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Pedro López de Ayala

Biografía

López de Ayala, Pedro. Conde de Fuensalida (III). Toledo, 1471 – 26.III.1537. Alcalde mayor y alguacil mayor de Toledo, gobernador general del reino de Galicia.

Hijo de Alfonso de Silva y de su esposa María Carrillo. Tras la muerte de sus padres en 1472, quedó bajo la tutela de su abuelo, el primer conde de Fuensalida, que le dejó al morir la villa de Cedillo y un juro de 50.000 maravedís. Tras la desaparición de su abuelo, pasó a depender de su tío Pedro, II conde de Fuensalida, que le encerró en el castillo de Guadamur. Cuando logró zafarse de la tutela de su tío, trató de recuperar los bienes que este último le había arrebatado, pero no obtuvo resultado alguno. Sus relaciones con su tío fueron malas hasta la muerte de este último en 1489. A partir de ese año y tras resolver los problemas de la herencia con Aldonza Carrillo, viuda de su tío, Pedro pasó a convertirse en III conde de Fuensalida y a heredar los oficios, vinculados al linaje, de alcalde y alguacil mayor de Toledo. Recibió un salario anual de 80.000 maravedís por el desempeño del oficio de alguacil mayor. Los alguaciles mayores de Toledo tuvieron voz y voto en el Cabildo municipal de la ciudad hasta el advenimiento al trono de los Reyes Católicos, que, para evitar conflictos y mantener el orden, impusieron en la ciudad un corregidor nombrado por la Corona entre nobles o letrados de su más íntima confianza. La llegada del corregidor privó de todo contenido político a los alcaldes y alguaciles mayores, que perdieron influencia y poder al serles negada la posibilidad de vetar cualquier acuerdo tomado en el Cabildo municipal.

La muerte de Isabel la Católica y la subida al trono de Felipe el Hermoso trajeron cambios importantes, aunque de carácter breve, en Castilla. El nuevo Rey, a fin de eliminar la influencia de su suegro, Fernando, en el reino y apartarle, por consiguiente, del poder, se atrajo de inmediato a una parte de la nobleza cuyas ambiciones no habían sido satisfechas, y en especial a los linajes que habían sido derrotados en la Guerra de Sucesión y que aguardaban la ocasión de desquitarse de las humillaciones impuestas por los Reyes Católicos. Uno de los aristócratas más afectos a Felipe el Hermoso era Pedro López de Ayala, con quien el nuevo Monarca mantenía relaciones al menos desde el año 1502, en que le había concedido 300 libras por servicios especiales. El Rey depositó en él una gran confianza hasta el extremo de reponerle en sus cargos toledanos y devolverle el derecho de veto en el Cabildo municipal con el privilegio de tener vara y poner alguacil de su mano. Poco después, Felipe el Hermoso otorgó al conde de Fuensalida una prueba más de su afecto nombrándole el 21 de agosto de 1506 su montero mayor con un salario de 100.000 maravedís para los gastos de su persona y casa. Por otra parte, le mandó también que organizase una hueste de cincuenta lanzas y la mantuviese bajo su mando a costa de la Hacienda Real.

Tras la muerte de Felipe el Hermoso, el conde de Fuensalida se comprometió en 1506 con todos los caballeros toledanos, bajo juramento y pleito homenaje, a que ninguno de ellos participaría en cualquier revuelta que surgiese en Toledo. A pesar de ello, no tardarían en presentarse nuevas discordias entre Silvas y Ayalas, los dos grandes linajes rivales por el control del poder en Toledo. El profesor Benito Ruano describe un encuentro en 1507 entre ambos bandos, en el que hubo cinco o seis muertos y numerosos heridos. El tumulto obligó a los dos linajes a poner fin a sus rencillas, comprometiéndose a retirarse por dos meses de la ciudad y a no dar auxilio a ninguno de sus partidarios que intentasen violar la paz firmada. A pesar de todo, la enemistad entre Ayalas y Silvas continuó a todo lo largo del siglo xvi, hasta el extremo de que en las revueltas de las comunidades los Ayalas mandaron quemar en Toledo las casas y haciendas de los Silvas.

Una de las primeras medidas que tomó Carlos V cuando llegó a la Península para hacerse cargo de los reinos hispánicos fue nombrar en 1518 al conde de Fuensalida gobernador general del reino de Galicia. El futuro Emperador no olvidaba los servicios prestados por Pedro a su padre. El conde permaneció al frente del gobierno de Galicia unos ocho años.

Pedro López de Ayala casó tres veces. La primera en 1492 con Inés de Ribera, hija de Juan de Ribera, señor de Montemayor, Villaluenga y Gálvez. Viudo de Inés, el conde contrajo segundas nupcias en 1499 con Catalina Manrique, hija de Garci Fernández Manrique, marqués de Aguilar y conde de Castañeda. Todavía hubo un tercer matrimonio, esta vez con Francisca de Ribera, perteneciente también, como la primera esposa, al linaje de los Silva. De ninguno de los tres matrimonios tuvo descendencia, por lo que, a su muerte en 1537, le sucedió al frente de sus señoríos su sobrino-nieto, llamado también Pedro López de Ayala, hijo de su sobrino Álvaro de Ayala, camarero mayor de Carlos V, que había muerto unos años antes que su tío.

 

Bibl.: E. Benito Ruano, Toledo en el siglo xv, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Escuela de Estudios Medievales, 1961; A. Franco Silva, El condado de Fuensalida en la Baja Edad Media, Cádiz, Universidad, 1994.

 

Alfonso Franco Silva