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Jerónimo de la Gándara y de la Gándara

Biografía

Gándara y de la Gándara, Jerónimo de la. Ceceñas (Cantabria), 30.IX.1825 – Madrid, 4.V.1877. Arquitecto.

Jerónimo de la Gándara inició su formación en Santander, asistiendo a las clases de dibujo lineal de arquitectura impartidas por Antonio Zabaleta en el Instituto Cantábrico. En 1845, ya en Madrid, ingresó en la recién creada Escuela Especial de Arquitectura, donde de nuevo encontraría el magisterio de Zabaleta, de quien sería además alumno privado. Concluyó sus estudios en 1848 con el número uno de su promoción.

Ese mismo año obtuvo, por oposición, una pensión del Gobierno para ampliar estudios en Roma. Allí coincidiría con los también pensionados Francisco Jareño, condiscípulo y rival, Luis de Madrazo y Bernardino Montañés, entablando con los dos últimos lazos de amistad, especialmente intensos en el caso del pintor aragonés.

Dado que una de las obligaciones de los pensionados era analizar un edificio griego, Gándara visitó Grecia en 1850, siendo uno de los primeros arquitectos españoles en pisar la Acrópolis. Introducido en la élite intelectual griega, fue nombrado miembro correspondiente de la Sociedad Arqueológica de Atenas. Sus dibujos del Partenón, del Erecteion y del templo de Atenea Nike despertaron tal interés que se organizó con ellos y con los ejecutados por Jareño en Paestum una exposición en el Palacio de España en Roma. A su llegada a España fueron exhibidos con gran éxito en la exposición anual de la Academia y premiados con una mención de honor de segunda categoría en la Exposición Universal de París de 1855. Una vista de la fachada oriental del Partenón y varios interiores de casas pompeyanas realizados por Gándara durante su pensionado figuraron en la Exposición General de Bellas Artes de 1856, recibiendo una mención honorífica. La vista de la fachada occidental del Partenón, donada a la Real Academia de San Fernando en 1897 por la hija del arquitecto, Remedios de la Gándara de Rancés, marquesa de Casa-Laiglesia, se expone actualmente en la biblioteca de la institución.

Durante el verano de 1852, coincidiendo con el final de su pensionado, Gándara —en compañía de los pintores Bernardino Montañés, Luis de Madrazo y Benito Soriano Murillo, así como del fotógrafo italiano Giacomo Caneva— visitó numerosas ciudades italianas y europeas, entre ellas, Viena, Múnich, Dresde, Berlín, Düsseldorf, Colonia, Bruselas, Amberes y París.

En enero de 1853 se le prorrogó su pensión un año más, con el fin de que pudiera viajar por Alemania e Inglaterra. Sin embargo, la publicación de la Real Orden de 8 de marzo de 1852 disponiendo que se ofreciera empleo en las escuelas de Bellas Artes a los artistas que finalizaban sus pensiones, le hizo renunciar a la suya y regresar a España en marzo de 1853, integrándose en el cuerpo docente de la Escuela Especial de Arquitectura de Madrid. El interés de la propia escuela en disponer de información sobre la renovación arquitectónica que se gestaba en Europa y sobre las modernas tipologías edilicias derivadas de las nuevas necesidades sociales, permitió a Gándara concluir su pensión durante las vacaciones de verano. Acompañado por el también arquitecto Aureliano Varona, visitó diversas ciudades de Inglaterra, Francia y Alemania, entrevistándose con algunos de los arquitectos más representativos de la época, como los franceses Simon-Claude Constant-Dufeux, Théodore Labrouste y Martin-Pierre Gauthier o los prusianos Johann Heinrich Strack, Friedrich August Stüler y Friedrich Hitzig.

Finalizado su período de formación, le sería expedido el título de arquitecto por la Real Academia de San Fernando el 22 de marzo de 1855.

El magisterio de figuras como Antonio Zabaleta y Aníbal Álvarez, partidarios de una concepción historicista y ecléctica del arte, así como el conocimiento directo de la arquitectura de diferentes épocas y países, son claves para entender la personalidad artística de Jerónimo de la Gándara. Convencido defensor del eclecticismo, Gándara se interesó por todos los estilos arquitectónicos, si bien a lo largo de su carrera siempre prevalecieron su pasión por el arte griego —significativamente se hizo retratar con la Acrópolis de fondo— y su admiración por la arquitectura contemporánea alemana. La combinación de ambos elementos dio lugar a un estilo característico, el “greco-alemán moderno”, que, en definición de Luis Cabello y Aso, consistía en la aplicación de elementos ornamentales griegos a estructuras propias de las necesidades sociales modernas y de los adelantos de la ciencia y la industria. En este estilo realizaría muchas de sus primeras obras, sobre todo viviendas para particulares —destacando la casa-palacio del marqués de Viluma (1857) o un edificio de su propiedad en la calle de la Libertad (1862)—, así como la reforma de la fachada del Senado (1860), añadiendo una nueva portada rematada con frontón.

Gándara pudo conocer de primera mano tanto la arquitectura medieval —le interesó especialmente la islámica, la bizantina y la gótica italiana— como el resurgir de esa arquitectura que desde hacía décadas tenía lugar en Europa y al que no permaneció ajeno. Así, en 1862 proyecta para Valladolid un bloque de viviendas en el que se suma a las corrientes europeas que veían el gótico como un estilo racional y utilitario, perfectamente aplicable a la construcción contemporánea. En otro contexto, dentro del más ortodoxo historicismo, Gándara recurriría a formas del gótico septentrional del siglo XIII para erigir en 1864 el panteón familiar de Manuel Bertrán de Lis en la Sacramental de San Isidro, primer ejemplar neogótico erigido en los cementerios de la capital.

En 1856 proyectó, para la Sociedad Lírica Española, el teatro de la Zarzuela. Inspirándose en diversos teatros europeos, especialmente en la Scala de Milán, el teatro madrileño supondría la definitiva sustitución de la tipología neoclásica por un nuevo modelo teatral característico del período isabelino. El edificio fue prácticamente destruido por un incendio en 1909, siendo el actual fruto de las numerosas restauraciones llevadas a cabo desde esa fecha. La fachada ya había sido modificada en el mismo año de su construcción por José María Guallart, que sustituyó a Gándara al frente de las obras. Las sucesivas intervenciones eliminaron los elementos ornamentales y convirtieron en anodina fachada un ejemplo paradigmático de Rundbogenstil, con su característica combinación de motivos medievales y quattrocentistas, directamente inspirado en las obras de Friedrich von Gärtner que Gándara había conocido en Múnich.

En los años siguientes realizó otros teatros en los que repetiría casi idéntico modelo. En 1864 se inauguraba en Valladolid el teatro Calderón de la Barca en el que aún puede apreciarse la decoración diseñada por el arquitecto, así como su fachada, con arquerías de medio punto superpuestas del más puro estilo Rundbogenstil, variación de la del teatro madrileño. Similar esquema de fachada se repite en el vallisoletano teatro Lope de Vega, inaugurado en 1861, y en el proyecto elaborado en 1864 para Jerez de la Frontera.

Sin embargo, cuando se enfrenta a la realización de un edificio claramente utilitario, como el balneario de Escoriaza (Guipúzcoa), proyectado en 1863 por iniciativa del acaudalado indiano Braulio Fernández Fernández, opta por prescindir de alusiones historicistas para concebir una obra plenamente integrada en el paisaje, acorde con la arquitectura de la región, en la que lo más destacable es la abundante utilización del hierro, material con el que le había familiarizado su amplio quehacer teatral.

Su última obra importante fue el diseño del pabellón español y de las instalaciones anejas en la Exposición Universal de París de 1867. Para esta ocasión, Gándara buscó en la arquitectura española un prototipo característico, encontrándolo en el salmantino palacio de Monterrey. Su elección, no obstante, vino determinada más por motivos simbólicos que estéticos, puesto que venía a encarnar el momento de mayor esplendor político y cultural de la nación española. Curiosamente, el estilo del pabellón de Gándara —el primero levantado por España en una Exposición Universal— no tuvo continuidad, quedando como un precedente aislado entre los pabellones góticos y moriscos que le sucedieron, hasta que en 1900 José Urioste retomara el modelo consagrando el neoplateresco como estilo nacional.

Liberal acérrimo, Gándara vio en la Revolución de 1868 la oportunidad de efectuar una profunda renovación de la arquitectura española que abarcase desde la reforma de la enseñanza hasta el predominio de la construcción pública sobre la privada. En junio de ese año, y, junto con Adolfo Bayo, vocal de las Comisiones de Presupuestos y Hacienda del Ayuntamiento, presentó a la corporación municipal una propuesta de incautación de los cementerios de las sacramentales. Asimismo, formó parte de la comisión nombrada por el ayuntamiento para construir un gran cementerio municipal en los altos de la Moncloa.

Todavía en 1870 proyectó dos importantes edificios públicos: una Escuela de Farmacia en la Moncloa y una Escuela de Agricultura y Granja Modelo en la Florida que no llegaron a realizarse. En ese año, los problemas psíquicos que venía padeciendo hacía tiempo desembocaron en una seria enfermedad que le obligó a abandonar toda actividad profesional y que no hizo sino agravarse —en 1871 se le declararía “incapacitado mentalmente”, nombrándose curadora a su esposa Amalia Aguado de la Sierra— hasta su fallecimiento en 1877.

Una faceta esencial en la actividad profesional de Jerónimo de la Gándara fue su labor docente en la Escuela de Arquitectura de Madrid, en la que ingresaría como profesor ayudante en 1853 y a la que estaría vinculado hasta su jubilación anticipada en 1873.

En 1855 obtuvo por oposición la cátedra de Composición Arquitectónica, asignatura que impartió hasta que, tras la reforma del Plan de estudios de 1864, se le asignó la de Teoría del Arte, algo que siempre consideró ilegal y que empeoró su ya tensa relación con el claustro de la escuela. El 25 de noviembre de 1868, el Gobierno revolucionario le nombró director, pero el inaceptable radicalismo de sus propuestas le llevó a dimitir en menos de tres meses. A la muerte de Aníbal Álvarez en 1870, recuperó la cátedra que durante tantos años había reclamado, pero la enfermedad le impidió reincorporarse a ella.

Pese a todo, su magisterio tuvo un enorme peso sobre varias generaciones de arquitectos –empezando por su cuñado, Miguel Aguado de la Sierra–, contribuyendo de forma decisiva a la renovación de la arquitectura española de la segunda mitad del siglo XIX.

Interesado, como la mayoría de los arquitectos de su generación, por la conservación y difusión del patrimonio artístico, Gándara formó parte de la comisión encargada en 1856 de la publicación de los Monumentos Arquitectónicos de España, empresa en la que colaboró además como director de la expedición artística de los alumnos de la Escuela de Arquitectura a Granada en 1856, así como aportando a la empresa una treintena de dibujos de su mano. En 1859 formó parte como dibujante de la Academia de la Historia para el estudio de los hallazgos arqueológicos de Guadamur y Fuente de Guarrazar (Toledo) publicándose algunos de sus dibujos en la obra de José Amador de los Ríos El arte Latino-Bizantino en España (1861). También formó parte de la comisión que en 1861 se desplazó a Elche para estudiar los mosaicos descubiertos en Algorós (Alcudia), entre ellos el “Mosaico de Galatea”, hoy fragmentariamente conservado en el Museo Arqueológico Nacional. Fue también vocal de la junta directiva de la revista El Arte en España, que vería la luz en 1862.

Además de lo ya señalado, cabe destacar que Jerónimo de la Gándara integró la comisión organizadora de la Exposición de Agricultura celebrada en Madrid en 1853; que en 1858 llevó a cabo reformas en la Cárcel de Mujeres de Alcalá de Henares; que al año siguiente fue encargado por el Arzobispado de esa ciudad de inspeccionar las bóvedas de la Magistral y que en 1861 se le nombró secretario de la comisión creada para dirigir las obras, modificaciones y conservación del Archivo General de Alcalá de Henares en el antiguo palacio de los Arzobispos de Toledo; que en 1863 fue nombrado arquitecto inspector del edificio destinado a albergar la frustrada Exposición Hispanoamericana y vocal de la Junta consultiva de Policía Urbana. En 1868, la Comisión Imperial de la Exposición Universal de París le concedió las Medallas de Oro y Bronce y en 1869 se le nombró comendador de número de la Orden de Carlos III.

Jerónimo de la Gándara fue considerado en su época uno de los arquitectos más importantes de su generación y uno de los de mayor proyección sobre las que le sucedieron. Quien mejor ha definido su personalidad artística, con sus luces y sombras, ha sido Luis Cabello y Aso, antiguo alumno suyo, en la necrología que le dedicó y donde señalaba su esmerada educación artística, su condición de excelente dibujante, su extraordinario gusto para el diseño y la combinación de los diferentes elementos arquitectónicos y decorativos; según Cabello, sus obras revelan armonía, nobleza, sencillez y buen gusto, pero carecen de verdadera originalidad, realizando una arquitectura imitativa en su concepto y en su forma, tendente muy a menudo a la superficialidad y al amaneramiento.

 

Obras de ~: Proyecto de Escuela de Bellas Artes con arreglo al nuevo plan de enseñanza, 1846; pedestal del monumento a Fray Domingo de Silos Moreno, Cádiz, 1853; Proyecto de depósito para caballos padres, Logroño, 1854; reforma de la casa de D. Francisco Camino y Villa en la calle de Atocha 76, Madrid, 1854; Proyecto de monumento conmemorativo del Convenio de Vergara, 1856; Vivienda en la calle de Atocha, Madrid, 1856; Teatro de la Zarzuela, Madrid, 1856; casa para los Srs. Ortiz del Rivero en la calle de Sevilla 4 y 6 c/v a la de Gitanos (hoy Arlabán), Madrid, 1856; proyecto de viviendas para D. Manuel Ruiz Santayana en la Carrera de San Jerónimo 2 y Puerta del Sol 1 y 3, Madrid, 1856; viviendas para D. Esteban Muñoz de Larraínzar en la carrera de San Jerónimo 6, Madrid, 1857; casa para D. Florentino M.ª del Rivero en la calle del Carmen 52, Madrid, 1857; casa-palacio del marqués de Viluma en la calle de San Lucas 4, c/v a Piamonte y a Luis de Góngora, Madrid, 1857; obras de reforma en la Cárcel de Mujeres, Alcalá de Henares, 1858; cuadra y cochera para el marqués de Viluma en la calle de Piamonte, c/v a la de Luis de Góngora, Madrid, 1859; reforma de la fachada del palacio del Senado, Madrid, 1860; casa para D. Lorenzo Abad y Martínez en la plazuela del Ángel 11, c/v a la calle de Espoz y Mina, Madrid, 1860; proyecto de arco de triunfo efímero en honor del ejército de África, Madrid, 1860; vivienda para D. Carlos Villamil en la calle de Santa Isabel 1, c/v a la plazuela de Antón Martín, Madrid, 1861; vivienda para D. Joaquín de Barreda, marqués de Robledo de Chavela, en la calle Jardines 15, Madrid, 1861; vivienda para el marqués de la Pezuela en la calle de Góngora 4, Madrid, 1861; Teatro Lope de Vega, Valladolid, 1861; casa para el marqués de Santa Marta en la calle Ancha de San Bernardo 71, Madrid, 1861; casa para D. Manuel Ruiz en la calle San Juan 48, Madrid, 1861; proyecto de casas para D. José León y Compañía en la calle Veinte de Febrero, Valladolid, 1862; proyecto de mercado para la plaza de Portugalete, Valladolid, 1862; vivienda para D. Justo Gómez en la calle del Olivo 8, Madrid, 1862; casa para el marqués de Santa Marta en la calle Ancha de San Bernardo 69, Madrid, 1862; reforma de la casa propiedad del marqués de Balbuena en la calle de Lavapiés 2 con vuelta a la plazuela del Progreso, Madrid, 1862; casa para D. Ramón de Mesonero Romanos en la calle de San Bartolomé 3 c/v a la plazuela de Bilbao (hoy de Pedro Zerolo), Madrid, 1863; casa para D. Ramón Serapio Egurquiza en la calle de Relatores 3, Madrid, 1863; reforma de la casa de D. Julio Suarez Llanos en la calle del Horno de la Mata 5, Madrid, 1864; edificio para D. Lamberto Fontanellas, marqués de Casa Fontanellas, en la Puerta del Sol (Hotel París), Madrid, 1862; reforma de la casa de D. Luis Portillo en la calle de Leganitos 11, Madrid, 1862; vivienda para la duquesa de Sanlúcar la Mayor en la calle de Peralta 6 y 8 c/v a la prolongación de la calle Preciados, Madrid, 1862; casa para D. Jerónimo de la Gándara en la calle de la Libertad 16, Madrid, 1862; Balneario de Escoriaza, Guipúzcoa, 1863; Teatro Calderón de la Barca, Valladolid, 1863; panteón de Manuel Bertrán de Lis en la Sacramental de San Isidro, Madrid, 1864; vivienda para la duquesa de Sanlúcar la Mayor en la calle de la Flor Alta 3 c/v a la de Peralta 8, Madrid, 1864; reforma de la casa de D. Manuel Bustamante en la calle de Cervantes 5, 7 y 9, Madrid, 1864; proyecto de Teatro y de Mercado de Abastos para Jerez de la Frontera, 1864; cuartel de infantería y caballería de carabineros en las afueras de Atocha en la Avenida de la Ciudad de Barcelona 160, Madrid, 1864; Proyecto de reforma y ampliación del Ministerio de la Gobernación (Casa de Correos) en la Puerta del Sol, Madrid, 1865; Pabellón Español en la Exposición Universal de París, 1867; Viviendas en la calle de Alcalá c/v a Virgen de los Peligros, Madrid, 1868; Proyecto de Escuela de Agricultura y Granja Modelo en la Florida, Madrid, 1870; Proyecto de Escuela de Farmacia en la Moncloa, Madrid, 1870.

 

Fuentes y bibl.: Archivo de la Real Academia de San Fernando, exp. personal, leg. 14-4/2; Archivo General de la Administración, exp. personal, IDD (5) 1.03 31/14.802.

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Nieves Panadero Peropadre

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