Maroto, Juan. Juan de San José. Segovia, 1568 – Madrid, 5.II.1638. Primer superior general de la Merced Descalza (OMD).
Conocido, y citado en los Annales de la Orden, como fray Juan Maroto, nació en el seno de una familia acomodada. Su padre —notario de la Audiencia episcopal— lo matriculó como estudiante de Artes en el convento segoviano de Nuestra Señora de la Merced. Tuvo como lector al maestro Pedro de Oña, quien no cejó en el empeño de que debía abrazar el estado religioso. A los quince años tomó el hábito de la Merced de manos del comendador fray Pedro Machado.
Terminados los cursos de Artes, fue enviado a proseguir estudios de Teología en Salamanca, bajo la cuidada protección del insigne mercedario Francisco Zumel. Con el unánime reconocimiento de sus maestros se le ofreció el cargo de lector, pero su negativa fue rotunda: “No he venido a la Orden a ser lector, sino a ser religioso y salvarme”.
El rey Felipe II organizó la más poderosa armada —llamada Invencible— que, zarpando desde el puerto de La Coruña, había de atacar Inglaterra. A tal fin pidió a los superiores de varias Órdenes que enviaran a los religiosos más observantes para fundar conventos en aquellas tierras. Uno de los elegidos fue fray Juan Maroto, “nombrado superior y comisario de los demás, por ser su virtud notoria y porque los superiores tenían gran concepto de su prudencia, valor y entereza”. Pero una terrible tempestad acabó con los planes del Rey. Fray Juan, maltrecho, a duras penas logró sobrevivir al naufragio.
En 1602 se unió a fray Juan Bautista del Santísimo Sacramento, quien, con el beneplácito del general maestro Alonso de Monroy, iniciaba un proyecto de reforma de la Orden. En el Capítulo celebrado en Guadalajara (1603) se dio luz verde a la ansiada reforma, que iniciaron en el convento de los Remedios cuatro pioneros —entre ellos, fray Juan de San José— conocidos como los “cuatro fundadores de la Descalced”. Y, como les había ocurrido a Santa Teresa de Jesús y a San Juan de la Cruz en sus empeños reformadores del Carmelo, también en el seno de la religión mercedaria se produjeron divisiones, enemistades, desacuerdos e incomprensiones. El cardenal de Borja se convirtió en un acérrimo defensor de la independencia jurídica de los Descalzos, porque a “los padres descalzos, para ser bien gobernados, les importa tener superiores y prelados de su misma profesión de descalzos”.
El 4 de septiembre de 1621 el papa Gregorio XV nombró, mediante el decreto Sanctíssimus Dominus, vicario general apostólico a fray Juan de San José, y el 10 de mayo de 1622 se celebró, en Sanlúcar de Barrameda, el I Capítulo General de la descalced. El día 14 se procedió a la elección del primer general de la Orden, siendo elegido casi por unanimidad el padre fray Juan de San José: “De diez y siete votantes, diez y seis votos fueron para nuestro venerable Padre fray Juan de San José”. La muerte le sorprendió en Madrid, a la edad de setenta años, el 5 de febrero de 1638.
Bibl.: G. Téllez (Tirso de Molina), Historia General de la Orden de Nuestra Señora de la Merced, 1639 (Madrid, Imprenta Sáez, 1973); P. de San Cecilio, Anales del Orden de Descalzos de Nuestra Señora de la Merced, Redención de Cautivos, Barcelona, Dionisio Hidalgo, 1669 (Madrid, 1985).
Francisco Cano Manrique, OM
