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María Gómez

Biografía

Gómez, María. ?, p. m. s. xvii – c. 1686. Religiosa cisterciense (OCist.) lega del monasterio de Las Huelgas de Burgos.

Aunque se ignoran por completo los datos relativos a su fecha de nacimiento, se sabe de cierto que vivió en el siglo xvii, pues Moreno Curiel, que escribía en 1736, al hablar de ella afirmaba que “hacía sólo cincuenta años que se la llevó Dios al cielo”. Lo que sí es indiscutible es que pertenecía a una familia muy humilde, puesto que, deseando retirarse a vivir en el claustro, ingresó en Las Huelgas como hermana lega o de obediencia, por no poder pagarse la dote exigida en aquellos tiempos: “Dada la modestia de su familia y el deseo que tenía de pasar desapercibida en el mundo, ella misma pidió ser admitida como hermana, mirando como una gracia el poder servir a las demás religiosas”. Pero su profunda humildad no se contentaba con servir a sus hermanas, sino que empleaba parte del trabajo para ayudar a las criadas y doncellas del monasterio, pero en lo que más resplandeció fue sin duda en la caridad hacia los pobres, distribuyendo con ellos parte de su alimento y buscando con diligencia medios para favorecerles todo lo posible.

Sobre este particular se refiere una anécdota algo ingenua, pero que puede adquirir rango de transcendencia: “Llegó esta caridad a hacerse tan notoria en el monasterio, que hallándose nuestra Venerable un día de mucho frío en la cocina en la que ardía un leño de más de diez arrobas de peso, suspensa reflexionaba sobre la necesidad que de aquel leño tendrían muchos pobrecitos necesitados. La criada de cocina, comprendiendo desde luego el motivo de aquella suspensión, le dijo con chacota: ‘Vaya usted, cargue con él, si quiere para los pobres’. Entonces la venerable, llena de aquel impulso con que la caridad da fuerzas al más pusilánime, lo cogió entre sus brazos, lo llevó a la portería y repartió entre los pobres”. Muñiz añade otro episodio quizá más sorprendente: como en aquellos tiempos no era fácil para los pobres hacer fuego, si no era conservando las ascuas encendidas de un día para otro, hubo muchas ocasiones en que María Gómez tomaba en su delantal ascuas encendidas y se las llevaba a los pobres con toda naturalidad, sacándolas de manera normal sin quemarse ni el delantal ni los dedos.

Se cree que tuvo revelación del día y hora de su muerte. Se refieren muchas gracias obtenidas por su mediación y está incluida por el autor del Menologio Cisterciense en el santoral de la Orden.

 

Bibl.: C. Henríquez, Menologium Cisterciense, Antuerpiae, 20 de diciembre de 1664; J. Moreno Curiel, Jardín de flores de la gracia [...] Vida y Virtudes de doña Antonia Jacintra de Navarra [...], Burgos, 1736; J. Álvarez Álvarez, Nobleza y virtud en el monasterio de las Huelgas, Burgos, c. 1950, pág. 90 (inéd.); D. Yáñez Neira, “Nobleza y Virtud en Santa María la Real de las Huelgas, Vble. María Gómez”, en Hidalguía, XXXVII (1989), págs. 266-268.

 

Damián Yáñez Neira, OCSO

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