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Vicente Rodrigues Palha

Biografía

Rodrigues Palha, Vicente. Vicente do Salvador. Salvador (Brasil), c. 1564 – 1636-1639. Fraile franciscano (OFM), cronista y autor de una História do Brasil.

Era hijo de un labrador de caña de azúcar de Bahía llamado João Rodrigues Palha, escudero hidalgo en la región del Alentejo, que emigró a Brasil. Estudió probablemente en el Colegio de los jesuitas de Salvador, donde su tío materno Jorge de Pina era canónigo de la Catedral y maestro de escuela. Su familia tuvo recursos suficientes para enviarlo a la Universidad de Coimbra, de donde regresó alrededor de 1587 con el título de bachiller utroque jure, esto es, en dos Derechos. Ingresó a continuación en el clero secular, siendo canónigo, vicario general de Salvador y gobernador del obispado. Solamente en 1599 tomó el hábito franciscano, profesando al año siguiente. Enviado a Pernambuco y después a la capitanía de Paraíba, desarrolló ahí su trabajo de misionero en las aldeas indígenas. En 1607 estaba en Río de Janeiro, como presidente de la residencia franciscana en construcción, origen del Convento de Santo Antônio. En 1608, concluidas las obras de la residencia de Río de Janeiro, fue enviado para dar clases en el Convento de Olinda, de donde, al año siguiente, se desplazó a Salvador. En 1612 fue designado guardián del convento y en 1614 custodio de la provincia franciscana de Brasil. Bajo esa condición reunió el capítulo provincial de la Orden en Olinda, al año siguiente. Ejerció la custodia apenas por un trienio, pues en 1617 se dirigió a Portugal. Llevaba consigo los originales de la Crônica da Custódia do Brasil, que concluiría allí en 1618. Se instaló durante algún tiempo en el Alentejo y se hospedó en el Convento de Évora, donde estrechó sus relaciones con el erudito polígrafo Manuel Severim de Faria. Éste, poseedor de una excelente biblioteca donde el fraile franciscano trabajó, le animó a escribir una História do Brasil.

El 16 de noviembre de 1619 tuvo lugar en Lisboa otro capítulo de la Orden, siendo fray Vicente nuevamente elegido como guardián del Convento de Bahía.

No llegó a ocupar el cargo, pero viajó a Brasil, pues hay noticias de su presencia en el Convento de Río de Janeiro en los primeros años de la década de 1620. Regresó a Bahía en 1624, pero su navío fue apresado por los holandeses que dominaban la capital de Brasil. Preso, solamente fue liberado tras la expulsión de los invasores, en 1625, por la escuadra luso-española de Fadrique de Toledo Osório, enviada por el gobierno del conde-duque de Olivares.

Obtenida la libertad, continuó en el Convento de Salvador como simple fraile, escribiendo su História, que concluyó en 1627 y dedicó a Manuel Severim de Faria.

En el año de 1630 fue nuevamente elegido guardián del Convento de Salvador, ejerciendo el cargo. Falleció entre 1636 y 1639, sin que haya sido posible precisar la fecha.

La primera de sus obras, la Crônica da Custódia do Brasil, se perdió, pero se cree que dos de sus capítulos, referentes a Paraíba, forman parte de la História do Brasil. Los manuscritos de la História do Brasil circularon durante siglos en copias. Una versión pertenecía a la Biblioteca das Necessidades, en Lisboa, y actualmente se encuentra en el Archivo Nacional da Torre do Tombo. Ésta fue leída por el historiador Francisco Adolfo de Varnhagen, que la utilizó en las dos ediciones que organizó de su História geral do Brasil. Un capítulo separado de esta versión, descubierto por el historiador João Francisco Lisboa, fue publicado por Varnhagen en la Revista do Instituto Histórico e Geográfico Brasileiro, de 1858. En 1881 la Biblioteca Nacional do Rio de Janeiro, que organizaba la primera gran exposición de libros y documentos sobre la historia de Brasil, recibió de un librero la donación del manuscrito de la História do Brasil. Se trataba de la copia hecha casi treinta años antes por la comisión encargada por el Gobierno, a través del Instituto Histórico e Geográfico Brasileiro, de reunir en los archivos portugueses documentos que interesasen para la historia de Brasil. Como formaron parte de la comisión del Instituto Histórico el poeta Gonçalves Dias y el historiador João Francisco Lisboa, se puede presumir que se trata de la misma copia de la que fue retirado el capítulo publicado en 1858. Despertado el interés de los entonces jóvenes historiadores Ramiz Galvão y Capistrano de Abreu, se intentó publicar la História, algo que, sin embargo, solamente ocurrió parcialmente en 1886, en las páginas del Diário Oficial do Império, pero con base en otra copia obtenida en Portugal. En 1887 se publicaron en volúmenes los dos primeros libros de la obra. La primera edición íntegra del texto sólo sería publicada, se cree, en 1889, formando el volumen 13 de los Anais da Biblioteca Nacional. Se basaba esta edición en la misma copia de la edición parcial de 1886. En 1918 fue publicada una nueva edición, para la cual Capistrano de Abreu preparó, en cada uno de los cinco libros, “prolegómenos” que constituyen el punto más alto de las ediciones críticas de textos de la historiografía brasileña.

En 1931 surgió otra edición, que además del texto de Capistrano de Abreu añadió notas del historiador Rodolfo García. En 1975 fue publicada una nueva edición por fray Venâncio Willeke, por primera vez basada en la copia de la Biblioteca das Necessidades, redactada en papel del siglo xvii y con letra del siglo XVIII. Cotejada con las anteriores y descubriendo el organizador otros pasajes de la Custódia, fue posible un mejor establecimiento del texto. Se mantuvieron, en esta edición, los comentarios de las dos anteriores.

La investigación de las fuentes en las que se basó fray Vicente do Salvador fue realizada por el historiador Capistrano de Abreu, que las clasificó en: obras generales (João de Barros, Diogo do Couto, Pedro de Mariz, Sachino, Herrera); obras específicas sobre Brasil, impresas (historia de la nao Santo Antonio, la História da província Santa Cruz, de Pero de Magalhães de Gândavo, la biografía de José de Anchieta) y manuscritas (Sumário das Armadas, relaciones, diarios, hojas de ruta); comunicaciones particulares y traducciones recogidas en los lugares en que estuvo; documentos semioficiales, como justificaciones, atestados de servicios, interrogatorios a testigos; documentos oficiales (apenas dos tratados, uno de tregua y otro de paz).

La obra incluye cinco libros, iniciándose con el descubrimiento de Brasil, en 1500, y extendiéndose hasta 1627, año en que la acabó. El primer libro, compuesto por diecisiete capítulos, menciona el descubrimiento y el Tratado de Tordesillas, pero se extiende con más detalles sobre el clima, la vegetación, la fauna y los metales de la tierra. Seis capítulos se dedican a los indígenas, sus idiomas y su organización social.

El segundo libro, con catorce capítulos, se extiende sobre el origen de la colonización hasta el período de las capitanías hereditarias (1534-1549), durante el gobierno de João III. El tercer libro, con veintiséis capítulos, trata de la instalación del gobierno central colonial, en 1549, con la llegada del gobernador-general Tomé de Sousa y se extiende hasta el inicio del período filipino, en 1583. El cuarto libro, con cuarenta y siete capítulos, se extiende desde el gobierno de Manuel Teles Barreto (1583-1587) hasta el de Diogo de Menezes, concluido en 1612. Por último, el quinto libro, con cuarenta y nueve capítulos, corresponde a los últimos quince años que median entre 1612 y 1627.

La obra, por tanto, es efectivamente una crónica o historia, ya que la descripción geográfica, etnográfica y ambiental de la tierra ocupa un espacio reducido en el texto. También es una historia contemporánea, pues más del sesenta por ciento de su texto corresponde al período vivido por el autor entre 1583, cuando tenía alrededor de veinte años, y 1627.

El libro de fray Vicente do Salvador, a pesar de haber caído en el olvido durante dos siglos y medio, se revela como extremamente importante por diferentes motivos. Primera historia de Brasil escrita por un autor nacido en el territorio, como ha sido señalado por la historiografía, se caracteriza por una notable simpatía con sus habitantes, cuyas motivaciones y actitudes comprende. A pesar de su origen hidalgo, el autor no incorpora prejuicios contra los inmigrantes portugueses pobres, ni contra los indígenas y africanos, como sucede en otros autores de la época colonial.

La simpatía con la tierra y la preeminencia de las funciones que ejerció no le impidieron que manifestase en su obra un fuerte espíritu crítico en relación tanto con los habitantes como con el propio gobierno portugués. Lamentó que la colonización portuguesa, al contrario de la española, después de más de cien años de haberse descubierto el país, aún se limitase al litoral, donde los lusos y sus descendientes permanecían “como cangrejos”, sin ánimo para aventurarse al interior. Comentando el paso del obispo de Tucumán por Salvador, aprovechó para criticar la falta de “república” entre los habitantes de Brasil, ya que cada familia se preocupaba apenas con el auto-consumo, sin que existiera el comercio interno de productos necesarios para la vida en común. Tampoco le escapó al cronista el ánimo predatorio de los colonos, “que pretenden llevarlo todo a Portugal”: tanto los portugueses como los nacidos en la tierra se comportaban “no como señores, sino como usufructuarios, solo para disfrutarla y dejarla destruida”. La tierra, sin embargo, era tan rica que Brasil podría sustentarse con sus puertos cerrados; y además podría servir de refugio al Rey, si Portugal perdiese su independencia. La crítica más feroz al gobierno metropolitano, sin embargo, surge cuando protesta contra el hecho de que las “partes ultramarinas son siempre las que pagan por nuestros pecados y además por los ajenos”.

La construcción del texto de fray Vicente do Salvador está fuertemente marcada por su formación teológica, filosófica y jurídica. A pesar de su estilo coloquial, sin ninguna manifestación de altisonancia retórica, el contenido se revela fundamentado en sólidas lecturas teológicas y filosóficas y su argumentación muestra muchas veces la formación jurídica del autor, como cuando, al referirse al exceso de celo de Martim Soares Moreno en el combate contra los franceses, comenta que fue “hecho este [acto] de subrogación, pues parece no obligar su oficio a tanto”.

En cuanto al uso de las diferentes fuentes de que se valió, en el caso de los textos escritos, como evalúa Capistrano de Abreu, “se atiene con una fidelidad que cae en el servilismo”, acompañando a veces ipsis literis los documentos, lo que hace que en algunos trechos sea difícil distinguir entre su propio discurso y el de las fuentes que utiliza. Eso no significa, entre tanto, que lo hiciese de forma arbitraria, ya que las encuadra en la lógica general de su exposición. Aún sobre las fuentes, hay que recordar que hizo gran uso del testimonio de los contemporáneos, que recogió oralmente. Fue el caso de la narrativa sobre la fundación de Salvador, que oyó de testigos que conocieron a Tomé de Sousa, o de episodios como la expulsión de los franceses de Maranhão, sobre la cual escuchó al propio Martim Soares Moreno.

A pesar de su formación religiosa, su providencialismo es discreto. No explica en todo momento los fenómenos históricos por la intervención divina, pese a estar presente la mano de Dios en acontecimientos nefastos, representando el castigo por los pecados cometidos.

En la concepción general de la historia fray Vicente paga tributo al fuerte ciceronianismo de su época: la historia es concebida, afirma el autor en la dedicatoria a Manuel Severim de Faria, como la luz de la verdad, la vida de la memoria y la maestra de la vida, pragmáticamente vista como la consejera de los jóvenes que “en pocas horas de lección” pueden adquirir la experiencia que los viejos alcanzan tras una “larga vida y muchos discursos”.

La obra de fray Vicente do Salvador, aunque menos considerada por autores como João Francisco Lisboa y Varnhagen, en el siglo xix, fue extremamente valorada en la historiografía luso-brasileña tras la edición crítica de João Capistrano de Abreu (1975). Decía este autor que si no hubiese sido por el largo ostracismo, la História do Brasil habría servido de modelo a todos los autores coloniales que escribieron después de él. Los historiadores Rodolfo García y Américo Jacobina Lacombe valoraron tanto la calidades de la información como el testimonio de que se reviste la obra, mientras que José Honório Rodrigues llamó la atención sobre la temática del libro, que trata su tema bajo el ángulo de las conquistas territoriales, de las luchas contra los indígenas y extranjeros, de las guerrillas, presentando no sólo a los gobernantes sino también al pueblo y la dinámica de la sociedad colonial en su proceso de formación.

 

Obras de ~: Crônica da Custódia do Brasil, 1618; História do Brasil, Salvador, 1627 (en Anais da Biblioteca Nacional, vol. XIII, Rio de Janeiro, Ministério da Educação e Cultura, 1889) (ed. rev. por J. Capistrano de Abreu, São Paulo-Rio de Janeiro, Weiszflog Irmãos, 1918; São Paulo, Melhoramentos, 1931; São Paulo, Melhoramentos, 1975).

 

Bibl.: J. Capistrano de Abreu, “Nota preliminar”, en V. do Salvador, História do Brasil, op. cit.; J. Honório Rodrigues, A pesquisa histórica no Brasil, São Paulo, Companhia Editora Nacional, 1969; A. Jacobina Lacombe, Introdução ao estudo da história do Brasil, São Paulo, Companhia Editora Nacional, 1973; W. Martins, História da inteligência brasileira, São Paulo, Companhia Editora Nacional, 1975; J. H. Rodrigues, História da história do Brasil, São Paulo, Companhia Editora Nacional, 1979; A. Wehling y M.ª J. Wehling, Formação do Brasil colonial, Rio de Janeiro, Nova Fronteira, 1999.

 

Arno Wehling