Rodríguez, Andrés. León, p. t. s. XVI – ¿Medina de Rioseco? (Valladolid), ú. t. s. XVI. Platero.
Las noticias sobre su vida y su obra, todas ellas posteriores a mediados del siglo XVI, corresponden a la última fase de su trabajo, ya que sus obras conservadas muestran una formación próxima al taller de Enrique de Arfe.
Desde León, trasladó su obrador a la floreciente localidad vallisoletana de Medina de Rioseco, donde se estableció hacia 1560, aunque seguía atendiendo encargos de la iglesia leonesa. Según los datos documentales, en 1556 había terminado una cruz para la iglesia de San Salvador de Gordaliza de
Su punzón (“ANDRE/o/REZ”) está estampado en el hostiario de Villafañe, en las cruces procesionales de Becilla de Valderaduey (Valladolid) y de la parroquia de Santa Marina de León, y en una cruz procesional y en un pie de cruz del museo catedralicio. Fuera de los antiguos límites diocesanos, también llevan su marca una cruz perteneciente al obispado de Oviedo, un hostiario del Ayuntamiento de Madrid y un plato del Gobierno Civil de la misma ciudad. Los trabajos más antiguos son los dos primeros. Las cruces procesionales del museo catedralicio-diocesano y de Becilla de Valderaduey siguen el esquema que utilizó Enrique de Arfe en la cruz de San Isidoro de León: brazos rectos de sección hexagonal con terminaciones circulares y tres cogollos de hojas rematando cada una de ellas, pero los motivos góticos de la decoración han sido sustituidos por otros plenamente renacentistas. Las figuras en alto relieve de los medallones se inscriben dentro del Manierismo figurativo que comenzó a practicarse en la orfebrería hacia mediados de siglo. La cruz del museo leonés data de 1558; la otra está sin datar, pero Andrés Rodríguez terminó en 1556 una cruz para Gordaliza de
En la cruz de Santa Marina, Andrés Rodríguez retomó una tipología de árbol ensayada muchos años antes y empleada por Enrique de Arfe en alguna ocasión. Se trata de una “cruz de gajos”, datada en 1562, en la que los remates vegetales han dejado paso a tornapuntas planas y el Crucificado ha adoptado un marcado contraposto manierista.
Tras la muerte de Enrique Belcove, puede considerarse a Andrés Rodríguez como el orfebre más relevante de León. Su trayectoria artística va desde el más puro Plateresco hasta el Bajo Renacimiento. Rodríguez consumó el cambio de estilo que Belcove no pudo conocer. De su prestigio como platero hay dos pruebas: el nombramiento de contraste de la ciudad, otorgado en 1559 —al que renunció inmediatamente alegando problemas de salud—, y el requerimiento que se le hizo en 1560 para que, junto a Antonio de Arfe y otros afamados plateros de Valladolid y Santiago, opinara sobre el marco de plata o el retablo que se iba a construir para colocar la custodia compostelana.
Obras de ~: cruz para la iglesia San Salvador, Gordaliza de
Bibl.: E. García Chico, Documentos para el estudio del Arte en Castilla. IV. Plateros de los siglos XVI, XVII y XVIII, Valladolid, [Universidad], 1963, pág. 68; G. Ramallo Asensio, “Dos cruces procesionales renacentistas del platero leonés Andrés Pérez”, en Tipologías, talleres y punzones de la orfebrería española, Zaragoza, 1984, págs. 313-318; M.ª V. Herráez Ortega, Arte del Renacimiento en León. Orfebrería, León, Universidad, Secretariado de Publicaciones, 1997, págs. 90-92; “Diócesis de León”, en La platería en la época de los Austrias Mayores en Castilla y León, Valladolid, Junta de Castilla y León, 1999, pág. 174.
María Victoria Herráez Ortega
