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Diego de Arana

Biografía

Arana, Diego de. Córdoba, c. 1465 – Fuerte Navidad (República Dominicana), 1493. Alguacil mayor del primer viaje descubridor y capitán de la hueste en Indias.

Era hijo de Rodrigo Enríquez de Arana y de Constanza de Alarcón, y primo carnal de Beatriz Enríquez de Arana. Casó con Constanza de Porras, una mujer que aportó buenos recursos al matrimonio. Tuvo una hija, Catalina Enríquez de Arana.

Entre Diego de Arana y Cristóbal Colón hubo conocimiento y buena amistad desde su primera estancia en Córdoba, quizá entre 1486 y 1487. En pago a esa buena amistad y estando de por medio la relación que unía al descubridor con Beatriz Enríquez de Arana, fue uno de los tripulantes del primer viaje descubridor de 1492, con el cargo de alguacil mayor de la Armada. Embarcó en la nao Santa María y recibió 8.000 maravedís por adelantado, a cuenta de los 24.000 de sueldo anual. Cuando la Santa María estaba a punto de naufragar en la costa norte de La Española, Diego de Arana fue enviado por Colón a tierra a informarse a Guacanagarí de lo que ocurría.

Tras decidir el almirante su regreso a España en enero de 1493, Arana fue nombrado capitán de los treinta y nueve hombres que quedaron en el fuerte Navidad y encomendado al cacique Guacanagarí. Con él quedaron también el físico y cirujano maestre Juan, el repostero Pedro Gutiérrez y Rodrigo de Escobedo.

Un pasaje triste de este primer viaje descubridor fue la muerte, al final del verano de 1493, de los treinta y nueve tripulantes que quedaron en el fuerte Navidad.

Hernando Colón, en su Historia del Almirante, hace una buena síntesis. Los cristianos se dispersaron por la isla, en lugar de mantenerse juntos y unidos en el fuerte Navidad, “donde no estaba más que Diego de Arana con diez hombres que perseveraron con él en guarda de la fortaleza, porque todos los demás se habían esparcido por diversos lugares de la isla”. Aprovechando esa situación, el cacique de la Maguana, Canoabo, “prendió fuego a las casas en que habitaban los cristianos con sus mujeres; por miedo del cual huyeron al mar, donde se ahogaron ocho y tres perecieron en tierra”. Años más tarde, su hija interpuso un pleito a la Corona exigiendo una indemnización de 13.455 maravedís por los servicios prestados por su padre en Indias y por su muerte.

Parece ser que el cacique protector Guacanagarí tuvo alguna complicidad en dichas muertes.

 

Bibl.: A. Ballesteros Beretta, Cristóbal Colón y el Descubrimiento de América, Barcelona-Buenos Aires, Salvat, 1945; S. E. Morison, Cristóbal Colón. El Almirante de la Mar Océano, Buenos Aires, 1945; J. de la Torre y del Cerro, Beatriz Enríquez de Harana y Cristóbal Colón, Córdoba, Caja Provincial de Ahorros-Asociación de Amigos de Córdoba, 1984; A. B. Gould, Nueva lista documentada de los tripulantes de Colón en 1492, Madrid, Real Academia de la Historia, 1984; H. Colón, Historia Del Almirante, ed. de L. Arranz, Madrid, Historia 16, 1984; J. Pérez de Tudela, C. Seco, R. Ezquerra y E. López Oto (eds.), Colección documental del descubrimiento (1470- 1506), Madrid, Real Academia de la Historia, Consejo Superior de Investigaciones Científicas- Fundación Mapfre, 1994.

 

Luis Arranz Márquez