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Ramón Zabalo Alcain

Biografía

Zabalo Alcain, Ramón. Urrieta (Guipúzcoa), 18.VII.1849 – Madrid, 22.XI.1932. Salesiano (SDB), fundador de los salesianos de Vizcaya y Álava, provincial, catequista y pedagogo.

De la noble villa guipuzcoana de Urrieta, su padre, José Antonio Zabalo, casado con María Joaquina Alcain, era maestro allá por los años 1840 a 1850 cuando nació el primero de sus ocho hijos, Ramón, el 18 de julio de 1849. Fue bautizado al día siguiente, fiesta de San Vicente de Paúl, en la iglesia parroquial, con los nombres de Juan Ramón, aunque a lo largo de su vida siempre se le llamaría por el de Ramón.

Hasta los catorce años se educó en la escuela con su padre, donde, sin duda, fue el primero en sentir los rigores de una disciplina escolar jansenista y sacrificada. Apenas cumplidos estos años, José Antonio matriculó a su hijo en la Escuela Superior de Primera Enseñanza de Tolosa y en la academia de dibujo que funcionaba en la misma ciudad. De esta manera el padre secundaba la vocación de su hijo, que ya se inclinaba al magisterio.

Superados con éxito los dos años de estudiante en Tolosa (1864-1866), su padre le envió a la Escuela normal de maestros de Zaragoza, dirigida por el excelente pedagogo Carlos Yeves, en cuyos libros estudiaron dos o tres generaciones de españoles. Durante los dos años que allí permaneció (1867-1868) fue secretario particular de Yeves, y terminó con dieciocho años su carrera de maestro elemental. Sin poder optar todavía al título ni a la ocupación de plazas vacantes, por impedirlo la ley, su padre le retiró de Zaragoza y le colocó en Vergara, junto a un maestro amigo, a fin de estrenarse ya en la enseñanza, a la par que ampliaba sus estudios de álgebra en el instituto de la villa.

Al año de la revolución Gloriosa (1868), más en concreto el 10 de junio de 1869, moría José Antonio Zabalo, dejando vacante su plaza de maestro. Con veinte años, Ramón se examinaba en Zaragoza, logrando su título de maestro, que le dio derecho al nombramiento de la villa de Urrite, escuela que dirigió hasta 1876, año en que, bombardeada Urrieta, se escapó con toda su familia a la Tolosa carlista, concursando a su plaza de maestro, que logró así como la de secretario del Ayuntamiento más tarde.

La proclamación de Alfonso XII como rey de España facilitó a Ramón Zabalo la fundación en Tolosa de un colegio de primera enseñanza completa, donde liberales y carlistas mandaron a sus hijos, teniendo en cuenta sus méritos como maestro y educador, hondamente humanista y presto a cualquier cauce que fomentara en Tolosa “la razón, la religión y el amor”. Desde 1876 hasta 1880 el colegio de Zabalo fue ejemplo perfilado de convivencia, de manera que, a la llegada de los padres escolapios a la villa, él incorporó su colegio al de estos religiosos, recién llegados, y a los dos años abandonó Tolosa para establecerse en Zaragoza como contador y tenedor de cuentas en la empresa “Hijos de Franciso Arana y Compañía, almacenes de Hierro y Carbón mineral”, sociedad comercial que acababa de fundarse, con el fin de sacar adelante a su familia.

Pero Zaragoza no sólo fue para Zabalo un empujón a la economía familiar, sino el punto de partida de una vocación al sacerdocio en torno a los jesuitas del Colegio del Salvador, sobre todo, y de la Residencia. Ramón Zabalo ya en Tolosa pertenecía a la Congregación de San Luis y al llegar a Zaragoza se agregó a la sección que allí funcionaba, en torno a los experimentados jesuitas Mies, Barris, Machi o José María Lluch. No se olvide que éste era hermano del cardenal Joaquín Lluch que llevaría a los salesianos a Utrera (Sevilla), siendo así el promotor de éstos en España en 1881.

Libérrimo y nada apocado, Zabalo, con el apoyo de la Compañía, del barón de la Linde, del canónigo de la Seo, Mariano Superna —que más tarde sería obispo de Huesca y promovería la venida de los salesianos a Huesca—, fundó la revista semanal El Pilar (1884) y un “Centro recreativo del Comercio” (1886), donde juntaron a dependientes y obreros de la ciudad, a fin de entretenerles, instruirles y formarles en la doctrina cristiana. Ese 1886, los salesianos, capitaneados por el beato Felipe Rimaldi, como provincial, desde Barcelona, pretendían hacerse camino en España, toda vez que San Juan Bosco en persona dedicaba todo el mes de abril de ese año para relanzar su obra desde la Ciudad Condal.

El centenario de la muerte de San Luis Gonzaga (1891) fue ya para Zabalo el territorio de los encuentros más claros con los salesianos. Numerosas comisiones de jóvenes de las Congregaciones de San Luis acudieron a Roma para las celebraciones. La Asociación de “Luises” zaragozanos de la Compañía de Jesús eligió entre sus representantes a Ramón quien, a la vuelta de los festejos romanos, se detuvo en Turín con el beato Miguel Rua, general de los salesianos, que le certificó la compatibilidad de su “Centro recreativo” con la vocación de salesiano.

A los cuarenta y tres años, el 3 de octubre de 1893, Ramón Zabalo llamaba a la puerta de las “Escuelas Salesianas de Sarriá” (Barcelona), para ponerse a las órdenes del beato Felipe Rimaldi, quien le dejaba en manos del también beato José Calasanz, como maestro del Latín y de Filosofía y de Teología de Vicente Schiralli. Después de un peculiar noviciado de dos años en Sarriá, Zabalo fue enviado a la nueva fundación de Sant Vicenç dels Horts (Barcelona), como administrador de la obra, que acogía además a sesenta jóvenes seminaristas salesianos. Durante su permanencia en San Vicenç recibió el subdiaconado en Vic, el 19 de septiembre de 1896, de manos del obispo Orgades, el diaconado, en Barcelona, el sábado anterior al domingo de Pasión de 1897, de manos del obispo Catalá y, en fin, fue ordenado sacerdote, el 17 de abril del mismo año, por el obispo de Lérida, Meseguer, en la capilla de su palacio episcopal.

Entre las docenas de papeles desordenados del provincial Rimaldi andaba perdida la petición de fundación de unas escuelas para hijos de obreros en los arrabales de Bilbao, y, más en concreto, en Baracaldo, por Luisa Echavarri. Ésta, antes de morir, había consultado con su confesor, el jesuita Tomás Gómez, qué empleo había de dar a su dinero. El excelente e intuitivo Gómez aconsejó el ofrecimiento a los salesianos. El 31 de agosto de 1897 llegaba Ramón Zabalo a Bilbao, alojándose en la residencia de los jesuitas y presentándose en Baracaldo al día siguiente, para dar inicio a las “Escuelas Salesianas San Paulino de Mola” en memoria de su difunto marido, que se llamaba así.

El intrépido Zabalo, para sacar adelante su obra, llamó a las puertas de la fundición de Altos Hornos, cuyo Consejo de Administración rechazó sus pretensiones. Fue la voz del insustituible jesuita Gómez, principal promotor de la obra, quien movilizó toda su influencia en Bilbao. La obra dura hasta hoy. Los silbidos y los despropósitos se apagaron y la labor de los salesianos prendió en Vizcaya y en Álava. Fue primero en su capital, Vitoria, de la mano del Patronato integrado por Felicia Olave, su apoderado, Benito Guinea y el arquitecto Fausto Íñigo de Retolaza en 1904, siendo ya Zabalo provincial de los salesianos de Madrid y después en Bilbao-Deusto, a la sombra del empresario Tomás Urquijo y Aguirre, quien no sólo creó el Banco de Vizcaya o el Hotel Carlton, sino las bases del excelente Colegio Salesiano de Deusto en 1937.

El fundador de la obra salesiana en Álava y Vizcaya, en sus días de trabajos por Madrid dejó asentados los centros de Salesianos-Atocha y Carabanchel Alto en la villa, así como los centros de Salesianos-Santander, Salesianos-Vigo y Salesianos-Béjar. Pero Zabalo, ojeador en las aceras de las clases populares y como buen catequista y pedagogo, dejó un libro, que fue libro de texto en varias escuelas, titulado Tardes Cristianas, editado en Sevilla, en la Escuela Tipográfica Salesiana, en 1902, y conservado en la Biblioteca Nacional de Madrid. Después de dejar atada la fundación de Salesianos-Paseo de Extremadura, en 1927, fallecía en este centro el 22 de noviembre de 1982.

 

Obras de ~: Tardes Cristianas, Sevilla, Escuela Tipográfica Salesiana, 1902.

 

Bibl.: M. Lasaga, Don Ramón Zabalo. Maestro, comerciante, religioso y sacerdote, Madrid, Sociedad Editora Ibérica, 1946; J. L. Bastarrica, Como el fuego de sus fábricas. Presencia salesiana en Baracaldo (1897-1985), Pamplona, Don Bosco, 1987; F. Rodríguez de Coro, Salesianos Madrid. 1. La España de la rabia y de la regeneración, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 2005.

 

Francisco Rodríguez de Coro, SDB

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