Villacreces, Esteban de. Jerez de la Frontera (Cádiz), c. 1430 – 7.VI.1502 post. Veinticuatro de Jerez, alcaide de Jimena de la Frontera y de Gibraltar.
Hijo del regidor jerezano Fernando Díaz de Villacreces, su matrimonio a mediados de los años cincuenta con Leonor de la Cueva, hermana de Beltrán de la Cueva, le vinculó a la carrera ascendente de éste, quien, desde 1456, se convertiría en uno de los principales consejeros y privados de Enrique IV. En el verano de 1458 se hizo cargo de la alcaidía de la recientemente conquistada villa de Jimena de la Frontera con la promesa de que su cuñado habría de alcanzarle el señorío de ella.
Durante varios años Esteban gozó de la alcaidía de la plaza, años en que se puede apreciar un aumento de su poder en el seno del concejo jerezano, en el que era regidor, y en la vida de la ciudad. Así, en 1460 construía una casa para su morada en el casco urbano cuyo exceso de fortificación trató el municipio de impedir, pero una cédula real permitió a Villacreces rematar las obras. Poco después, la concesión del señorío de Jimena a Beltrán de la Cueva y no a Villacreces motivó el enfrentamiento entre los cuñados. Villacreces se apoderó de hecho de la plaza, pretextando defenderla para la Corona real, y desobedecía las órdenes del propio Enrique IV para su entrega a Beltrán. Pese a la congelación de la entrega de dinero y bastimentos para la guarnición, Esteban se mantuvo en ella hasta que en 1464, en el curso de su viaje por la región, Enrique IV visitó Jimena y concordó a los cuñados, cediendo Villacreces la villa a cambio de la alcaidía de Gibraltar y de unas casas nobles que el Rey poseía en Jerez.
La alcaidía de Gibraltar puso a Villacreces en el punto de mira de la casa ducal de Medina Sidonia, que había tenido ocupada la ciudad desde su conquista en 1462 y ahora se había visto obligada a desalojarla. La fidelidad del alcaide a Enrique IV durante la guerra civil entre éste y su hermano Alfonso dio al duque de Medina Sidonia el pretexto para intentar el sometimiento de la plaza, primero con promesas a Villacreces, luego bloqueando los suministros y desde mayo de 1466 con un asedio en regla que se prolongó hasta que la traición de un soldado permitió, entrado ya 1467, la entrada de las tropas ducales. Durante el cerco, y hasta el último momento, Esteban se comportó con verdadero heroísmo, lo que aumentó el rencor de Juan de Guzmán que lo trató con toda dureza, saqueó todos sus bienes y lo mantuvo cautivo en una torre de Vejer con toda su familia. La intervención del concejo de Jerez y, sobre todo, de su gran amigo Pedro de Vera, que capturó al nuevo alcaide de Gibraltar por el duque, Pedro de Vargas, para forzar un canje, permitió su liberación.
Como la defensa de Gibraltar se había hecho en nombre de Enrique IV, éste premió a Villacreces con el corregimiento de Salamanca y con cien cahíces de trigo de renta anual sobre las tercias de Jerez. Su enemiga hacia los Guzmán arrastró a Esteban al bando de los Ponce de León durante la guerra nobiliaria de 1471-1474, convirtiéndose en uno de los principales apoyos del marqués de Cádiz en Jerez.
Siguiendo el ejemplo de su cuñado Beltrán de la Cueva, Villacreces fue temprano y entusiasta partidario de los Reyes Católicos en la guerra de Sucesión.
En 1475 marchó a Castilla con la gente de su casa para ponerse al servicio de los Monarcas, a los que sirvió activamente en los momentos más difíciles de la invasión portuguesa. Esta actitud fue premiada con diversas mercedes económicas y con el encargo de misiones de confianza en la frontera granadina antes de la guerra con el emirato. Cuando ésta comenzó, Esteban de Villacreces tuvo en ella parte destacada, acaudillando a menudo a la hueste jerezana y llevando, en otras ocasiones, gente a su propia costa.
Testó el 7 de junio de 1502, fundando una capellanía en la iglesia parroquial de San Mateo, en Jerez.
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Rafael Sánchez Saus
