Fernández de Vargas, Alonso. Señor de Burguillos y de La Higuera de Vargas. Jerez de la Frontera (Cádiz), c. 1325 – Burguillos (Badajoz), 1390. Noble.
Hijo de Fernán González de Vargas y María Fernández de Cádiz, nació en el seno del linaje más poderoso y extendido de Jerez en el siglo xiv. Su padre fue alcalde mayor y uno de los primeros trece regidores del Cabildo jerezano nombrados por Alfonso XI.
Alonso Fernández empezó muy joven al servicio de Pedro I, cuya crónica lo menciona en 1351 como uno de los que apresaron a Garcilaso de la Vega por orden del Rey. Cuando Juan Alfonso de Alburquerque perdió la privanza con don Pedro en 1353, Alonso Fernández lo siguió, exiliándose con él en Portugal.
Años más tarde reaparece en el partido enriquista, al que se sumó como todo su linaje. En marzo de 1367 colaboró en la ocupación de Jerez en nombre del Trastámara, siendo nombrado entonces regidor de su Cabildo. Esta situación resultó efímera porque la derrota de Nájera obligó a los enriquistas a evacuar la ciudad. Tras la muerte de Pedro I regresó a Jerez y en 1374 recibió, en premio a sus servicios, las villas extremeñas de Burguillos y La Higuera, luego llamada “de Vargas”, con ciertas limitaciones en su jurisdicción sobre iglesias, eclesiásticos y servidores directos del Rey. Es posible que Burguillos hubiese pertenecido antes a su tío Alfonso González de Vargas, a quien Pedro I confiscó sus bienes. Además de Enrique II, también Juan I favoreció a Alonso Fernández, al que confirmó sus señoríos en 1379 y en 1389 dio facultad para la fundación de un mayorazgo que casi inmediatamente Alonso Fernández de Vargas instituyó en su testamento de 1390. En él vinculaba Burguillos y La Higuera y llamaba primero a sus dos hijos varones, Gonzalo Pérez y Diego Alfonso de Vargas, ambos bastardos legitimados en 1373, y luego a su única hija legítima, Isabel Fernández. Es curioso que en su testamento mencione los nombres de las dos mujeres en quienes hubo a sus bastardos pero no lo haga con su esposa legítima, de la que se sabe que era del linaje cordobés de los señores de Espejo. Gonzalo Pérez ya había recibido el señorío de La Higuera en 1379 con objeto de afianzar los deseos sucesorios de su padre.
Desde la obtención de sus señoríos extremeños, Alonso Fernández abandonó Jerez y vivió habitualmente en Burguillos, donde pidió ser enterrado. Al efecto, en su testamento ordenó la erección de un monumento de mármol en la iglesia de San Juan que todavía puede contemplarse y en el que hay trazos de escritura en los que pudo leerse: “Por exemplo verdadero fue fecha esta escritura en esta sepoltura, que diçe así: quien buen serviçio ficiere a Dios y al Rey, lo que quiere alcança. Yo, Alfonso Fernández de Vargas, señor de Burguillos, Valverde y La Atalaya”.
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Rafael Sánchez Saus
