Ayuda

Diego Rodríguez de Almela

Biografía

Rodríguez de Almela, Diego. Murcia, 1426 – 1489. Arcipreste, canónigo, capellán real y cronista real.

Era hijo de un escribano del Cabildo catedralicio, Alonso Martínez de Almela, de ascendencia gallega, (asentado en Murcia, al ser conquistada ésta por Alfonso X el Sabio), y de Catalina Pérez de Tréxeles.

Comenzó su formación en Burgos (1440) contando con una beca que le permitió realizar la carrera eclesiástica y adquirir su formación cultural con Alfonso García de Santa María, obispo de dicha diócesis, que ya había regresado del Concilio de Basilea (1431- 1437) y con quien había tenido contacto previo en Murcia. La relación de Alfonso con dicha capital comenzó cuando su padre, Pablo de Santa María, que ocupaba el obispado de Cartagena (1403-1435), le nombró maestrescuela del Cabildo murciano (1414).

Junto a Alfonso aprendió Gramática, Teología, Filosofía, Leyes, Historia de España e Historia Sagrada, llegando a ser su familiar (1449) y quedando integrado en la Corte de Juan II, como camarero de Palacio.

Continuó como tal, hasta 1456, ya en el reinado de Enrique IV. En la Corte tuvo la oportunidad de conocer los acontecimientos políticos, sociales y culturales del momento en los que pronto participó.

Terminada su formación, comenzó a desempeñar las actividades eclesiásticas como arcipreste de Río de Urbel (1455) y como racionero de la Catedral de Burgos, beneficiándose de media ración. La muerte de su maestro Alfonso (1456) le obligó a cumplir su legado testamentario, siendo el encargado de la entrega de unas capas de seda, que había donado a la Catedral.

Éstas se utilizarán por primera vez en Navidad de 1461. Su actividad en la diócesis burgalesa continuó y fue nombrado arcipreste de Val de Santibáñez (1462). En este lugar y coincidiendo en el tiempo fechó su primera obra titulada Valerio de las Estorias Escolasticas e de España (1462). Es su obra menos original, puesto que recoge todo el material recopilado por don Alfonso. La redactó y compuso según su maestro había proyectado, exceptuando el idioma, que debía ser el latín y Almela utilizó el castellano, para mayor difusión, según sus propias palabras. Es un tratado moral histórico, dividido en nueve libros, éstos en títulos y los títulos en capítulos.

En 1464 se encontraba en Murcia como canónigo de la Catedral, obteniendo el nombramiento gracias a la protección de Juan Ortega de Maluenda, obispo de Coria y sobrino de don Alfonso. Se ocupó de las obras de la Catedral, como canónigo fabriquero. En 1466 se desplazó a Roma, donde permaneció hasta obtener de Pablo II la bula que permitía la consagración de dicha Catedral a Santa María (1467). Por los servicios prestados obtuvo del Cabildo murciano la concesión de una capilla, llamada de la Visitación, para su enterramiento.

Rodríguez de Almela participó, al mismo tiempo, en los acontecimientos políticos del momento. Los enfrentamientos de los reyes con la nobleza fueron una constante durante el reinado de Juan II (1406- 1454), Enrique IV (1454-1474) y el principio del reinado de los Reyes Católicos (1474-1504). La nobleza deseaba mantener el poder y no olvidaba la participación de Enrique IV, siendo príncipe, en las luchas contra su padre Juan II. A ello se añadía el problema sucesorio que se planteó al ser jurada, como princesa heredera de Castilla, en las Cortes de Madrid, Juana la Beltraneja, nacida en 1462. Un sector de la nobleza la consideraba hija ilegítima y apoyaron a la princesa Isabel, nacida del segundo matrimonio de Juan II de Castilla, como heredera del Trono. La situación se complicó con el matrimonio de Juana con Alfonso V de Portugal. Fue el comienzo de la guerra con Castilla que duró cuatro años (1475-1479). Las ciudades se unieron a uno u otro bando y Murcia reflejó idéntica situación, un sector de población apoyó a Alfonso V de Portugal y otro, en el que se encontraba Almela, defendía a Isabel como reina. Tal defensa la expuso, así como su fidelidad, de forma continuada en sus escritos, no existiendo en ellos mención alguna sobre la posibilidad de otra heredera del Trono. En 1466 era capellán de la princesa Isabel. El triunfo castellano en Toro en 1476 y el reconocimiento como heredera de Castilla, en las Cortes de Madrigal (1476) fueron consiguiendo acabar con los focos de rebeldía, siendo uno de los más fuertes el del marqués de Villena, privado que fue de Enrique IV, y partidario de Juana.

Rodríguez de Almela, en plena guerra escribió un tratado en defensa de los Reyes Católicos, Del comienzo y descendencia de los reyes de Portugal y como dicho reino pertenece a los Reyes Católicos (1478). La causa fue que el Consejo Real envió a Murcia, con el licenciado Antón Martínez de Cascales, unas cartas en las que los Reyes Católicos eran nombrados como reyes de Portugal. Los habitantes de la ciudad de Murcia mostraban su extrañeza por tales títulos y Almela, apoyándose en la genealogía, demostró que Portugal pertenecía de derecho a los Reyes Católicos.

En el mismo tratado reivindicó la pertenencia de las islas Canarias, cuestión, que ya había sido defendida anteriormente, en el Concilio de Basilea, por Alfonso García de Santa María. A pesar de la defensa realizada por Almela, dicha pertenencia, no fue muy duradera, pues el Tratado de Alcaçovas (1479) tras la derrota en Albuera de Alfonso V de Portugal señaló, tanto el fin de la guerra, como la renuncia de Alfonso V y Juana la Beltraneja a sus títulos de reyes de Castilla, así como, los reyes de Castilla dejaron de llamarse de Portugal.

En el mismo año ocurrió la muerte de Juan II (1479) de Aragón y con ella se produjo la unión de los Reinos de Aragón y Castilla en los Reyes Católicos y el sometimiento de la nobleza. A partir de este momento el asunto primordial era la consecución de la unidad peninsular que incluía España, Portugal, Navarra y Granada.

Por otra parte los turcos se hallaban en plena expansión, habían ocupado Otranto en el sureste de Nápoles y se temía que pudieran pasar al Reino de Granada. Era necesaria su conquista y por ello las campañas militares se intensificaron a partir de 1481.

Rodríguez de Almela, a partir de 1479, incrementó su actividad historiográfica siendo una constante en sus escritos el apoyo a los Reyes sobre los acontecimientos del momento. Relacionado con la anexión del Reino Navarra escribió en Murcia una Carta sobre los matrimonios reales entre Castilla y Francia (1479) dirigida a Antón Martínez de Cascales. Contiene desde el matrimonio de Amalarico con la hija del rey Clodorico de Francia hasta el infante don Fernando casado con la infanta doña Blanca hija del rey San Luis de Francia. Con dichos matrimonios fue demostrando cómo la casa de Francia desciende de la casa de Castilla y ésta de la de Francia. El año 1481, el más prolífico, escribió las obras siguientes: Carta enviada al obispo de Coria sobre la guerra de los árabes en Italia y la toma de Constantinopla y Otranto por los turcos; Carta dirigida al deán y cabildo de Cartagena sobre la ida del arzobispo de Toledo a la guerra contra los turcos; Los milagros de Santiago que contiene además dos cartas y sus correspondientes respuestas; Carta sobre el derecho de los reyes de España a Gascuña Guiana y Navarra en la que hace un recorrido genealógico para explicar tal derecho y Batallas Campales redactada con materiales recogidos por Alfonso García de Santa María, en la que narra todas las batallas importantes, de las que se tenían noticias, tanto dentro, como fuera de España.

En 1482 escribió una Carta dirigida a Juan de Córdoba de cómo no se deben dividir los reinos y señoríos de España. Apoyándose en las Partidas, argumentó que el hijo mayor de los reyes era quién debía heredar el Trono y el reino en su totalidad y que no debía ser dividido entre otros hijos. El motivo de tal argumentación se debía a un comentario oído por Almela según el cual, si hubiera nacido un segundo hijo varón, sería nombrado rey de Granada. En el mismo año, finalizó el Tratado de la guerra en el que trató de los principales deberes y oficios de la caballería, indicando la obligatoriedad de las leyes y los deberes y virtudes de los caballeros.

En 1483, Almela se pronunció de nuevo sobre la legitimidad de la sucesión al Trono de la reina Isabel con un Tratado dirigido a Juan Chacón, adelantado y capitán mayor del Reino de Murcia, sobre herencias recibidas por mujeres cuando no había varones que heredasen el Trono. Se apoyaba en la historia para exponer sus argumentos y recurría a los godos y a la genealogía para justificar el derecho de la reina Isabel a los reinos y señoríos de Castilla de León y de Portugal. Al año siguiente se apartó de la línea histórica y escribió un Tratado de carácter moralizante dirigido a Diego de Carvajal en respuesta a ciertas preguntas y de algunas reinas y señoras que fueron buenas y malas (1484).

En los años siguientes se ocupó de la redacción de su última obra y la de mayor envergadura, Compendio Historial, finalizada en 1487. Comprende desde el Diluvio hasta el año 1462. La dedicó a los Reyes Católicos y las fuentes utilizadas fueron latinas siendo fundamental la crónica que Alfonso García de Santa María escribió y que comprendía desde Alfonso X hasta Juan II de Castilla. El mismo año mandó imprimir en Murcia las siguientes obras de don Alfonso: El Oracional, Apología del Salmo judica me Deus, y Glosa a la obra de San Juan Crisóstomo. Con ello traicionó el deseo del prelado de que sus obras permanecieran en el anonimato. Almela las publicó, justificando tal hecho, en la necesidad de extender la fama de don Alfonso.

Dos años más tarde, en 1489, llegó su muerte en Murcia y fue enterrado en la capilla de la Visitación, que le había sido concedida por el Cabildo de dicha capital.

 

Obras de ~: Valerio de las estorias escolasticas e de España, Murcia, 1462; Del comienzo y descendencia de los reyes de Portugal y como dicho reino pertenece a los Reyes Católicos, Murcia, 1478; Carta sobre los matrimonios reales entre Castilla y Francia dirigida a Antón Martínez de Cascales, Murcia, 1479; Carta enviada al obispo de Coria sobre la guerra de los árabes en Italia y la toma de Constantinopla y Otranto por los turcos, Murcia, 1481; Carta dirigida al deán y cabildo de Cartagena sobre la ida del arzobispo de Toledo a la guerra contra los turcos, Murcia, 1481; Compilación de los milagros de Santiago, Murcia, 1481 (ed. de J. Torres Fontes, Murcia, Universidad de Murcia, 1946); Carta dirigida a Pero Gonçales del Castillo sobre el derecho de los reyes de España a Gascuña Guiana y Navarra, Murcia, 1481; Batallas Campales, Murcia, 1481; Carta dirigida a Juan de Córdoba, Murcia, 1482; Tratado de la guerra, Murcia, 1482; Tratado dirigido a Juan Chacón sobre la legitimidad de que las mujeres hereden los reinos de sus padres al no existir varones legítimos, Murcia, 1483; Tratado dirigido a Diego de Carvajal, Murcia, 1484; Compendio Historial, Murcia, 1487.

 

Bibl.: R. Menéndez Pidal, Crónicas general de España, Madrid, Real Biblioteca, 1918; La España del Cid, dibujos de P. Muguruza, Madrid, Hernando, 1929, 2 vols.; La leyenda de los infantes de Lara, Madrid, Centro de Estudios Históricos, 1934; L. Serano, Los conversos don Pablo de Santa María y don Alfonso de Cartagena, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1942, págs. 198, 243, 248 y 258; J. Torres Fontes, Fajardo el Bravo, Murcia, Universidad, 1944, págs. 137-138 (reed. Murcia, Real Academia Alfonso X el Sabio, 2001); B. Sánchez Alonso, Historia de la historiografía española, Madrid, CSIC, 1947; A. Hoyos Ruiz, La política de los Reyes Católicos en Rodríguez de Almela, Murcia, Diputación Provincial, 1952; A. Pérez Gómez, Batallas Campales, Cieza-Valencia, El Ayre-Artes Gráficas Soler, 1963; J. Torres Fontes, “Las obras de la catedral de Murcia en el siglo xv y sus maestros mayores”, en Murgetana, 30 (1969), págs. 38 y ss.; “Crónica concejil. V centenario de la consagración de la catedral de Murcia”, en Boletín de información del Ayuntamiento de Murcia, n.º 17 (1967), págs. 2-3 y 11; J. Amador de los Ríos, Historia crítica de la literatura española, Madrid, Gredos, 1969, págs. 309-316; R. Tate, Ensayos sobre la historiografía peninsular, Madrid, Gredos, 1970, págs 8, 65, 69, 96 y 114; Alfonso X, Primera Crónica General de España, ed. de R. Menéndz Pidal, estudio actualiz. de D. Catalán, Madrid, Seminario Menéndez Pidal, Universidad Complutense, 1977; D. Mackenzie, Cartas de Diego Rodríguez de Almela, Exeter, University, 1980; R. Menéndez Pidal, Poesía juglaresca y juglares, Madrid, Espasa Calpe, 1991, págs. 374, 399 y 405; C. Armenteros Lizana, Compendio Historial de Diego Rodríguez de Almela, Murcia, Asamblea Regional-Academia Alfonso X el Sabio, 2000.

 

Concepción Armenteros Lizana

Relación con otros personajes del DBE

Biografías que citan a este personaje

Personajes citados en esta biografía

Personajes similares