación a Distancia), 11 (1994), págs. 51-65; “El Centón Epistolario de Juan Antonio de Vera”, en Revista de Filología Románica (Editorial Complutense), 11-12 (1994-1995), págs. 367-391; “Dos cartas inéditas de don Alonso Tello, el ‘Fabio’ de la Epístola Moral de Andrés Fernández de Andrada”, en Voz y Letra, V vol. 2 (1994), págs. 149-156; El Primer Conde de la Roca, Badajoz, Junta de Extremadura-Editora Regional de Extremadura, 1995; “La relación de dos extremeños ilustres del siglo de oro: Don Gómez Suárez de Figueroa, III Duque de Feria, y Don Juan Antonio de Vera, I Conde de la Roca”, en VV. AA., Actas del Congreso Conmemorativo del VI Centenario del Señorío de Feria (1394-1994), Mérida, Editora Regional de Extremadura, 1997, págs. 189-195; “La imprenta clandestina de un embajador español en Venecia: Juan Antonio de Vera y Zúñiga (1583-1658), en VV. AA., Actas de las XI Jornadas Bibliográficas Bartolomé J. Gallardo, Badajoz, Ubex, 2005, págs. 109-125.

 

Carmen Fernández-Daza Álvarez

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