Fuentes de Blas, Gabriel de. Miguel. Torija (Guadalajara), c. 1621 – Lugo, 25.V.1699. Obispo de Lugo, abad general de la Congregación Cisterciense (OCist.) de Castilla y teólogo en la Universidad de Salamanca.
Este monje cisterciense, que al hacerse monje cambió su nombre por Miguel, era, según solían decir las antiguas crónicas, hijo del monasterio de Santa María de Huerta (Soria) y había nacido hacia 1621, como se puede colegir de las diversas precisiones que han hecho sus biógrafos a través de su vida y actividad. Sus padres se llamaban Domingo de Fuentes y María de Blas. Ellos se preocuparon de su formación primaria y luego lo enviaron a la Universidad de Alcalá de Henares, donde se especializó en Artes, con gran provecho.
A los quince años ingresó en el monasterio de Huerta y le dio el hábito el padre general, fray Miguel Belcán, que en esos momentos estaba de visita en el monasterio, siendo abad de Huerta fray Francisco de Neyla, de quien al año siguiente, el 21 de marzo de 1637, recibió la profesión monástica.
Dos años después de profesar fue enviado a estudiar Filosofía al monasterio de Montederramo (Orense) y de allí pasó a Salamanca a cursar estudios de Teología.
Su formación fue bastante seria y la aprovechó muy bien; en 1645 le nombran maestro de estudiantes en el colegio de Loreto, en Salamanca, y en 1649 se le da cédula de lector en dicho colegio. En 1650 y 1651 se gradúa de maestro en Teología y en 1660 en Artes; para ambos títulos, y luego también para las bulas y ordenación episcopal, tuvo su monasterio que salir con las costas. Extraña su situación económica, cuando recibía sustanciosos emolumentos de las diversas cátedras de la Universidad de Salamanca; y es que, como se dirá después de obispo, todos sus haberes y más que tuviera los entregaba a los pobres.
Fue abad del colegio de Salamanca, en 1659, y definidor general o consejero en 1661, para terminar de abad general de la congregación en 1662; posteriormente tres veces abad y fue otra vez definidor en 1680. Esta simple enumeración de nombramientos demuestra su valía personal y la preparación. En la Universidad de Salamanca, donde pasó la mayor parte de su vida, ocupó las cátedras de Escoto, Santo Tomás y Filosofía Moral y era también entendido en Derecho Canónico; ocupó en la misma Universidad las cátedras de Vísperas y al final, la de Prima, en que se jubiló.
A los sesenta y tres años de edad, lo presenta Carlos II para el obispado de Lugo, vacante por traslado a Cartagena de Antonio Medina Cachón; es nombrado obispo en el Consistorio de 9 de abril de 1685, y lo consagró su mismo antecesor, el 12 de agosto siguiente. Fue un pastor profundamente religioso, celoso y atento para con todos; su Cabildo lo apreció y valoró, colaborando gozoso con él. Con suavidad y energía reformó el clero respecto al lujo y la corrupción de costumbres, haciéndose al final querer por todos. Murió en su cargo y con fama de santidad, sobre todo entre el pueblo. Fue un destacado canonista y un varón célebre por su ingenio, singular virtud, sabiduría y prudencia.
Obras de ~: Aprobatio dialexis de non certitudine Joannis Caramuelis, s. l., 1670; “Breve noticia y relación de la Vida y virtudes del Venerable Fr. Froilan de Urosa”, en Obras de Fr. Froilán, ed. de ~, Salamanca, 1679 (2.ª ed.); Discurso Teológico, Moral, Historial, Jurídico (Sobre los títulos y privilegios de las Abadesas de Las Huelgas de Burgos) (dictamen firmado el 10 de julio de 1662), Salamanca, 1680 (4.ª reimpr., Burgos, 1763); Examen Theologicum probabilismi contra Magistrum Mirtum, Praepositum Generalem Societatis Jesu, Valladolid, 1697 (Madrid, 1698; Burgos, 1755, 1762 y 1763); Theologia Scholastica, s. f. (inéd.), 3 vols.; Consultas y resoluciones morales, s. f. (inéd.).
Bibl.: C. Cordón, Obispos, Generales y Abades de Huerta, s. f. (inéd.) (en Archivo de la Abadía de Santa María de Huerta, fols. 29v.-30v.); A. López-Peláez, El señorio temporal de los obispos de Lugo, La Coruña, Corunna, 1897, págs. 193-196; M. R. Pazos, Episcopado Gallego, III. Obispos de Lugo y Mondoñedo, Madrid, 1946, págs. 178-184; F. Zamora y Lucas, “Mitras y coronas en el Real monasterio de Santa María de Huerta”, en Celtiberia, 23 (1962), págs. 7-50; L. Esteban, “Los escritores hortenses”, y L. Herrera, “Actas de nombramientos de varios obispos de monjes de Huerta”, en Cistercium, 79 (1962), págs. 268-270 y págs. 322-325, respect.
Agustín Romero Redondo, OCist.
